Casi 4 de cada 10 menores de 5 años en España es de origen extranjero, según el análisis de Funcas
Los hijos de inmigrantes en España se dividen a partes iguales entre los que se autoidentifican como españoles (50%) y los que no (50%)

Casi 4 de cada 10 menores de 5 años en España es de origen extranjero, según el último número de la publicación editada por Funcas 'Panorama social', que ofrece una panorámica actualizada sobre la segunda generación de inmigrantes en España, su integración social, educativa, laboral, política y cultural.
Según recoge la publicación, la inmigración ha dejado de ser un fenómeno coyuntural en España y se ha convertido en un componente estructural de la sociedad no solo por la magnitud de los flujos migratorios, sino también por la aparición y expansión de la llamada segunda generación de inmigrantes. En 2024, su peso entre los más jóvenes era tal que el total de población con origen extranjero (nacido fuera de España o con al menos un progenitor inmigrante) alcanzó el 36% entre los menores de 20 años y el 39% entre los menores de 5, lo que sitúa a este colectivo como una pieza fundamental del futuro demográfico, social y político del país.
En el monográfico, titulado 'De hijos de inmigrantes a protagonistas sociales: la segunda generación en España'coordinado por Jacobo Muñoz, la directora de Estudios Sociales de Funcas, María Miyar, ofrece una radiografía de los descendientes de inmigrantes en España, según la cual el peso en la población de los migrantes varía notablemente según la edad: entre los mayores de 30 años apenas representan un 2%, mientras que entre los menores de 20 años alcanzan el 33%. La mayoría pertenece a la segunda generación -nacidos en España con dos progenitores nacidos en el extranjero- que supone el 17% del total.
A ellos se suman la generación 2,5 ---nacidos en España con un solo progenitor nacido fuera-- con un 9%, y la generación 1,5 ---nacidos en el extranjero que llegaron antes de los 11 años-. Si se contabilizan junto a la primera generación, entre los menores de 20 años la población de origen extranjero asciende ya al 36%.
El panorama es aún más destacado en la primera infancia: entre los menores de 5 años, un 25% pertenece a la segunda generación, un 10% a la generación 2,5 y un 4% a la generación 1,5, lo que eleva al 39% la proporción de niños pequeños con origen extranjero. En conjunto, la población residente en España con origen extranjero supera los 11,7 millones de personas, es decir, el 24,3% del total.
Al centrar la mirada en la segunda generación, destaca la diversidad en la procedencia de sus familias y resalta, según la experta, el peso que adquieren, en la segunda generación, quienes tienen dos progenitores de Marruecos, que alcanza un tercio del total (33%), proporción que duplica la de la primera generación (16%).
Un patrón similar se observa en el caso del resto de países africanos, cuyo peso aumenta desde el 3% en la primera generación hasta el 7% en la segunda. En términos educativos, las madres de la segunda generación presentan, en general, un nivel inferior al de las de origen español, especialmente en los casos de madres marroquíes y africanas. En el otro extremo, las madres de Venezuela, de la UE15 o de Argentina presentan perfiles educativos mucho mejores. De hecho, en estos grupos, el nivel educativo medio de las madres iguala o incluso supera al de las madres nacidas en España.
Los expertos Alejandro Portes y Rosa Aparicio analizan la integración de los hijos de inmigrantes en España. Sus resultados muestran que los hijos de inmigrantes en España se dividen a partes iguales entre los que se autoidentifican como españoles (50%) y los que no (50%). La diferencia es clara entre los nacidos en España y los que llegaron del extranjero a una edad temprana. Entre los primeros (la segunda generación propiamente dicha), el 82% se identifica como españoles, porcentaje que cae al 40% entre los segundos.
BRECHAS EDUCATIVAS Y LABORALES
El estudio también revela las brechas existentes en el ámbito educativo y laboral. Los hijos de nativos poseen una clara ventaja sobre los hijos de inmigrantes y mientras que el 28% de estos últimos había llegado a la universidad, la cifra entre los hijos de nativos alcanzó el 43%. Además, hay disparidad por nacionalidades y el 47% de jóvenes de padres argentinos y el 48% de los de venezolanos habían logrado alcanzar la universidad, pero solo el 19% de hijos de ecuatorianos y el 22% de filipinos tenían un nivel similar.
También existen diferencias en logros ocupacionales en la edad adulta temprana. Solo el 18% de los hijos de inmigrantes había alcanzado ocupaciones no manuales como gerentes o profesionales en la adultez temprana, mientras que la cifra entre los hijos de nativos era del 27%. Las diferencias por origen nacional también son muy significativas. Por ejemplo, más del 30% de hijos de europeos occidentales había accedido ya a posiciones ocupacionales altas, mientras que la cifra para hijos de ecuatorianos fue de solo el 9% y, para los de filipinos, del 10%.
Jacobo Muñoz, en su artículo sobre mercado de trabajo, destaca tres conclusiones principales. En primer lugar, desde una perspectiva de género, observa que las mujeres de segunda generación logran una asimilación laboral más favorable en comparación con los hombres, acercándose en mayor medida a los resultados de la población autóctona. En segundo lugar, señala que la segunda generación de origen latinoamericano es la que, en general, tanto los hombres como las mujeres, alcanza mejores resultados en comparación con la primera generación.
Por último, en lo que se refiere al nivel de la ocupación, en toda la segunda generación, sin distinción de sexo o región de origen, la probabilidad de escapar de la parte más baja de la estructura ocupacional es notablemente mayor que la de sus homólogos de primera generación. La mejora es tan pronunciada que, en algunos casos, la desigualdad de la segunda generación con respecto a la población autóctona prácticamente desaparece.
Héctor Cebolla destaca que el efecto positivo de la preescolarización sobre el rendimiento en secundaria es menor para las segundas generaciones que para los hijos de autóctonos, una diferencia que podría estar vinculada a la desigual calidad de las escuelas infantiles que escolarizan a unos y otros. Llegados a secundaria, las puntuaciones en test cognitivos de ambos grupos de estudiantes también muestran una significativa desventaja para las segundas generaciones. Los peores resultados se pueden confirmar en matemáticas, ciencias y comprensión lectora. Por otra parte, mientras que los países de nuestro entorno tienen de media tasas de acceso a la universidad en sus segundas generaciones muy similares a las de los hijos de los autóctonos, o incluso por encima, en España, la segunda generación presenta tasas de acceso a la educación terciaria significativamente por debajo de las de los hijos de padres nacidos en España cuando el hogar no tiene un perfil educativo alto.
Clara Cortina, Albert Esteve y Anna Turu ponen el foco en las pautas de emparejamiento de la población de origen inmigrante en España, a partir de datos de la ECEPOV 2021. Observan que las uniones mixtas con personas autóctonas son más frecuentes entre los descendientes de inmigrantes que entre la primera generación, especialmente aquellos con mayor nivel educativo. Estas dinámicas se interpretan como indicadores de integración, aunque con importantes variaciones según el origen y el género. La primera generación registra los niveles más bajos de personas unidas con población autóctona, seguida por la 1,5 y, finalmente, por la segunda generación.
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