Noticias de Cantabria
15-10-2012 13:00

El día de la Hispanidad

Creo que no hay nada peor en la educación de un estado que la parcialización en la enseñanza de hechos históricos, que gusten o no, han acontecido en el tiempo y son parte de nuestras culturas de forma innegable pero, eso sí “adaptable”. ¿A qué me refiero? Pues que con motivo del Día de la Hispanidad, en América Latina y en especial en el Perú se enciende una antorcha anti-española...

... hiperautoctonista y tan estúpidamente errónea que nos hace parecer realmente bobos. 

 

¿Porqué digo esto? Por que durante los casi docientos años que llevamos viviendo como república independiente se nos ha enseñado que los españoles llegaron a nuestras costas a hacer limpieza étnica, violaciones masivas de mujeres, expolio de las riquezas minerales, evangelización sanguinaria y demás atrocidades. La frase “que devuelvan el oro que nos robaron” es tan común y tan inocente que debe perdonarse por ser fruto de una enseñanza sobre el tema completamente adaptada al “sentimiento” nacional, reforzada con izamientos cada lunes de la bandera bicolor con respectivo canto de himno nacional y mano al pecho en los colegios y la obligación bajo pena de multa de plantar la bandera en los tejados cada 28 de julio. Pero vamos a donde quiero llegar desglosando cada uno de los agravios mencionados líneas arriba.

 

Genocidio y limpieza étnica, o matanzas indiscriminadas de la población indígena. 

 

Cuando los españoles llegaron a las costas del Perú o mejor dicho el Tahuantinsuyo (que quiere decir la unión de las cuatro divisiones del territorio controlado por los Incas que eran los gobernantes del  Antisuyo, Collasuyo, Antisuyo y Chinchaysuyo) estaba inmerso  en una guerra civil apocalíptica. Los hijos de Huayna Capac el Inca,  Huáscar y Atahuallpa,  se encontraban batallando entre sí por ser sólo uno el heredero al trono. Nadie sabe cuántos muertos habría ocasionado ya la disputa fraticida pero teniendo en cuenta que eran ambos acérrimos enemigos no es raro pensar que varios miles de habitantes (que no incas, pues este es el término usado sólo para denominar a los gobernantes, es como decir a los rusos todos zares en su tiempo o reyes a todos los británicos)  habían muerto en combate y otros tanto habrían sido víctimas colaterales de la lucha.

 

Además la población de los territorios bajo control Inca no era precisamente agradecida hacia su monarca y ansiaban liberarse de su yugo más pronto que tarde y estaba esperando una sola señal para levantarse en armas, ya que eran también etnias sometidas a los cusqueños y por más que se haya pintado en los libros de escuela lo buenos que eran los conquistadores incas con los subyugados, cabe pensar, dada la sociedad agrícola que era, que se hubiesen cometido actos poco dignos de ser mencionados a los alumnos del Perú actual, digamos ejecuciones sumarias y violaciones como actos de guerra del vencedor como sucede hoy en pleno siglo XXI. Pedro Barrenechea, el más ilustre historiador de los tiempos de los Incas narra: “...los cayambis, un pueblo rudo y desconocido, resisten al ejército incaico, y hacen huir por primera vez a los orejones, dejando en el campo indefenso y en peligro de muerte al Inca. Éste tiene que usar para someter a los cayambis métodos que contradicen la proverbial humanidad de su raza y las tradiciones pacificadoras del Imperio: matanzas de prisioneros, guerra sin cuartel a mujeres y a niños, incendio y saqueo de poblaciones....”.

Los huancas, chancas, lurinhuancas y un largo etcétera de pueblos y sus caciques aportaron hombres y mujeres y materiales y víveres a los conquistadores, participaron en el sitio de Cusco, en la liberación de la recién fundada Lima y en innumerables batallas ganadas y perdidas siendo invalorable el peso que dieron a la conquista final del Imperio, no sólo fueron,  los “13 del Gallo” quienes con caballos, mosquetes y acero derrotaron a 12 millones de indios, idea que por si sóla es completamente absurda. Como lo es pensar que los blancos de España asesinaron a un pueblo entero, ya que la realidad es que de eso se encargaron  las enfermedades que trajeron. (pestilencias)

 

