Noticias de Cantabria
04-08-2008 10:00

Tradición regionalista

La tradición del regionalismo en Cantabria. Especial referencia a la Segunda República; ése fue el título de la conferencia con que nos deleitó esta semana mi buen amigo el Dr. D. Ángel Madariaga de la Campa en su enésima intervención en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

En la misma consideró tres etapas para su estudio. La primera denominada de conveniencia que comprende desde la proclamación de la República hasta finales de 1931. Una de las primeras voces que se hace oír desde el diario El Cantábrico es la de Víctor de la Serna, quien utilizando argumentos económicos propone la constitución de una Mancomunidad de Castilla Septentrional formada por las provincias de Santander, Burgos, Palencia y Valladolid. Por su parte el diputado Radical Socialista por Santander Manuel Ruiz de Villa, también a través del mismo diario, es partidario en caso de tener que estar Santander en un Estado federal, de la unión con las citadas provincias. Igualmente El Diario Montañés durante varios meses publicó diversos editoriales apoyando el sistema foral e histórico por ser compatible con la Monarquía. A su vez la Liga de Contribuyentes era partidaria de la federación Castilla-León, con Burgos como capital y Santander como puerto regional.

La segunda etapa denominada de selección abarca los años 1932 a 1935. Esa época se caracteriza por los intentos de dotar ala región de un Estatuto y de precisar su contenido. Así José del Río (Pick) desde la sección Aire de la calle en La Voz de Cantabria, volvía a insistir, como ya lo había hecho en 1923, sobre la conveniencia de la unión con Castilla. Maximiano García Venero era partidario, en función de unas afinidades económicas y culturales, de la unión con Asturias, tal como lo manifestaba en La Voz de Cantabria el 2 de octubre de 1932.

El representante más caracterizado del anti autonomismo fue Vicente de Pereda, hijo del novelista, el cual no apreciaba en Cantabria ningún sentimiento de regionalista y se mostraba reservado ante una decisión tan importante, cuando a su juicio, lo primero que debiera hacerse, antes de la unión con Castilla, era la consulta, era la consulta a las provincias castellanas implicadas, así como la realización de los oportunos estudios, que junto a la celebración de asambleas sobre el particular, aseguraría el éxito de nuestro regionalismo. A partir de ese momento, diversos especialistas en el tema, como Enrique Diego Madrazo, Deogracias Mariano Lastra y Gabino Teira Herrero, entre otros, exponen sus opiniones en artículos y conferencias, incluso el abogado José L. García Obregón llegó a proponer la creación de una Liga Regionalista Montañesa que sirviera para crear un estado de opinión y encauzar el movimiento regionalista existente.

La tercera etapa  que llamaremos de decisión final, comprende la situación creada tras las elecciones del Frente Popular, produciéndose más a nivel político que popular una opinión generalizada del  establecimiento de un Estatuto para Cantabria. Así el Partido Republicano de Izquierda Federal hace entrega del Estatuto Cántabro-Castellano en junio de 1936 en el Ayuntamiento y en la Diputación, del que Antonio Orallo había hecho un anuncio previo en el periódico El Cantábrico el 28 de mayo.

La declaración de la Guerra Civil no permitió que las primeras gestiones oficiales efectuadas pocos días antes entre las autoridades de Burgos y Santander junto con las respectivas Cámaras de Comercio pudieran  haber continuado.

El 27 de julio de 1936 se crea en la provincia de Santander un Comité de Guerra formado por cuatro militares (dos comandantes, un capitán y un teniente) y cinco civiles (tres de PSOE-UGT, un comunista y uno de la CNT). El 14 de septiembre siendo Gobernador civil de la provincia Juan Ruiz Olazarán se forma un nuevo Comité del que formaron parte diversos políticos que después serían designados Consejeros del Consejo  Interprovincial de Santander, Burgos y Palencia, de conformidad con el Decreto de 23 de noviembre de 1936 como continuación del Comité Provincial que desde el inicio de la sublevación dirigió la política en Cantabria hasta febrero de 1937.

