Noticias de Cantabria
Opinión 17-10-2018 16:05

Ataque a la libertad de expresión,

¡Cómo cambian los tiempos! Al partido socialista cuando estaba en la oposición le valía todo: acusaba por cualquier cosa, insultaba, utilizaba toda clase de sospechas, aún sin fundamento, manipulaba con posverdades esgrimidas con gran habilidad, pero cuando llegó al poder.....

 

¡Cómo cambian los tiempos! Al partido socialista cuando estaba en la oposición le valía todo: acusaba por cualquier cosa, insultaba, utilizaba toda clase de sospechas, aún sin fundamento, manipulaba con posverdades esgrimidas con gran habilidad, pero cuando llegó al poder, en plena crisis de credibilidad por fundadas acusaciones basadas en investigaciones periodísticas que ponen en duda la honorabilidad de muchos miembros, habla de otra forma, se solivianta, y está pensando en imponer una ley restrictiva de la información, y aún amenaza con perseguir a los periodistas con una ley mordaza.

¡Cómo cambian los tiempos!

 

La vicepresidenta del Gobierno no ha dejado de exteriorizar lo fina que tienen piel, cuando van cayendo sus ministros que no tienen un historial que sirva de modelo, en un equipo que cree moralista. Difícil en un PSOE, que por todas partes aparece la inmoralidad de su historial.

Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, en el discurso inaugural de las XVI Jornada de Periodismo de la Asociación de Periodistas Europeos, ha afirmado que la Comunidad Europea debe revisar la legislación en materia de libertad de expresión. Y ha venido a reconocer que «la libertad de expresión no lo resiste todo, no lo acoge todo.» Y aboga por «mirar, a qué tipo de regulación conjunta, se debe hacer en la Unión Europea para empezar a tomar decisiones».

Cuando estaban en la oposición no era así, no abogaba por ninguna regulación. Sus acusaciones cáusticas, sin real fundamento, como en el caso de Casado, eran legítimas para ellos, pero ahora por acusaciones con fundamento referida a la ministra de Justicia por los sucios asuntos en que estuvo implicada, y al ministro de Ciencia, Innovación y Universidades por saltarse las obligaciones con Hacienda, resulta que necesitan asegurarse de las noticias que se han atrevido a publicar algunos medios de expresión.

Es verdad que las falsas noticias no ayudan al desarrollo de una sociedad democrática, ni a los derechos, como dice la vicepresidenta Calvo, pero esto hay que pensarlo siempre, no sólo cuando uno es atacado. Además, es cierto que eso no se puede permitir, puesto que «El juego de noticias falsas, esas fake news, no están ayudando a reforzar nuestra democracia», dogmatizaba Pedro Sánchez desde Nueva York. Pero en lugar de proponerlo como defensa, cuando se está en el poder, lo debía haber puesto en práctica cuando estaba en la oposición, como base de la forma de actuar en una asentada democracia. Punto en el que insiste la vicepresidenta, en las jornadas de la Asociación de Periodistas, ya que el destrozo, que causan con su actuación en los derechos de los otros, son irreparables para la sociedad española.

Con estas palabras bien se pueden interpretar que pretenden limitar el sentido del artículo 20 de la Constitución: «Se reconocen y protegen

los derechos: a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción… d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.»

La libertad de expresión en este artículo de la Constitución es clara, pero ante la endeblez de este Gobierno, que ha llegado legalmente, pero con el peligroso juego de ponerse en manos de terroristas y separatistas, y con unos miembros que hacen agua por todas partes, a pesar de las glorias que se dijeron en un primer momento, es lógico, que vean zozobrar la nave que están dirigiendo sin un timón seguro, y expuesto a todos los vendavales, de los mismos que le alzaron al poder. Como se ve, ya advierten que no les queda más que caminar hacia una dictadura, anulando las Cámaras que no dominan, legislando por decreto, y limitando la crítica que necesariamente les tiene que llegar. Ante esta situación es hora de que se den cuenta que están en la cuerda floja.

Y lo peor es que son conscientes de ellos, como refleja la vicepresidenta Calvo en su discurso ante la Asamblea de Periodistas: «Estamos ante el viejo dilema de la autorregulación o la regulación. Esa vieja frase en la que hemos vivido de que la mejor ley de prensa es la que no existe.» ¿Cuántas y cuáles han sido las críticas que su partido hizo de otra época, para que ahora añore o considere que habrá que pensar en ello en su gobierno?

Cuan lejos de la verdad está todo este discurso de la vicepresidenta del Gobierno. No alega por la verdad de los hechos, sino el que no se publiquen situaciones concretas reales: como la circunstancia del presidente con un título de doctor, conseguido con una tesis hecha con toda clase de retales, copiando un 21%, y sin una argumentación coherente; una ministra de Justicia que, como miembro del ministerio fiscal, ha estado metida en situaciones de conspiración; el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades que en realidad ha soslayado sus obligaciones con el Fisco, y la ministra de Educación y portavoz del Gobierno ocultando bienes, y por si fuera poco todos ello han mentido sobre sus condiciones. La situación es caótica, no saben como salir del pozo en el que están metidos, y encima, la vicepresidenta quiere explicar lo inexplicable mediante una ley que limite el periodismo. Con su discurso ha venido a revelar los bandazos que están dando sin ninguna orientación.

Y para colmo del debate, plantea el peligro en que se pone la democracia, que como decíamos en un artículo anterior con la negación de la igualdad por las izquierdas, ya habían dejado fuera la democracia los actuales gobiernos de izquierdas. Y como consecuencia afirma sin ambages: «La viabilidad del modelo democrático es un bien superior a proteger. La libertad de expresión no lo resiste todo y lo han dejado claro en sus sentencias los Altos Tribunales.»

Si algo se rechaza en el mundo político es la demagogia, pues este discurso de la vicepresidenta del gobierno es un modelo de demagogia. Y esa es su forma de expresarse y dirigir la política de Estado el actual ejecutivo.

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Comentarios(1):

T de AM - 17-10-2018

El PSOE ha sido, es, y será, una guarida de delincuentes.