Noticias de Cantabria
28-05-2016 07:00

Centenario de la fábrica de aviones en La Albericia

Este año se cumple el centenario de la fabricación de aviones de guerra en las instalaciones de La Albericia, a través de la Sociedad Española de Construcciones Aeronáuticas y Similares (S.E.C.A.S.) que se constituyó en el año 1915, en Madrid, con un capital social de un millón de pesetas y con el propósito de fabricar aeroplanos e hidroaviones con patentes extranjeras y después españolas.

        Esta empresa estaba presidida por el Conde de Maceda, Montero Mayor del Rey, siendo director gerente Francisco de Aretio y se decidió la instalación de los talleres en la ciudad de Santander, dado el prestigio aeronáutico que había adquirido la ciudad, especialmente de la mano de los aviadores cántabros Juan Pombo y Salvador Hedilla.

       El Ayuntamiento de Santander cedió los terrenos necesarios para que pudieran levantarse unas naves y mientras estas se construyeron, se utilizó una nave de la calle Castilla, dónde después estuvo el garaje Iberia, que resultaría quemado en 1930. Los talleres ocuparon dos naves de 40 por 15 m. y una altura de 15 m., dotadas de agua corriente y energía eléctrica y estaban organizadas en sección de carpintería, construcción de hélices, secado de colas y barnices mediante una estufa, fragua y soldadura autógena, así como la nave de montaje.

       La fábrica estuvo bajo la dirección técnica de Juan Pombo Ibarra, siendo jefe de los talleres el ingeniero Luís Acedo Pérez. Pombo quería formar un buen equipo de trabajadores y contó con su amigo Enrique Bolado, con quién había realizado la primera travesía de Santander a Madrid, como jefe del equipo y escogió en su ciudad a trabajadores cuyo oficio tuviera relación con la tarea a realizar: Tirso López, Ismael Arce, José Álvarez, Felipe Terroso,… llegando a tener una treintena de operarios; varios de ellos, acompañados del ingeniero Luís Acedo, fueron enviados a la factoría francesa de Villacublay, dónde aprendieron las técnicas constructivas durante dos meses, llegando Felipe Terroso a idear herramientas que facilitasen el trabajo y que fueron adoptadas por los franceses. Y Acedo diseñó ya en Santander una máquina que se construyó para curvar madera.

        Aunque la idea inicial era fabricar tres modelos, un monoplano, un biplano monomotor y un biplano bimotor, al final se decidieron por el biplano monomotor Morane-Saulnier M. S. 8 y se adquirió un aparato al fabricante francés para que sirviera de modelo, el cual llegó por ferrocarril a Santander en marzo de 1916.

       Se comenzaron a fabricar aeroplanos con la licencia Morane-Saulnier y la Aviación Militar encargó doce unidades de biplanos con un motor Hispano de 140 CV., de fabricación española. En junio de 1916 salió el primer aeroplano de la factoría, que fue bendecido por el Obispo de la Diócesis, Vicente Santiago Sánchez de Castro; en estos días visitaron la factoría de La Albericia los capitanes de la Aviación Militar, Alfredo Kindelán y Emilio Herrera, quedando gratamente satisfechos de la organización y funcionamiento de la misma y el propio Herrera acompañó a Pombo en algunos vuelos de prueba. El periódico ABC lo expresaba así “Hemos visto en esta fábrica de Santander como se hace un avión de guerra…[…] He visto cortar las maderas en listones finos, pulidos, ahuecados, formar las nervaduras de las alas, armar el fuselaje de acero, todo el armazón, aparentemente frágil, de un pájaro de guerra. Asombra la liviandad de los materiales: trozos de pino, alambres retorcidos, pedazos de lienzo sobre los que se extienden varias capas de barniz. El hombre imita a la Naturaleza; paréceme ver el esqueleto agrandado de un insecto, sus élitros, sus alas transparentes, hasta su cabeza desmesurada dentro de la cual va el motor…”.

        Cada aparato que se fabricaba era sometido a pruebas en vuelo que realizaba el propio Juan Pombo en Santander; después se desmontaba y embalada para trasladarle por ferrocarril a Madrid y en el aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid), sería nuevamente montado y el propio Pombo volvería a probarle y entregarle a la incipiente Aviación Militar. El Morane-Saulnier M.S.8 era un aparato de 7,9 m. de longitud y una envergadura de 8,2 m., con un peso de algo más de media Tm y salvo el motor y las ruedas, todo se fabricaba en La Albericia. El aparato que hacía el número 8, fue expuesto en la tienda de Jaime Ribalaygua, dónde fue admirado por los santanderinos.

         En abril de 1917 concluyó la entrega de esta docena de aparatos y se cerró la fábrica, dadas las dificultades que la Primera Guerra Mundial planteaba para la obtención de materiales de los que carecía nuestro país.

         Finalizada la guerra, la fábrica no reanudó la actividad y Santander perdió la oportunidad de su reapertura, pues las influencias políticas hicieron que se abrieran en Guadalajara unas nuevas instalaciones aeronáuticas. Cantabria se conformó con ver cómo otros se aprovechaban del esfuerzo realizado para abrirse camino en una técnica pionera en nuestro país; curiosamente el utillaje de esta fábrica de Santander iría a parar a Guadalajara, dónde se constituyó en 1923 la empresa Construcciones Aeronáuticas, S. A. (CASA), empresa aún existente y seña de identidad nacional en la construcción aeronáutica.

      No me gustaría que esta pequeña, aunque grande, historia de nuestra ciudad, pasase desapercibida y las autoridades competentes bien pudieran hacer un gesto que recordase ésta efemérides.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Comentarios(1):

paco - 28-05-2016

Preciosa historia