Noticias de Cantabria
12-06-2008 10:00

Orbasmos por un plagiario

Resulta ensordecedor el griterío de orbasmos u obamaorgasmos lanzados por varios plumillas de turno en torno a la nominación de Barack Obama como candidato Demócrata a la presidencia de Estados Unidos. La permanente baba deslizada por la progresía mediática en torno a Obama se apoya en una mera cuestión racial, resultado de esa culpa blanca tan típica de la corrección política.

Cualquiera que haya seguido la trayectoria de este cuarentón Obama sabrá que su nominación se debe bien poco a sus méritos políticos y menos aún a sus logros legislativos. Su encumbramiento es resultado de la urgente necesidad de las izquierdas norteamericanas anidadas en el Partido Demócrata de ver en la Casa Blanca a uno de los suyos, cualquiera que no sea un Republicano, ni tampoco la Clinton.

Porque la coronación de Obama y el consiguiente derrocamiento de Hillary constituye el argumento de la novelesca serie que han dado en llamar "primarias Demócratas", con papeles estelares para la esposa cornuda, la esposa celosa Michelle, los reverendos racistas, Chelsea, Bill, Rezko, Ayers, los delegados, los superdelegados y... el gran Obama de protagonista. Se trataba, en fin, de un argumento que ha acabado con la patada a la saga de los Clinton y la fabricación de un cuento de hadas llamado Barack Obama. Su número total de votos populares ha sido inferior que el de Hillary de haberse contado –como reclaman siempre los Demócratas– todos los votos, los de Florida y Michigan también. Pero no. La Clinton fingió claudicar el sábado a cambio de que la campaña de Obama le pague los veinte millones de dólares adeudados por ella en estos meses y así... ver qué pasa hasta la convención en Denver.

Ni Hillary, ni nosotros, ni nadie que haya seguido cercanamente estas primarias, puede ser ajeno a que el mérito mayor de Obama ha sido el contar con un sagaz equipo de campaña que, además de escribirle pomposos discursos, ha jugado sin escrúpulos la baza étnica. Ante eso, entre la progresía de lo políticamente correcto el triunfo de Obama se celebra con orbasmos sólo equiparables a los elogios a la Mamá Grande del célebre relato de García Márquez. Porque en las últimas décadas, Estados Unidos ha elevado muchas veces ya a otros hombres y mujeres de color a puestos importantes en presidencias de empresas y negocios de primera categoría: desde un Dick Parson en la Time Warner, a un Stanley O´neal en la Merrill Lynch, o un Ken Chenault en American Express... y así hasta puestos en el Tribunal Constitucional (Clarence Thomas) o en carteras importantes en la Casa Blanca (Condoleezza Rice o a Colin Powell...), por citar algunos.

Lo de Obama sería para festejarlo de verdad si su nominación se debiera auténticamente a su carácter y a sus logros, no sólo por razón de su raza. Porque tenía razón Martin Luther King, Jr. cuando hace cuarenta años nos contaba con el corazón y con la verdad que tenía el sueño de que sus cuatro hijos vivieran un día "en una nación donde no se les juzgue por el color de su piel sino por el contenido de su carácter". Bien parece hoy que muchos de quienes elevan a Obama a las alturas están ignorando el carácter real de Obama y sustituyendo eso meramente por la cuestión racial. Justo lo que no pedía Martin Luther King, Jr. De ahí que todos estos orbasmos mediáticos resulten trágicamente hipócritas y artificiales. No es complicado comprobar que Obama no aporta ideas nuevas sino que está utilizando el mismo libreto fallido de la progresía Demócrata en estas últimas décadas: el de McGovern, Carter, Mondale, Gore, Kerry...

Por eso Obama plagia y lo hace de manera descarada, como prueba su último discurso de aceptación de la nominación donde los paralelismos con lo dicho por el Democrata Mario Cuomo en la Convención Nacional Demócrata de 1984 son casi exactos. Casi sonrojan por el parecido y por el descaro de Obama, tal y como hoy damos cuenta en Diario de América al hilo de un interesante vídeo comparativo donde se reproducen algunos ejemplos de esos plagios. Cuomo atacaba a Reagan, ahora Obama ataca a McCain, cambia algunos lugares y algunos detalles,pero suena a más de lo mismo.

Lo de Obama, por tanto, no es nada nuevo. Se trata de la última producción artificial de las izquierdas norteamericanas en su desesperado intento de alcanzar el poder con un libreto tan usado como errado. La novedad radica en haber incluido ahora a un candidato pseudo-mesiánico y protegido por la carta racial en un mundillo de sandez políticamente correcta. Que Obama logre o no la presidencia no se deberá tanto a sus ideas o a su carácter, sino a la actual apatía en la campaña de John McCain, cuyo liderazgo carece todavía del necesario apoyo de los conservadores, hartos ya de tanta derecha acomplejada. En noviembre tendremos la solución. Por nuestra parte, y aunque puede que haya alguna entrada esporádica en estas próximas semanas, nosotros volveremos de nuevo en este blog "Democracia en América" a finales de agosto, ya con el inicio de las convenciones y con todo lo que ocurra hasta noviembre en la elección presidencial. ¡Feliz verano a todos!

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Comentarios(1):

Espectador - 12-06-2008

Los americanos son muy dados a la parafernalia,y estas elecciones son una prueba mas.Todo es una campaña de marketing,muy bien estudiado por un equipo que dirige al cien por cien a los candidatos de uno u otro bando.No hay lugar para la improvisación.El verdadero poder,el financiero,es el que pone y el que quita,los que estan detras de cada partido.Veremos que sucede ,pero dudo que Obama llegue a la presidencia.