Noticias de Cantabria
El criticón 17-05-2018 07:00

Educar en Cataluña….?

Pedro Arce Díez.- Como pueden colegir, tengo dudas de que en Cataluña se esté educando en el sentido estricto del término; creo más bien que se está adoctrinando y ello con un claro sesgo independentista y de valores de respeto nulos.

En mis primeros años de ejercicio docente, Cataluña era el faro que intentaba iluminar a todos en los nuevos métodos pedagógicos, la vanguardia de España, las escuelas de verano, etc. De allí venían destinados a Cantabria colegas que sólo hablaban de las bondades del sistema en Cataluña, abochornándonos en algunas ocasiones por nuestro singular retraso, aunque a alguno le tuvieron que espetar: “Pues si tan bueno era el sistema en Cataluña, haberte quedado allí”.

Han pasado los años, las décadas, y nos hemos encontrado de bruces con la realidad, la triste realidad, dónde en Cataluña aún he visto hace muy poco tiempo barracones para acoger a los alumnos; los libros de texto presentan distorsiones, disparates y mentiras sobre temas tan elementales como la literatura, la geografía o la historia y ya saben aquello de tan manido de un texto de geografía que afirma tajante que “el Ebro es un río catalán que nace en tierras extrañas”, en cuyo texto ya se vislumbra el ánimo excluyente. Lógicamente, los inspectores centrales ni se atreven a visitar los centros.

En cuanto al idioma, ya hemos visto como se ha legislado y se practica la absoluta exclusión del español, en beneficio de catalán, cuando nuestra Constitución consagra la coexistencia de ambas lenguas, con casos esperpénticos como expulsar a algún profesor por hablar en el recreo o comedor con algún alumno castellano-parlante en su lengua materna; o las multas impuestas a comerciantes por el simple hecho de rotular en castellano.

Y han tenido que llegar los últimos meses para ver la verdadera cara del “catalanismo” en la Educación. Con el silencio cómplice del gobierno de España, PSOE y PP, los catalanes han estado décadas socavando los cimientos del Estado y las normas emanadas de éste y adoctrinando a los alumnos en el odio a España, enseñándoles una historia que no se corresponde con la realidad y hacerles tragar, en exclusiva y a la fuerza, con el catalán, independientemente de sus deseos, su derecho a usar ambas lenguas oficiales y el deseo de los padres, últimos responsables de la educación de sus hijos.

Y esto no es retórica, pues el desprecio a todo lo español, a todo símbolo nacional, ya fuera el himno o la bandera, la Monarquía, los toros o cualquier otro aspecto que nos define como país; no solo desprecio, pues las imágenes de pitadas al Rey, quemas de retratos o banderas y otras acciones similares, son habituales y los jueces han venido en determinar que no existe ningún acto punible.

¡Y hemos tenido que llegar al 155!. Sólo cuando Mariano Rajoy ha tenido el apoyo mayoritario de la cámara, especialmente el PSOE y Cs, ha optado por el mismo, pero con condiciones leoninas, y en claro intento de aprovecharse de la situación, que ya comienzan a verse que fueron bastante negativas. Ciudadanos exigió elecciones inmediatas y ya hemos visto el circo que se ha montado y que ahora nos tendremos que tragar a un presidente, Quim Torra,  más independentista y radical que el propio Puigdemont. Quedará por saber si es un títere de Puigdemont o va a actuar con criterio propio, pero mucho me tema que la radicalidad, sectarismo y manipulación continuarán siendo moneda de cambio en Cataluña.

El PSOE exigió que no se tocasen los medios de comunicación y hemos podido constar cómo han actuado de sectarios estos canales de comunicación, opinión y manipulación, hasta límites vomitivos;: este mismo PSOE, el de Pedro Sánchez, exigió que la educación no se tocase y así los docentes han campado a sus anchas, a través de la ambigüedad del término Libertad de Cátedra y ello ha permitido seguir con la manipulación, la tergiversación de los hechos y hasta el acoso de los alumnos cuyas familias estimaban que estaban en el otro frente de la bandera, pues esto se ha convertido en una auténtica “guerra de trincheras”, que sobrepasa el ámbito educativo, llegando a toda la sociedad catalana.

En muchos centros se ha delinquido claramente, cuando se ha apuntado a alumnos cuyos padres no eran independentistas o defendían con su uniforme al Estado. Se les ha discriminado, abochornado, abroncado, separado,… públicamente por sus propios profesores.

¡”Estarás contento con lo que ha hecho tu padre ayer”!.... Le espetó su profesora a un niño, hijo de guardia civil, el 2 de octubre al llegar a clase en presencia de sus compañeros.

Siento verdadera vergüenza por mis ex colegas catalanes que han actuado de esta guisa y considero que son indignos de ejercer la profesión docente para educar a nadie. También siento vergüenza e indignación con otros colectivos que, valiéndose de su prepotencia ética, también han adoctrinado, como algún obispo, el propio abad de Montserrat o los muchos curas de aldea que se han alineado abiertamente con el separatismo, generando incluso cierto escándalo en sus respectivos ambientes cristianos.

¿Y qué decir de las familias?. Pues los educados y manipulados en estos parámetros descritos, han chocado con quienes se sienten catalanes y españoles y con frecuencia también se ha producido en el seno de muchas familias; lógicamente se ha generado mucha tensión familiar y hasta se han dejado de celebrar muchas comidas familiares donde se compartía la escudella i carn d’olla.

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