Noticias de Cantabria
17-09-2012 14:05

Análisis `Caso Bolinaga`

Cuatro hombres sin piedad

No debemos perder de vista que la razón primera de la creación de la Audiencia Nacional fue la de contar con un tribunal independiente capaz de juzgar los crímenes del terrorismo sin verse afectado por la presión política y social del entorno de la ETA, algo que se entendió era imposible si estos juicios se llevaban a cabo en las Vascongadas con el terrorismo etarra.

España es un país tan maravilloso que cuando uno cree que no va a poder llevarse una nueva decepción, se la lleva. Desde el 20 de noviembre de 2011, fecha en la que Mariano Rajoy Brey accedió al poder con un discurso plagado de esperanzas que supuso un soplo de aire fresco para aquellos que hemos vivido con tristeza, desazón y hastío la oscura época del Zapaterismo, esta sucesión de decepciones se ha precipitado de manera vertiginosa hasta alcanzar el apogeo en la materia más sensible para un gran número de compatriotas entre los que me encuentro: la traición consumada a las víctimas del terrorismo llevada a cabo con la liberación del etarra Bolinaga.

Debemos recordar, pues parece que él lo ha olvidado, que Mariano Rajoy Brey era Ministro de Administraciones Públicas del Gobierno de Jose Mª Aznar el 1 de julio de 1997, día en que los españoles de bien celebramos con júbilo y gran emoción la liberación de Jose Antonio Ortega Lara tras 532 días de secuestro y tortura por parte de  Josu Uribetxebarria Bolinaga, entre otros, quien acabó abandonándole a su suerte. Debemos entender por tanto que Mariano Rajoy era conocedor de primera mano de la brillante operación de liberación del funcionario de prisiones y por tanto copartícipe de la valiente y dignísima política antiterrorista de su gobierno.

Lo que no podemos ni debemos entender es qué ha pasado para que Mariano Rajoy, otrora bandera y esperanza de las víctimas del terrorismo, haya dado este brusco y traidor golpe de timón pisoteando de esta manera el impagable legado de aquellos que pagaron el precio más alto para contribuir a un futuro, el nuestro, de paz y libertad. Y esto es así sin ninguna duda porque aunque se escondan tras las togas y la maltrecha, retorcida y exprimida ley, esta traición tiene nombre y apellidos. Se llama Jorge Fernández Díaz, Ministro del Interior, se llama Alberto Ruiz Gallardón, Ministro de “Justicia” y se llama Mariano Rajoy Brey, capo supremo de toda esta barbaridad y cúmulo de despropósitos.

El Ministro del Interior, aprovechando el verano y la modorra colectiva, se amparó en el art. 104.4 del Reglamento Penitenciario para conceder el tercer grado a Bolinaga, alegando razones de índole humanitaria y dignidad personal, circunstancias previstas en dicho artículo. No es intención de este texto desgranar la literalidad del artículo, absolutamente demoledora si de negar el tercer grado se tratara, ahí está el Reglamento Penitenciario para quién lo quiera leer y se dará cuenta, sin necesidad de que uno sea un jurista de renombre, que se trata de una concesión absolutamente discrecional del Gobierno. El objeto de esta reflexión es ir más allá, a la conveniencia o no de aplicar razones de índole humanitaria y de dignidad personal a un sujeto que ha asesinado a tres guardias civiles y ha torturado durante 532 días a un semejante.