Es bueno recordar también que en las guerras de la independencia (tener en mente, como curiosidad para el que no lo sepan, que José de San Martín y Simón Bolívar fueron oficiales del ejército español, incluso el último nacido en España) los ejércitos realistas de las colonias del Virreynato del Perú estaban formados por indios, mestizos y negros absolutamente leales a la Corona, como el Brigadier indio Mateo Pumacahua, acérrimo defensor de la causa realista, que sepamos el Rey envió a las costas peruanas a unos 7000 insuficientes, soldados españoles (para reforzar el Ejército Real del Perú y entre ellos los 1950 soldados de Regimiento de Cantabria, de los que desembarcan en Callao no más de 300) que dígase la verdad no fueron determinantes en estas guerras (como se nota en el atrincheramiento por largos años en el  Castillo del Real Felipe de Lima junto con otros ciudadanos españoles hasta su capitulación “... tomando el mando de ésta fortaleza el brigadier español José Ramón Rodil y Campillo, quien, negándose a reconocer la capitulación de Ayacucho, se encerró en la fortaleza y resistió el sitio de las fuerzas patriotas al mando del general Bartolomé Salom hasta el 22 de enero de 1826, en que entregó la plaza al ver que la ayuda de España no llegaba...”.) sino que el grueso de la guerra se llevaba a cabo entre los propios habitantes del  Perú, mestizos, indios y negros.

 

Cabe señalar que en los 300 años de colonia y los años de conquista no hubo estos genocidios sistemáticos que se quieren hacer ver.

 

Expolio de las riquezas

 

Cuánto revanchismo se ha inculcado a los peruanos sobre las riquezas que los españoles nos robaron cuando éramos colonia. Qué poco nos han contado de los ricos mercados que nacieron y prosperaron en la misma, como por ejemplo en  Lima, La Ciudad de los Reyes, que era poderosa y rica en esos tiempos y de eso nada se dice... De hecho, el expolio ya se daba en tiempos de los Incas y los habitantes de Imperio estaban más que descontentos por ello. El historiador Waldemar Espinosa Soriano cuenta que: "...el Talón de Aquiles del Estado Inca era que las etnias (o naciones, o reinos) que lo componían no estaban ni cohesionadas ni unidas. No funcionaban como francas e incondicionales socias del Estado...".

 

Pero, ¿cuánto de ese oro llegó a España y benefició a los habitantes de la península?. Por lo visto una parte fue a parar a Inglaterra, otra a las guerras en Flandes y el resto... al fondo del mar, poco verían las gentes de a pié de esas riquezas ya que es justo apuntar que a España "únicamente" se enviaba un 20% de la producción de oro en concepto de impuestos, los denominados "quintos reales".¡El resto se quedaba en América! Pero ese dato, claro está en el colegio no te lo cuentan porque posiblemente los profesores mismos ni lo saben, si no, por ejemplo ¿de dónde se cree que salió el dinero para levantar las ciudades que hasta hoy existen?. Cabe recordar que la frase “Vale un Perú” se decía aún en tiempos de la República, por algo sería....  Hoy mientras escribo estas líneas Perú  es unos de los mayores productores de oro, plata, cobre y estaño del planeta, sin contar con la riqueza maderera, petrolera, de gas natural y  marítima que docientos años después de la independencia, debería haber bastado para convertirlo en una potencia regional... cosa que no ha sucedido... Hay otro dicho que reza “que el Perú es un mendigo sentado en un banco de oro” y permítanme decir que no tengo idea de cómo interpretar esa frase pues digo yo, ya le valdría al mendigo este trabajar un poco ese banco... 

 

Hay otra idea que nos inculcan en las escuelas que es la dice que a América sólo llegaron delincuentes y cazurros tanto en la conquista como en  la colonia pero siempre me he preguntado lo buenos que debieron ser estos indeseables a la sociedad y lo tontos que serian los peninsulares al enviar a la gente que construyó tan bellos edificios coloniales, puentes, palacios, puertos, caminos, etc., etc., etc., porque si no lo otro es pensar que no sólo llego lo peor si no también llegó otro tipo de personas “de bien” como médicos, arquitectos, ingenieros y demás similares... ¿no?

 

Esta última perla es muy conocida en el Perú “si nos hubieran conquistado los ingleses seríamos distintos”, vaya que sí porque para comenzar ni un solo peruano moderno sería capaz de pronunciar esta frase pues todos estaríamos bajo tierra ya que los amigos rubios no necesariamente fueron amiguitos de los indígenas norteamericanos, véase hoy el tipo americano promedio y las minorías éticas quienes las conforman: hispanos mestizos, afroamericanos y chinos... ¿y los nativos norteamericanos? Pues vaya usted a saber si hay todavía.

 

Debería difundirse por bien de los propios descendientes de los indios peruanos que jamás fueron esclavos del español blanco ni del mestizo enriquecido, sí hubo abusos (como los hay ahora y si no ver un poco cómo trabajan en  Foxcom) y atropellos, pero por no cumplir las Leyes de Indias emitidas por el Rey Carlos de España y de ahí la figura de los Oidores que reportaban todo abuso y no cumplimiento de educar y evangelizar a los nuevos súbditos, pues eso eran considerados los peruanos del Virreinato, mas no así los negros traídos como animales desde África incapaces de adecuarse a las minas de los Andes y tratados como esclavos, despreciados por blancos, mestizos e indios. Hay quien diga del genocidio en las minas de oro, pero hoy mismo en el siglo XXI ¿no vemos acaso en Sudáfrica explotación del hombre por el hombre?

