Noticias de Cantabria
07-12-2011 10:45

Jordi Sánchez, el popular Antonio Recio, cuenta su vida en un libro

Jordi Sánchez, conocido a nivel nacional por su papel de Antonio Recio en `La que se avecina`, y a nivel local por el de Josep López en `Plats bruts`, se revela en `Humanos que me encontré` como un escritor irónico y tierno. En este libro, de Ediciones B, retrata con ironía y humor la Barcelona de su infancia y el día a día de un actor.

Diplomado en enfermería por la Universitat Autònoma de Barcelona, abandonó esta profesión cuando pudo dedicarse a la interpretación. Lo que asegura que fue gracias a 'Kràmpack', la obra de teatro que Cesc Gay llevó al cine y ganó un Goya revelación. Con esta obra Jordi empezó a ingresar el dinero suficiente para poder dejar la enfermería.


A día de hoy, asegura que vive la vida que más se parece a la que siempre ha querido hacer, y esto es gracias a su familia. Con una compenetración perfecta con ellos puede llevar la vida que lleva, a caballo entre Madrid y Barcelona, para poder grabar 'La que se avecina'. Antonio Recio es uno de esos personajes particulares que a pesar de ser, tal y como él dice, un 'saldo' de persona, cae bien y para él interpretarlo es un regalo.


P.- ¿Cómo describirías este libro?


J.S.- Es un anecdotario más o menos autobiográfico de infancia y adolescencia donde hablo de mi familia y amigos siempre en clave de humor, sin ánimo de ofender a nadie. Es un retrato surrealista y entrañable de familiares, amigos y vecinos que formaban el mundo de mi infancia y adolescencia. Y luego en la segunda parte cuento cosas de mi experiencia en Madrid, a partir de que llegué aquí hace cinco años. Donde relato desde la relación con mis amigos actores, hasta mis experiencias en el AVE. La primera parte sería hasta los veinticuatro o veinticinco años, hago un paréntesis que es mi vida profesional en Barcelona, y luego ya a partir de los cuarenta cuando llego a Madrid.


P.- ¿Qué tiene de ficción?


J.S.- Tiene algo de ficción. Todo lo que sucede es verdad, pero no todo está igual. Los nombres están cambiados, los personajes que se ven se reconocen. Mi padre, mi madre, algunos amigos y vecinos del barrio...


P.- ¿Qué te dicen cuando lo leen? 


J.S.- Se ríen. Ayer me llamó José Luis Gil diciéndome que se había reído a carcajada limpia. Y de eso se trata.


P.- En la dedicatoria del libro dice 'A Violeta. A Arnau. A Eli. Por todo', ¿quiénes son? ¿por qué la dedicatoria? 


J.S.- Son mi familia más directa e inmediata. Por todo, porque tengo la vida que tengo gracias a ellos, son mis hijos y mi mujer. La vida que tengo es gracias a ellos, yo puedo ejercer de actor y he podido trabajar siempre de esto porque nos compenetramos, y cada uno vive un espacio y gracias a eso hago la vida que más se parece a la vida que siempre he querido hacer, y eso es gracias a estas personas que están ahí, mi familia.


P.- ¿Cómo compaginas todo? 


J.S.- Yo empecé a escribir por casualidad, con veinticinco años cuando estaba estudiando teatro. Quería trabajar como actor, y como no sabía si me iban a llamar, cuando terminé en la escuela de teatro de Barcelona, montamos una compañía. Al final quedábamos cuatro, y escribí una obra de teatro, Krámpack, con la que luego Cesc Gay hizo una película a la que le dieron un Goya revelación. Y con esa obra ya me empecé a poder dedicar a esto e ingresar el dinero suficiente para dejar mi antigua profesión, que era enfermero. Entonces con esa compañía estuve diez años, es lo mismo que trabajar sólo de actor. Tú tienes una empresa, en la que escribes tú las obras o las series, y trabajas en ella. Es como trabajar de actor. Con mi productora hice un par de series de televisión, pero es lo mismo. Yo era productor porque no tenía más remedio, a mi no me gusta ser productor, pero es gratificante porque te lo haces todo desde el principio. Pero lo llevaba bien, mi pareja también estaba metida en la producción. Cuando llegué a Madrid decidí romper con eso, porque tenía ganas de ser freelance, entonces sigo escribiendo, pero ya no tengo empresa.


