Noticias de Cantabria
18-11-2015 18:07

Reflexiones al atentando de París

Miguel López Sintes.- Ante unos hechos de una naturaleza tan espantosa, como los que se han producido en Paris, no cabe otra posibilidad que expresar de cualquiera de las maneras la mayor de las repulsas.

Estamos viendo como los ciudadanos de a pie muestran su dolor y repulsa en la calle, con la colocación de flores, velas, manifestaciones y a través de los nuevos medios, las redes sociales. Las instituciones con actos más solemnes, banderas a media, declaraciones, firmas y hasta un acto muy emotivo como el producido en la opera de Nueva York, cantando todo el mundo la Marsellesa con Placido Domingo al frente.

Y en todo este gran impulso social del dolor, aparecen unas lógicas ansias de venganza y animadversión. Y otras voces que buscan dentro del drama, el origen en actuaciones pasadas, y la mala conciencia que debemos tener por ello.

Los poderes políticos, es de suponer que alejándose del calor emocional, estén analizando y buscando soluciones a este grave problema, tanto desde la perspectiva policial-militar como de respuesta a la lógica inquietud social ante la presencia en nuestro entorno de núcleos humanos que representan los valores que llevan a este terrorismo.

Y esto último enlaza con esa mala conciencia que algunos nos reclaman.

Somos una sociedad que a lo largo de siglos, con todo tipo de guerras y conflictos y en muchos de los casos con la religión de por medio, hemos conseguido conformar unas relaciones de tolerancia y convivencia más que aceptables que nos permiten tener un nivel de desarrollo que se extiende al resto del globo. Un camino que no ha sido nada fácil. Y ahora aparecen ciertas corrientes (hace tiempo) de pensamiento donde nos piden un acto de flagelación, en aras a un análisis (según su criterio) equilibrado y equidistante. Unas corrientes que basan nuestra responsabilidad en el transcurrir histórico, por lo cual la sociedad es responsable y debe auto inculparse tanto de la desaparición del oso en el Pirineo, como de las penurias que pasan los pueblos más remotos del África subsahariana.

Y digo yo que ya está bien. Que nosotros no tenemos la culpa de que en África durante siglos no se haya desarrollado una lengua escrita, que en la India prime una sociedad de clases, o en el altiplano andino la mujer doble los riñones para un paupérrimo resultado. Podríamos seguir largo rato.

Que estos asesinos de Paris, están amparados por una determinada sociedad, por una determinado ideología y nosotros tenemos todo el derecho a reclamar a esa sociedad y esa ideología su parte de responsabilidad en estos hechos

Yo no estoy dispuesto a que me abofeteen, y encima tener que asumir que alguna culpa tendré yo en su forma de actuar. Equidistancias las justas. Y claro que el Islam no ampara en su conjunto estos comportamientos. Pero no estaría de más, que al igual que nos demandan respeto y comprensión con sus usos y costumbres en nuestra sociedad, hicieran lo propio en la suya. En sus ansias por acercarse al disfrute de nuestra sociedad, una de nuestras aportaciones es la tolerancia. No solo la Coca-Cola y los Smartphone.

Si esto no lo entienden, algo tendremos que hacer. Nos ha costado mucho llegar aquí para regresar a la edad Media.

 

 

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