El peligroso juego de Ciudadanos…

Y entre estos nuevos partidos, sale Ciudadanos, que supone un aire fresco para el ejercicio de la política, cuyos votos mayoritarios, proceden de las clases media del centro y la derecha política, que desea un país sin corrupción, en progreso y sin sobresaltos.

Ciudadanos ha intentado centrar su política, pactando con PSOE y PP de forma asimétrica, pues con aquél se muestra más benevolente y con el PP intenta pactar para posibilitar una estabilidad política, al tiempo que le pega todas las dentelladas que puede, en un ánimo cierto de mantener su propia imagen, erosionar a su más directo contrincante electoral y buscar futuros réditos políticos.

Y los ciudadanos ya se están dando cuenta de su juego político, bastante desleal y, al igual que ya le castigaron en las elecciones de hace un año, bien pudiera ser que esta actitud le vuelva a pasar factura, como un boomerang. Aunque, como dicen en Ciudadanos, si apoyan al PP, mina extractiva de sus votos, ello supondría “fagocitar el partido hacia la nada”. ¡Y quizás tengan razón!, pero ello demostraría que su interés no es España ni sus ciudadanos, sino su propio partido, como ya les sucede a otros, como Podemos (El PSOE ni está ni se le espera, pues se ha echado en brazos de Podemos).

Es tal su falta de criterio y de unidad de acción que le sucede como a los partidos populistas que debe decir en cada caso aquello que quieren oír los ciudadanos; sólo en la lucha contra la corrupción del PP (La de los demás no parece que la perciben) y la defensa a ultranza de la unidad de España parece que tienen un criterio definido y los ciudadanos sí percibimos esto.

Por lo demás, hasta muchos de sus propios cargos públicos van abandonando el partido con un goteo intermitente (Sin entregar sus actas), ya que Rivera y su núcleo duro desean mantener férreamente el control absoluto del partido, a pesar de pedir, como buen populista, a los demás, especialmente al PP, democracia interna. Y a quien discrepa, apellídese Punset o Carrancio, se le arroja a las tinieblas.

El ejemplo más claro lo tenemos en Cantabria, dónde recientemente decenas de militantes varios de los cargos públicos más relevantes se han ido del partido, lo que ya había sucedido antes y, probablemente, suceda en el futuro; manifiestan que “Ciudadanos ha traicionado todos los principios” y si lo dicen ellos, se seré yo quien les lleve la contraria. No hay problema, Ciudadanos siempre estará dispuesto a acoger en su seno a políticos que procedan de otras formaciones, como sucede, por ejemplo, en Castilla-La Mancha, aunque después recuerden a los suyos la firma ética de “la carta ética del partido”, que es papel mojado.

En su afán de atenazar al PP y a pesar del pacto de lealtad firmado con motivo de la investidura, ahora el chantaje está en la bajada de impuestos, lo que suena muy bien y a mí, como ciudadano que paga religiosamente los mismos, me encanta. Lo que no pueda ser es que a continuación se nos diga que no se hagan recortes, que se aumente el gasto, que baje el déficit…. ¡Milagros, los justos!.

Esta “cuadratura del círculo” de que bajen los impuestos y suban las prestaciones y los gastos es auténtica demagogia que, además, se la creen muchos ciudadanos y no parece serio y habrá que negociar y no chantajear y buscar el mejor acuerdo para todos los ciudadanos y garantizar la estabilidad presupuestaria y ayudar a disminuir el paro, a que el país progrese y a que seamos capaces de crear más riqueza y bienestar para todos.

Mientras cada uno tire de la manta por una esquina, como parece que sucede ahora, y Ciudadanos juegue a lo mismo y a lo contrario, poniendo todos los palos posibles en la rueda de la gestión de gobierno, la situación del país va a ser inestable y generará incertidumbres que acabarán perjudicando a todos.