Noticias de Cantabria
10-02-2011 10:00

Sobreendeudamiento

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, acudió a la Moncloa para pedir más dinero y 35 competencias, y se llevo lo único que Rodríguez Zapatero es capaz de dar hoy, más deuda, así CIU podrá pedir a otros 2.500 millones de euros adicionales en préstamos.


Es cierto, que la mala situación financiera de la Generalitat no es imputable a Artur Mas, sino a la sucesión de gobiernos nacionalistas y socialistas de Pujol, Maragall, y Montilla, y especialmente a este último y su alianza con el separatismo de ERC.


Cataluña, por su situación mediterránea y su condición fronteriza, es una comunidad llamada a liderar el crecimiento económico nacional, sin embargo en los últimos años no ha sido así. En la década que va entre el año 2000 y el 2009, el crecimiento de su PIB, que es equivalente al de su riqueza, se ha situado en el puesto 15 de las 17 comunidades autónomas, solo por delante de Asturias y Baleares.


Además su deuda pública, la más elevada del país, tiene la peor calificación de España, o lo que es igual, es la que más dudas ofrece de  poder ser devuelta en tiempo y plazo.
El acuerdo con Zapatero de optar a un mayor endeudamiento, justo cinco días más tarde de prometerle a Angela Merkel lo contrario, es pan para hoy y hambre para mañana.


Los préstamos, tanto de Mas hoy, como de Montilla ayer, no son gratis, los pagan los catalanes, que ya pechan con unos impuestos superiores a los de sus vecinos aragoneses o valencianos. Los más ricos pagan entre dos y cuatro puntos más de impuesto sobre la renta, y otro adicional en el de Actos Jurídicos Documentados cuando, por ejemplo, adquieren una vivienda.


Como bien ha señalado Alicia Sánchez-Camacho, el nuevo President merece un voto de confianza siempre que utilice la nueva emisión de deuda dentro de un programa severo de recorte del gasto superfluo y de supresión de empresas públicas.
La fabricación de nuevas naciones resulta cara, tanto en términos de libertades, como de coste económico. Las imposiciones de etiquetados, rotulación, doblajes e inmersiones obligatorias no son gratis, y la apertura de embajadas y el reparto de subvenciones fuera de la su comunidad, tampoco.


La visita ha sido de Artur Mas, pero podía haber sido de cualquier otra autonomía. Los gobernantes deben pensar solo en las necesidades de sus ciudadanos y no en hacer ingeniería social con supuestas identidades perdidas a cargo de los bolsillos de aquellos.


Miguel Barrachina Ros
Diputado Nacional por Castellón

 

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