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Opinión 19-08-2018 22:28

De mal en peor

Sorprende que Pedro Sánchez tomara el poder con el apoyo de lo menos atractivo para la sociedad democrática: independentistas, nacionalistas radicales, proetarras, republicanos de salón y mareas mareadas,  etc.Vista la situación que vive España en este momento, no me cabe más que aconsejar cuanto recomendaba García Lorca: "Mira a la derecha y a la izquierda del tiempo y que tu corazón aprenda a estar tranquilo".

Estando en Barcelona, en el homenaje a las víctimas de los atentados, y aprovechando el momento de montarse en el coche oficial, miles de personas le dedicaron un sinfín de improperios.

Sorprende que Pedro Sánchez tomara el poder con el apoyo de lo menos atractivo para la sociedad democrática: independentistas, nacionalistas radicales, proetarras, republicanos de salón y mareas mareadas,  etc. Pero sorprende más que lo hiciera en nombre de la regeneración política, sin darse cuenta de que con los apoyos obtenidos no se puede regenerar nada aunque sí degenerarlo del todo. Y efectivamente así ha sido, ha degenerado el panorama social y el político, ha aventado de odio su mala gestión e incitado al pueblo a abuchearle allí donde acude; recuerden su visita a Barcelona y su visita a Doñana con Merkel. Lentamente se está ganando el desprecio y la animadversión de los españoles. De momento, ya es el hazmerreír de los mentideros políticos europeos; incluso algunos desearían que acudiese a Bruselas, por aquello de que esa ciudad se ha convertido en el estercolero de Europa desde que acogió decenas de etarras y a Puigdemont y a su tropa mal avenida.

Ha traicionado a quienes le apoyaron, a toda la ciudadanía (recuerden la publicación de las listas de defraudadores), a sus votantes, al propio PSOE y a su Gobierno. Septiembre se le presenta muy duro en la calle y en el Parlamento. “Suerte” que se murieron de repente los jubilados que llenaban las calles pidiendo lo que este caprichoso del mediocre postureo ahora les niega.

Pero lo peor de todo es que se han aliado las televisiones para tapar la mala gestión de este Gobierno (desgobierno), ocultar la corrupción que atenaza al PSOE y falsificar hasta los telediarios. Para ello se ha rodeado de afines y regalado cargos a diestro y siniestro; mejor dicho ha regalado cargos a lo más siniestro del panorama informativo. Y así nos cubre el pelo. Ayer, estando en Barcelona, en el homenaje a las víctimas de los atentados, y aprovechando el momento de montarse en el coche oficial, miles de personas le gritaron "farsante", "imbécil", "hipócrita", "cardo", "cerdo",... pero eso no ha salido en las TV como no salieron los miles de abucheos cuando embarcaba hacia Doñana, donde la ciudadanía presente en la playa puso a caldo a su compañera y a su persona. A eso se llama desinformación, degeneración informativa; pero a ello solo se llega cuando, quienes tienen que informar, ya participan de esa degeneración. Lo de la falsedad e irregularidad de su tesis doctoral lo dejamos para otro momento, sobre todo para no añadir más elementos de corrupción y falsedad. Por cierto, tampoco se ha tratado en las tertulias ni en los telediarios. ¿Ha sucedido lo mismo con el máster del tal Casado, hoy fuera de toda duda, según a universidad que lo impartió?

En fin, visto lo visto, ya vale todo, como en Tabarnia y en Tractoria. Echen una ojeada a lo sucedido el sábado en Gerona, donde los aficionados del Real Valladolid fueron amenazados por grupos fascistas del independentismo catalán. Y todo porque portaban una bandera de España con el escudo de su equipo en el centro. ¿Cómo hemos de llamar a esa actitud? Acciones así no forman parte de la libertad de expresión. La afición castellana no hizo nada que no hagan otras aficiones futbolísticas  de España. En estos temas, el Gobierno demuestra una cobardía inusual. Sorprende que no se haya reinstaurado el 155, por necesidad. Al menos, en este tema, Rajoy supo estar a la altura, aunque se aplicara mal por imposición socialista.

Vista la situación que vive España en este momento, no me cabe más que aconsejar cuanto recomendaba García Lorca: "Mira a la derecha y a la izquierda del tiempo y que tu corazón aprenda a estar tranquilo".

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