Noticias de Cantabria
22-07-2017 07:00

Ecoterrorismo

A la única especie que le preocupa el resto de las especies que pueblan este planeta llamado Tierra es a la humana, cuando a la propia Naturaleza le preocupa muy poco, por no decir nada, ya que al estar en continua evolución, si desaparece alguna de ellas, aparecen cientos.

Una cosa es la investigación para saber qué, cómo, quién, cuánto desaparece y qué, cómo, quién, cuánto aparece. Algo que desde siempre ha sido así y continuará in infinitum. Cada época climática ha tenido su expresión con especies propias de ella. Unas especies aparentemente aparecen, algunas han sobrevivido y transformado, mientras que otras han desaparecido. Una de las Leyes naturales.

Lo habitual, con o sin especie humana a su alrededor, todas y cada una de las especies que habitan este planeta, es que sorteen como puedan cualquier cambio climático, adaptándose para poder evolucionar. ¿Ha ocurrido alguna catástrofe terráquea porque hayan desaparecido los bisontes y los osos de las cavernas? La adaptación de las especies a cualquier cambio climático ha formado parte del progreso durante los miles de millones de años de existencia de este planeta. Si, como se asegura, nueve de cada diez especies están aún por descubrir, habría que pensar que el número de especies rondaría entre tres y cien millones, pero sin catalogar en un archivo global.

Toda transformación necesita de una adaptación, incluidas una serie de soluciones en cada momento. La evolución conlleva la desaparición. Las migraciones animales, al desplazarse y adaptarse, son las que sobreviven para continuar la especie. La presuntuosa especie humana metomentodo, gran desconocedora de las leyes naturales de supervivencia, cuando las especies no humanas no entienden de legislaciones, ¿ha de preocuparse por algo que ya se preocupa, y mejor aún, la propia Naturaleza?

Y, de hecho, cuando la especie humana interviene en la naturaleza crea desequilibrios, y muchos, haciendo que proliferen especies en ámbitos fuera de lugar, debido fundamentalmente a una presión faunística de factura esquizoide: Las ballenas grises, por poner un ejemplo, durante millones de años, han sobrevivido a numerosos ciclos de cambio climático, es decir, a períodos más o menos globales y sucesivos de calentamiento y glaciación. Así que intervenir sobre especies en peligro de extinción es como querer parecerse a los dioses, y todavía faltan unos cuantos millones de años terrestres para conseguirlo.

Con el paso del tiempo se ha confundido el terrorismo ecológico con ecologismo, léase la moda de adoptar animales exóticos como mascotas fuera de su entorno habitual y dejarlos abandonados cuando sobrepasan a su discernimiento neuronal desmielinizado, provocando graves perjuicios en cualquier ecosistema, como el que se extingan otras especies animales, sin más.

 

Con lo caro que cuesta humanizar a la especie humana como para malgastar en pretender humanizar a la especie animal olvidándose, en general y a golpe autocrático, que las miserias son soportadas por sus vecinos.

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