Noticias de Cantabria
06-03-2008 10:41

3ª de La Magdalena en Castellón. Exageradísimo triunfo de Abel Valls en una buena novillada de Fuente Ymbro

Cortó nada menos que cuatro orejas y el rabo del quinto novillo que fue premiado con la vuelta al ruedo. Con una oreja de cada uno de los dos ejemplares que le correspondieron al aspirante local, hubiera ido bien servido aunque Valls fue, con mucho, el que evidenció más y mejores condiciones de la terna de actuantes.

El hijo de Dámaso González quedó visto para fatal sentencia con un lote nobilísimo. Y el también local, Diego Leonart, otro tanto aunque con el lote menos lucido del estupendo envío gaditano.
Castellón de la Plana. Plaza del paseo Ribalta. 26 de febrero de 2008. Tercera de feria. Tarde medio nublada y progresivamente fresca con dos tercios de entrada. Siete novillos de Fuente Ymbro, de bonita lámina, varios de pelaje, justas cabezas, pesos desiguales y algunos faltos de fuerza. Por más nobles destacaron el sobrero que hizo de primero, el segundo aunque tardeó, el cuarto y, sobre todo, el quinto que tuvo gran fijeza, prontitud, largo recorrido y clase de principio a fin pese a no pelear con clara bravura en el caballo. Fue premiado con la vuelta al ruedo.
Dámaso González (salmón y oro): Casi entera despendida tendida y dos descabellos, aviso y silencio tras escasas palmitas. Casi entera tendida y descabello, aviso y silencio. Abel Valls (nazareno y oro): Media estocada tendida, dos orejas de inmediata y exagerada concesión presidencial. Estoconazo desprendido, dos orejas y rabo totalmente inmerecido. Salió a hombros. Diego Leonart (marino y oro): Pinchazo a novillo arrancado y estocada casi entera, silencio tras algunas palmas. Pinchazo y estocada tendida, aviso y palmitas. En banderillas destacaron Josele, Manuel Domínguez y un muy celebrado Vallito.
Anteayer me salté la corrida de rejones para poder disfrutar a placer del baño oceánico que le pegó Mariano Rajoy a José Luís Rodríguez Zapatero. Y, por ello, mucho más alegre políticamente que desde hacía tiempo, acudí más esperanzado que nunca a la novillada de Fuente Ymbro que, últimamente, no falla una sola vez. Ricardo Gallardo viene satisfaciendo a la afición cada tarde que lidia algún encierro y, en esta ocasión, aunque no llegó a la gran altura de la novillada que trajo a esta misma plaza y feria el año pasado, casi todos los ejemplares que echó ofrecieron sobradas posibilidades de éxito a los toreros. Y esta es una verdad que nadie podrá negar aunque dos de los actuantes de ayer, sobre manera el hijo de gran Dámaso González, los desaprovecharon lamentablemente.
Atravesamos un momento de esplendor en cuanto a la cantidad de matadores de toros realmente importantes que hay en activo, pero también de novilleros hijos de antiguas figuras que no valen ni un duro mientras sus padres se empeñan en que sigan toreando, contraviniendo una ley que antes se cumplía a rajatabla en estos casos. Y es que cuado Dios no da facultades ni virtudes para ser toreros a los hijos de quienes lo fueron y, además, llegaron a ser figuras indiscutibles, hay que quitárselo de la cabeza so pena de caer en el ridículo porque nadie se atreve a decirles en su cara lo que todo el mundo dice en cuanto se vuelven de espaldas. Parece hasta mentira que lo permitan y que, encima, permanezcan impasibles y hasta empeñosos viendo con sus propios ojos como sus hijos arrastren los propios apellidos y la merecida fama que tuvieron los progenitores. Da hasta vergüenza contemplar como los papás siguen a sus vástagos por el callejón para darles ánimos e, imagino que también consejos, sin que los niños logren traducir ni una sola vez en la práctica lo que les van diciendo tan privilegiados apuntadores. Y ni una palabra más sobre algo que, cada vez que me toca escribir de ello, lo paso fatal. Y ya son varias veces en cada feria importante, por desgracia.
Casi otro tanto o peor se puede decir del tercer espada en discordia, el local Diego Leonart, pero en este caso duele menos porque aunque el chico no vale nada, no provoca tanta vergüenza ajena. Simplemente decir que ayer se llevó el lote menos lucido – el tercer novillo fue el que se quedó más corto de viajes en la muleta, y el sexto, por muy flojo, tampoco pareció como los otros buenos aunque, quizá y sin quizá, en mejores manos se hubiera sumado al buen juego de los anteriores. Leonart se los pasa por fax, no se cruza ni aunque le empujen, y carece de compostura aunque con el capote, en el recibo del tercero, contrastó para bien con sus colegas al lancear a la verónica.
Y vamos con el grandísimo triunfador de la tarde, el también de esta tierra llamado Abel Valls. Cuatro orejas cuatro y un rabo son algo que no se corresponde con la realidad de cuanto hizo el altísimo y, por ello, desgarbado muchacho. Tamaña por exageradísima cosecha de trofeos, lejos de beneficiarle le puede perjudicar porque a ver quien le dice ahora al chico que no fue para tanto mientras él puede creerse el mismísimo Enrique Ponce. Por cierto, también en Castellón asombroso debutante con picadores hace ya más de veinte años.
Pero dicho esto, no sería justo reconocer que Valls fue quien ayer tuvo más valor y el único que toreó con firmeza de los tres. Mucho mejor en mi opinión con el excelente quinto novillo que con el segundo del que le dieron dos orejas, tan exagerada la segunda que, luego, con el buenísimo ejemplar que le cupo en suerte en quinto lugar, por simple término de comparación hubo que aumentar los símbolos del triunfo en medio de una desproporcionada algarabía.
En fin, que allá cada cual con sus decisiones. Valls toreó bastante mejor de capa que como le vimos con su primer novillo, sobre todo en un limpio y ajustado quite por gaoneras, y luego cuajó la única faena propiamente digna de tal nombre en toda la tarde que estructuró mediante pases de todas las marcas en tandas que ligó quieto y templado, terminando con una estocada de rápidos efectos y con un mar de pañuelos pidiendo los máximos trofeos. ¡Pues qué bien¡
Y para terminar, una noticia mala y alarmante. La corrida que trajeron ayer para que la toreen mañana José Tomás y sus dos acompañantes, fue desechada sin contemplaciones por los veterinarios nada más desembarcarla en los corrales. Así sería la gatada. Señor, señor, qué cruz más grande tenemos que seguir soportando con el carísimo e inalcanzable genio de Galapagar.

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