El número de Consejeros designados según el art. 56º del Estatuto Provincial de 20 de marzo de 1925 sería el doble de los diputados que determinaba el citado texto legal (siete para Santander), es decir, catorce. Los Consejeros eran designados por las organizaciones políticas y sindicales que formaban parte del Frente Popular, con antigüedad anterior a primero de enero de 1936, publicándose después su nombramiento en el Boletín Oficia de la Provincia  de Santander. La presidencia la ostentaba el Delegado del Gobierno y en la primera sesión que celebrasen, procederían a la votación secreta de dos Vicepresidentes y de un Secretario.

Se han explicado extensamente las actuaciones realizadas por las distintas Consejerías, en Sanidad, Agricultura, Cultura y Asistencia Social, así como de las instalaciones de Comedores Populares y de Hospitales de Sangre por toda la geografía montañesa. El 26 de agosto de 1937 la capital santanderina era ocupada por las tropas franquistas y las autoridades civiles y militares republicanas huyeron al exilio unos y otros fueron tratados como prisioneros y posteriormente juzgados por tribunales militares y algunos ejecutados.

Al perder la guerra la República, el nuevo Gobierno nacional sindicalista prohibió cualquier clase de regionalismo.

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Comentarios(9):

montani - 30-12-2008

El nombre , cántabro-castellano , de forma implícita reconoce la castellanidad de Cantabria

Jose Mª Agüeros - 25-08-2008

Muy buena labor de síntesis y claridad en los antecedentes.

Para montani - 23-06-2010

Por favor, infórmate un poco antes de de afirmar algo tan falso o bien no manipules. Ese nombre nada tenía que ver con la supuesta castellanidad de Cantabria, sino que el estatuto recogía la posibilidad de que municipios del norte castellano se sumaran a la frustrada autonomía cántabra.

Para Montañés - 23-06-2010

No nos hace falta inventar ingendros. Esa unión no tendría razón de ser, y si el critero económico fuera el único a tener en cuenta, nada mejor que anexionarnos por ejemplo a Estados Unidos o Alemania.

Montañés - 17-11-2008

Está muy bien explicado el devenir histórico de las ideas regionalistas en La Montaña, que como se ve, y de manera mayoritaria, eran partidarias de una unión, federación o mancomunidad con las provincias de Castilla. Algo que debería de hacer recapacitarnos en la actualidad, replanteándonos si no sería conveniente la unión de Cantabria con Castilla o, como mínimo, el establecimiento de unas especiales y estrechas relaciones con Castilla y León. A los ciudadanos de Cantabria nos beneficiaría este nuevo marco autonómico.

Desde Reinosa - 12-08-2008

Es de agradecer que de vez en cuando se nos recuerde la historia. Gracias Sancho por adentrarnos en lo que tenemos que saber de nuestra querida región. Otro interesante artículo que te superas poniéndote el listón muy alto tú mismo. Convences, llegas y agradas. Los ciudadanos de Cantabria debemos fijarnos en personas como tú, que utilizando los medios y formas adecuados, consigues llegar adentro del ser humano. Eso si que hoy es difícil. Soy un gran admirador de la Verdad con esperanza de lo bien hecho en un futuro no muy lejano. Espero impaciente tu próximo artículo que seguro disfrutaré nuevamente. Gracias maestro.

Un lector - 11-08-2008

Se refiere el articulista a la tradicion regionalista durante la II República y no a etapas anteriores....

regionata - 04-08-2008

y nos olvidamos de las instituciones premedievales cantabras, del pleito de los nueve valles, la sociedad cantabra de amigos del pais en el siglo XVIII, etc...o sea, hay pa dar y tomar

Lope - 01-10-2012

El señor Victor de la Serna, al que alude Sancho Michell, en en artículo publicado en El Cantábrico en mayo de 1931 invitaba a los cántabros a desechar la denominación "Cantabria", a no usarla. ¡Con dos cojones!.