Noticias de Cantabria
27-09-2016 18:45

Si fráctus illabatur orbis

Lo que tiene que preguntarse «Míster no» es: ¿Qué parte del no, no entienden los españoles? Si se mira en detalle la expresión, ninguna, y se lo mostraron bajándole escaños en el Parlamento y en las elecciones Gallegas y del País Vasco. Porque el «no», no tiene partes, sino que constituye un conjunto inseparable de la dureza de una mente, encerrada en sí misma, y navegando fuera de la realidad....

Lo que tiene que preguntarse «Míster no» es: ¿Qué parte del no, no entienden los españoles? Si se mira en detalle la expresión, ninguna, y se lo mostraron bajándole escaños en el Parlamento y en las elecciones Gallegas y del País Vasco. Porque el «no», no tiene partes, sino que constituye un conjunto inseparable de la dureza de una mente, encerrada en sí misma, y navegando fuera de la realidad. Las necesidades de la sociedad son abiertas y no pueden encerrarse en un «no», que conduce a la perdida de toda comprensión.

Pero no se trata sólo del momento actual, ese «no» tiene detrás una inexorable historia. Todavía se recuerda bien, que cuando nombrado secretario del PSOE, andaban por Europa eligiendo los cargos para regir la Comunidad Europea, y los partidos habían llegado a un acuerdo para distribuirse los cargos. Los populares y los socialistas se habían adjudicado cada uno su esfera de poder, y llegó «Míster no», e hizo votar a los suyos contra lo acordado por el partido socialista europeo. ¿Qué oposición tenía que hacer al partido socialista europeo para votar que no al acuerdo? No tenía ninguna justificación aquella negativa, sólo demostrar quién era «Míster no». No estaba de acuerdo ni con los suyos.

¿En qué momento ha llegado a comprender a los demás? Habla mucho de que es capaz de hablar con todos, pero ¿con quienes se ha entendido? Para llegar a sus opacos objetivos, entregó Ayuntamientos y Autonomías a oscuros movimientos populistas, que caminan cuesta abajo a la destrucción de la convivencia ciudadana y a la ruina de su partido, como anuncian las encuestas. ¿No es capaz de reflexionar ni ante la realidad que le hunde? No es, porque no se le hayan dicho mentes experimentadas de su partido y periódicos de izquierdas, pero, por lo visto, no existe nada más que su soberbia, y la necesidad de mantener un puesto.

¿Qué gloría quiso conseguir presentándose para la presidencia del Gobierno? Sabía que no tenía votos suficientes, y que no los iba a conseguir, o estaba ciego, pues los cálculos eran evidentes. En estas circunstancias se ofreció al rey para formar Gobierno, lo que era lanzarse a una piscina que sin agua, y salió descalabrado, aunque se quiera justificar diciendo que fue para salvar la situación. Esto nos hizo caminar a unas nuevas elecciones, que le dijeron que se había equivocado, perdiendo escaños, y no se ha convencido de que está situado fuera de juego. Pero ya puede estar España sufriendo por causa de este inconsciente, que él se pegó unas vacaciones el mes de agosto, sin considerar la necesidad que había que dar una solución al tema del Gobierno.

Y cuando llega de vacaciones, y como por su causa no se había solucionado el problema, se lanza al diálogo de sordos, llamando al partido que tiene que dar la solución si él no lo obstruye, para decirle que «no» cuente con él para dar resolver este embrollo. Y con mayor inconsciencia que la vez anterior, se vuelve a precipitar a pescar en río revuelto, probablemente para descalabrarse de nuevo, pues no tiene otro pensamiento, que construir un Gobierno, como bien lo califica Pérez Rubalcaba, de Frankestein, y propugna la costa del mediterráneo, esto es, del terror. Si piensa que con ese Gobierno va a salvar su secretaria general en el partido, a lo mejor lo logra, pero ¿cuál es el destino del España?

Con esto quiero decir, que como dice Dante, en la Divina Comedia, a la entrada del infierno, «perded toda esperanza», lo mismo se puede entender de «Miste no». La solución es muy clara y sencilla, que se ceda para formar Gobierno, y que el partido socialista vaya a la oposición, como le han aconsejado todas las mentes cuerdas de su partido, y donde podría condicionar en gran medida el Gobierno que se forme, porque al partir éste con tan limitada mayoría, siempre estará a disposición de una oposición responsable.

¿Pero hay alguna posibilidad de que evitemos unas terceras elecciones? Nadie lo ve claro. Si los barones del PSOE, que ven la solución no se imponen, por la dinámica de la estructura del partido, seguiremos la misma marcha. Seguirá para todos siendo «Mister no», y como dice Horacio «si fractus illabitur orbis, impavidum ferent ruinae» (si cayera el mundo hecho pedazos, las ruinas le sobrevendrían impávido), y seguiría repitiendo «no y no». Y según la última experiencia de las elecciones Gallegas y de Euskadi, ante la caída de su partido permanece inconmovible.

 

 

 

 

 

 

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