P.- Actualmente, ¿qué proyectos tienes?


J.S.- Actualmente estoy terminando una obra de teatro, que se llama 'Asesinos todos'. Y estoy con 'La que se avecina', que estamos empezando el rodaje. Yo de lunes a viernes estoy en Madrid, y el viernes me voy a Barcelona.


P.- ¿Qué tal llevas el ir y venir? 


J.S.- Bueno, estoy todo el día en el AVE pero lo llevo bien. Son dos horitas, yo nunca habría pensado que viajaría con tanta tranquilidad. Lo cojo a las nueve de la mañana y a las once y media estoy en Atocha. Y los viernes termino a las cuatro, cojo el de las seis y a las ocho y media estoy en mi casa cenando. Se lleva muy bien, porque a mi conducir no me gusta. Me gusta mucho Madrid además, entonces no me supone un problema.


P.- Además el AVE da fruto a anécdotas como las que podemos ver en este libro... 


J.S.- El AVE da fruto a anécdotas, hay mucha gente en el AVE. Hay mucha gente en el AVE y pasa de todo, desde gente que te lee toda la analítica completa del colesterol a un volúmen increíble, hasta chicas que han roto con el novio y lloran destrozadas. Y tú al lado cortadísimo sin saber qué decir.


P.- Retomáis rodaje de 'La que se avecina', donde interpretas a Antonio Recio, un personaje que se ha hecho muy popular, ¿a ti qué te ha aportado? 


J.S.- A mí mucho. Lo de Recio, no puedo andar por la calle con un compañero de la serie. Como vayamos dos no se puede ir por la calle, estamos todo el rato haciéndonos fotos. A mí me gusta porque es como muy malo, tiene todos los defectos humanos concentrados en una misma persona: es facha, homófobo, xenófobo... lo tiene todo. Y que un personaje así le entre bien a la gente es un reto importante. Es un personaje que a la gente le gusta.


P.- Y para ti, interpretar a un personaje tan, digamos, 'especial'... 


J.S.- A mi me gusta mucho el personaje, me parece fantástico. Como persona es un saldo, como personaje es un bombón. Me gusta mucho interpretarlo. No hay que confundir al actor con el personaje.


P.- En 'La que se avecina' estás rodeado de vecinos muy particulares, y en este libro también vemos un retrato de los vecinos de tu infancia y adolescencia, ¿qué tienes tú con los vecinos? 


J.S.- Porque mi barrio era muy especial. Era un barrio de nueva creación, entonces todos los padres tenían la misma edad en todos los bloques del barrio. Todos los hijos empezamos a nacer a la vez, era como un 'Chiquipark' general. Y tenía un encanto, al menos a mi me lo parece, que no tiene ni un pueblo ni una ciudad. Era un barrio especial y daba material para muchas historias.


P.- A día de hoy, ¿también tienes vecinos especiales? 


J.S.- A día de hoy no, tengo tres vecinos y no me ha vuelto a pasar (risas). Tampoco a día de hoy quiero ser presidente de la escalera, como 'El Rancio'. No hay nadie que quiera ser presidente de la escalera, yo no sé por qué el Recio se empeña.


P.- ¿Qué es lo que más te ha costado contar en este libro? 


J.S.- No, contar no, yo pensaba '¡qué no se enfade mi padre!', porque como hablo mucho de él... Y no, lo ha leído y se ha reído. Cuando escribes, si algo no quieres que se note que es tuyo, se lo pones a otro, eso es lo que se hace normalmente. Como yo en ningún momento he dicho que fuera a contar mi vida, ni es una confesión, cuando algo me ha dado corte contarlo o me da vergüenza pues hago que le pase a otro.

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