Pues así ha sido. En España siempre hay alguien dispuesto a pasar por encima de la razón, la moral, los valores más básicos y no siempre es alguien ajeno a puestos de tanta envergadura. Consumada la primera de las traiciones, la concesión arbitraria, partidista e interesada del tercer grado, el ignominioso Ministro de “Justicia” avaló la decisión de su colega (o compinche), añadiendo un poco más de miseria moral al asunto para finalmente trasladar la patata caliente a la Audiencia Nacional, quien encargó su deliberación a la Sección Primera de la Sala de lo Penal. Ahí, cuatro hombres sin piedad, consumaron la tragedia y el desastre para España, asestando una nueva y quizás mortal puñalada a su dignidad nacional. Con un resultado de cuatro a uno (goleada en términos futbolísticos), en contra de la opinión de la fiscalía y de varios informes periciales que aseguraban que la salud de este individuo no es ni mucho menos terminal, sus Señorías soltaron a Bolinaga, quien jamás se ha arrepentido lo más mínimo de sus crímenes y quien sonreía esta mañana agradecido en un vídeo dirigido a Euskal Herria, en quien asegura “nunca dejó de confiar”.

No debemos perder de vista que la razón primera de la creación de la Audiencia Nacional fue la de contar con un tribunal independiente capaz de juzgar los crímenes del terrorismo sin verse afectado por la presión política y social del entorno de la ETA, algo que se entendió era imposible si estos juicios se llevaban a cabo en las Vascongadas con el terrorismo etarra. ¡Qué duda cabe del fracaso absoluto de este propósito!
Y ahora Sr Rajoy le pregunto: ¿dónde quedaron aquellas intervenciones en las manifestaciones de las víctimas durante su travesía por el desierto de la oposición? ¿Dónde quedaron esos desafíos al gobierno socialista durante la negociación con la ETA que tanto nos enorgullecieron a quienes no hemos variado el rumbo? ¿Se las llevó el viento o acaso sólo eran falacias, maquinaciones, mentiras para captar el voto de las gentes de bien que sí apoyan a estas personas?

Podíamos esperar la traición de un sujeto de la bajeza moral y pobreza de espíritu como Jose Luis Rodríguez Zapatero, pero jamás de ustedes que nos prometieron plantar cara a los terroristas y ofrecieron como garantía su brillante y brava actuación en el pasado; podíamos esperar del anterior gobierno una claudicación, una derrota semejante (por incomparecencia además) frente a la ETA pues conocemos su historial traidor, pero no de ustedes que tanto han sufrido la tragedia del terrorismo y tanto se les ha llenado la boca de palabras como dignidad, justicia, paz, libertad, esperanza; podíamos esperar de los socialistas la politización y maleamiento de la justicia para alcanzar sus espurios fines, ya han demostrado en el pasado su nulo respeto por la separación de poderes y el estado de derecho, pero no de ustedes. Ustedes nos prometieron otra cosa. Nos prometieron dignidad, justicia, equidad, libertad e independencia y han incurrido en todo lo contrario: Una indigna traición que machaca nuevamente la imagen que los españoles tenemos de la justicia.

Ampararse en un tribunal, que precisamente tiene que luchar frente al terrorismo, para liberar a un terrorista, sin el más mínimo motivo jurídico para ello, en contra de las opiniones de la fiscalía y los expertos independientes para cumplir, exclusivamente, con oscuros fines políticos resulta una felonía imperdonable. Implica, asimismo, la claudicación de la ley, el hincar las rodillas frente a quienes quieren destruir nuestra sociedad y la humillación de nuestros muertos y todo ello supone, a mi modo de ver las cosas, el mayor acto de cobardía que desemboca en la mayor traición jamás contemplada en España. Lo cual, lamentablemente, es mucho decir.

Y termino. Decía George Washington que una verdadera administración de justicia es el más firme pilar del buen gobierno. Pues bien, ustedes, los cuatro hombres sin piedad que votaron a favor de liberar a este sujeto, con su actitud titiritera y servil, han contribuido decisivamente al mal gobierno imperante, y con su desprecio a la justicia y su independencia han contribuido a la deshonra del Poder Judicial tirando otra palada de tierra en su tumba. Gracias a todos por sus servicios y corran a coger sus 30 monedas de plata. Tienen derecho a cobrarlas.

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Comentarios(1):

española - 17-09-2012

La administración de justicia Española es un pilar que necesita ser reparado. No funciona correctamente.