Noticias de Cantabria
22-12-2012 21:34

Más liderazgo y menos política con el emprendimiento.

Hace casi dos años y medio el Gobierno de Aragón me invitó a dar una charla sobre la planificación vital del emprendimiento, en la que vaticiné a la nutrida concurrencia que se preparasen para escuchar al “candelabro” social todo tipo de bondades sobre lo maravilloso que es iniciar tu negocio y las grandes ventajas que te reporta.

 

 

 Que les hablarían de valentía, ideas, proyectos, oportunidades, riqueza, planes de negocio, subvenciones, incluso de los míticos Business Angels. Les dije que nuestros dirigentes habían agotado el término “I+D+i” (con todo tipo aclaraciones sobre lo que quiere decir esa “i pequeña”) y que ahora iban a por “El Emprendimiento”. 

 

Les puse sobre la pista que poca gente les hablaría de sacrificio, mínima preparación, gestión del fracaso, reinventarse, caerse y levantarse, impuestos, apoyarse, cooperar, trabajar sin dinero y sobre todo de la actitud vital positiva que debían adquirir para apasionarse por lo que les venía por delante. Que se arrimasen más a la gente que les hable de estas cosas ofreciendo su apoyo que a los que se lo tomasen como un trámite. 

 

Animé a que charlaran con los emprendedores de toda la vida; aquellos que tuvieron un negocio, una tienda, un taller, una pequeña empresa, posiblemente familiares y les hiciesen una pregunta: ¿Lo volverías a hacer?. Habría historias de todo tipo. Trasmitirán muchas decepciones, sacrificios y problemas, pero en términos generales se percibe el orgullo de haber cogido las riendas de su destino, sea cual fuese. 

 

Dos años y medio después, el vaticinio se ha cumplido y llegó el Tsunami, con más ilusión que criterio, con más presupuesto en publicidad que en microcréditos, con más titulares que proyectos, con más foros que emprendedores, con más griterío que criterio y abanderado por quienes jamás sintieron lo que es pagar una nómina de su bolsillo. 

 

La funcionarización del intento de emprender, (si se me permite innovar en denominaciones) resulta paradójica. Todo lo que venga del Estado tiene una función importante y que sigue sin cumplirse: facilitar, quitar problemas, dejar de molestar a fin de cuentas. Los negocios que salen de los laboratorios de ideas gubernamentales acaban siendo los problemas presupuestarios del mañana en la inmensa mayoría de los casos y en Cantabria tenemos muchos ejemplos. El emprendimiento es un negocio en si mismo, donde muchas de esas entidades de reconocido prestigio viven de la existencia de estos programas, sin demasiada preocupación por la casi nula efectividad de sus acciones. 

 

Cantabria, con una población similar a la de algún barrio de Madrid dice tener más de 60 entidades de apoyo a los emprendedores. Todos a lo mismo, sin elementos diferenciales o especializados, pero todos preocupados por su cuota de Loading... posicionamiento y su presupuesto. Sin liderazgo real de quienes emprenden o aludiendo a una más que discutible representatividad sectorial. Es evidente que eso no tiene sentido y su propio funcionamiento consume la inmensa mayoría de los pocos recursos dedicados al asunto. 

 

El mejor apoyo a un emprendedor es dejarle en paz y esforzarse en desarrollar un auténtico ecosistema de emprendimiento, donde reunir capital intelectual, infraestructuras baratas, no demasiado dinero y sin duda la experiencia de quienes ya han pasado ya por esta, o ocurrirá como con el I+D y la Innovación, que los esfuerzo económicos acabaron mayormente en la creación y mantenimiento de estructuras públicas dedicadas a engordar el collar y olvidarse del perro. 

 

Mientras que nosotros nos volcábamos con el ladrillo, Tel Aviv, con la quinta parte del dinero que, por poner un ejemplo reciente el Gobierno de Cantabria metió en un fallido proyecto industrial, plantó la semilla de la segunda comunidad más dinámica del mundo en creación de empresas y proyectos tras Silicon Valley. 