 

El papel de la Iglesia

 

La Iglesia en la época de la conquista y colonia, hay que entenderla como lo que fue,  un brazo político y el papel que desempeñó en la conquista del Imperio de los Incas no tuvo un carácter peor ni mejor del que tuvo en la misma Europa en esos tiempos. 

Hay que resaltar que la Iglesia llegó a convocar una cruzada en pleno territorio español para expulsar al rey de Granada y en el mismo año que Boabdil entregaba las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos, Colón llegaba a América, la descubría para los europeos occidentales aunque los nórdicos ya hubiesen llegado a costas del norte del mismo continente tiempo atrás como lo demuestran los emplazamientos vikingos hallados en la zona del Québec canadiense actual, pero no es el tema ahora.

 Lo que quiero dar a entender es que la Iglesia llegó con el mismo plan de acción que tenía en aquellos tiempos, las mismas cruzadas dirigidas a medio oriente. 

El truco urdido por Pizarro junto a los representantes eclesiásticos es más que conocido y pone a la Iglesia en un aprieto pues una mancha que se recuerda como algo vil cuando  “...al entrar a la plaza el único español que le salió al encuentro fue el fraile Vicente de Valverde, quien a través del intérprete(... )efectuó el Requerimiento donde se le ordenó aceptar el cristianismo como religión verdadera y someterse a la autoridad del rey Carlos I de España y al papa Clemente VII,  acto seguido le entregó un misario y un anillo como regalo, Atahualpa al ver que carecían de significado para él (...) y al decirle que la Biblia tenía la palabra de Dios y llevándosela al oído y decir – yo no oigo nada – los tiró al suelo; esta acción causó `indignación` en los españoles, quienes inmediatamente rompieron el silencio al disparar su artillería y fusiles....”, dícese que 13 españoles con armas de fuego del siglo XIV mataron a 20 mil indios ese día, aunque la realidad es otra, pero se usa esta escena de masacre en los colegios para dar a conocer lo irredimiblemente viles que fueron  los españoles en la conquista, cuando la verdad fue que los mismos caciques más poderosos abandonaron a su suerte a Atahuallpa, pero esa es otra historia. 

Hay que traer a la memoria que la Iglesia en la cultura andina tan solo reemplazó las momias que paseaban los indígenas por figuras llevadas en andas y que los mismos habitantes del Imperio asociaron las figuras católicas a sus propios dioses, claro está por hábiles maniobras de propaganda y misiones de la Iglesia. Pero tampoco fue todo tan atroz, en la colonia Martín de Porras o Rosa de Lima, ambos santos o el mismo Bartolomé de las Casas fueron ejemplos de devoción y entrega al prójimo todos ellos católicos.

 

Conclusión.

 

Es infantil, estúpido, ignorante y bochornoso negar y renegar del Día de la Hispanidad, pues de ese mestizaje doloroso y a la vez sensual ha nacido mi cultura peruana y en general de toda América de habla castellana. Ni los españoles fueron los ogros venidos del infierno ni los indios fueron inocentes palomas entregadas a un baño de sangre. Lamentablemente es, eso sí, la herencia de clasismo y racismo que nos quedó (no que nos dejaron) de la conquista y colonia donde el blanco europeo miraba por encima del hombre al blanco nacido en la colonia (criollos o peruleros) a la vez que este hacía lo propio con los mestizos y estos en su turno a los indios y estos a los negros. Baste nombrar que el cruce de un mulato o mulata con un blanco era conocido como “saltapatrás” es decir que “mejoraba la raza” para darse cuenta del alcance de ese racismo que perdura hasta hoy y contra el cual debería lucharse en este día de celebración y no centrarse en la tontería de los españoles esto o lo españoles lo otro. Yo por tanto estoy orgulloso de ser hispano por mi herencia, por mi idioma y por mis orígenes, ni soy Inca ni soy europeo, soy fruto de mi historia, rica y apasionante que es bueno conocer y reconocer así que no todo fue blanco ni negro sino que hubo un sinfín de matices que fueron forjando nuestras propias naciones y que en este día se celebra ese nacimiento. 

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Comentarios(3):

español - 23-10-2012

Excelente artículo con gran contenido histórico que debería marcar ejemplo dentro de España y más concretamente en Cataluña dónde hay excelentes personas excepto cuando se toca el tema antiespañol, debido al mal hacer de los políticos, que afecta a la educación, y que tiene pinta de ir a peor.

Anacorente - 21-10-2012

Está visto que los españoles y la iglesia la hicieron parda en América.

CMM - 13-10-2012

Buen articulo, muy real, nada visceral y con gran sentido comun