 

Tenían todo en contra: Idioma raro, conflictividad bélica, no podían vender a sus vecinos, falta de infraestructuras y con tan solo 8 millones de habitantes. Pero se lo tomaron en serio, muy en serio y desde luego no lo lideraron quienes jamás se jugaron su dinero pero teorizaron ampliamente sobre el asunto. Es sintomático que los mejores edificios de sus parques tecnológicos no son de uso gubernamental y el coste de su construcción un 40% más bajo. 

 

Vivimos en una sociedad que no nos educa desde pequeños para emprender, para ser los timoneles de nuestro futuro profesional, aunque como padre reconozco los tremendos esfuerzos individuales de algunos maravillosos educadores por cambiar este clima. 

 

Los valores como persona y como equipo, la honradez, el tratamiento positivo del fracaso, el éxito alcanzado con honradez, el criterio propio y el espíritu de sacrificio no está en el programa formativo familiar y ahí encontramos la raíz de muchos de nuestros problemas. Un ecosistema equilibrado de emprendimiento está obligado a potenciarse desde la infancia. La España de los próximos 20 años lo precisa. La actual no se si tiene remedio. 

 

La ola emprendedora actual viene de la necesidad de trabajar, de la ausencia de plazas de empleo público y ofertas de trabajo privadas. Es una marea difícil de gestionar, pues carecen de muchos de los fundamentos mínimos necesarios para mantenerse viva, donde tal vez el principal es la ausencia casi absoluta de demanda y movimiento económico y en eso si que ha de implicarse el Estado. 

 

En el discurso habitual se oye hablar de lo complicado que es crear una empresa, de la falta de ayudas económicas, de lo complicado de los trámites, incluso de la propuesta de que la administración contrate preferentemente emprendedores. Si estos son los problemas de alguien que quiere iniciar su negocio, lo mejor es que no lo intente. Si eso le crea un problema, a ver cómo reacciona cuando llegue la búsqueda de clientes, el pago de nóminas, las retenciones, el pago adelantado del IVA, la competencia feroz, la obligada innovación, el absentismo, los impagos, o la peor de todas: el clientelismo generalizado… No se puede intentar emprender si se sigue queriendo ser el hijo caprichoso de papá Estado. El primer paso es madurar y Loading...tomar conciencia de la situación; de nuestros obligaciones y deberes; olvidarse del Estado. 

 

Es necesario tocar fondo para darse el impulso que nos permita sacar la cabeza para respirar y la situación actual es la propicia para tomar decisiones valientes, que no busquen titulares, foros y mesas populosas e incómodamente inútiles. Es tiempo de valientes en todos los ámbitos, pero sobre todo por parte de quienes ostentan posiciones de liderazgo en cualquier ámbito. 

 

Es el momento de quitarse de encima lo que no ha funcionado ni funcionará jamás. Pregunten más, a quien lo consiguió, a quien no lo consiguió, a quien quiere colaborar, a quien no está viciado o a quienes son capaces de proponerles planteamientos diferenciales. A gente mucho mas creíble que la Administración. Es el momento de tomarse en serio algo tan importante. Y si fuese posible, se alcance un consenso al respecto o que no molesten y dejen actuar a quienes desde la iniciativa privada, sin fotos, sin titulares, sin grandes discursos, lo intentan a diario. 

 

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Comentarios(2):

Trenti - 22-12-2012

Me ha encantado el artículo. Como siempre, Marina dice verdades como puños. Muy fan

haberlos hailos - 03-01-2013

Los emprendedores de antes lo tenian mas facil porque sabian que con esfuerzo y trabajo conseguirian llegar porque habia un mercado,ahora no tienes credito de los bancos,ni ayudas reales( solo de anuncio publicitario de los gobiernos que a la hora de la verdas se traducen en nada o en algo para muy pasado mañana),la familia está ahogada para poder ayudarte y si despues de pasar todos estos obstaculos decides lanzarte resulta que llegas y ves que no tienes mercado porque todos estan en las últimas y subsistiendo como pueden.Emprendedores, emprendimiento,empresarios...no valen frente a la nada existente