Noticias de Cantabria
28-07-2007 10:43

Del abuelo al nieto (II)

JOSÉ Mª FERNÁNDEZ: "El 8 de septiembre de 2001, el nieto y sus huestes levantan un monolito y descubren, en Aralla, ¿por qué en Aralla? Una placa con un fragmento del testamento del abuelo, de aquel testamento que Blas Soto pone en entredicho".

 


No me extrañaría que un día de estos nos enteráramos de que José Luis Rodríguez Zapatero ha encargado a los Servicios Secretos la elaboración de un expediente para iniciar los trámites de canonización de su abuelo. La tendencia de José Luis Rodríguez Zapatero a deformar la realidad y a presentarla como a él le interesa que sea es proverbial.

 

José Luis Rodríguez Zapatero es un experto fabricante de humo y de mentiras.

 

Blas Soto Díez, un leonés republicano y socialista, pasó diecinueve meses encarcelado en San Marcos, condenado a muerte y sufriendo las torturas físicas y psicológicas a las que se sometía a quienes estaban en la antesala de la muerte en la tapia del cementerio o en el ribazo de una cuneta. Y Blas Soto, que acaba de morirse de viejo afortunadamente, contaba que la hipótesis más verosímil es que “el abuelo” se pasase al bando nacional –hemos dicho que marchó de San Pedro, republicano a León, nacional- para luchar con los nacionales, pero que éstos no se fiaron de él por su trayectoria de soplón y por sus hechos de armas contra los mineros asturianos y lo fusilaron.

 

A Blas Soto le repateaba la “biografía oficial” del abuelo. Para él la historia de la existencia de un testamento dictado en la cárcel por el abuelo de Rodríguez Zapatero a un notario que acudió a registrar sus palabras y últimas voluntades no puede ser más que una patraña. Se preguntaba Blas Soto y nos preguntamos con él, cómo un notario acudió a la cárcel de San Marcos a dar fe de lo que dictaba un condenado a muerte si nadie tuvo ese privilegio y cómo el capitán, que iba a ser fusilado por su pasado turbio, arrastró hasta allí a un notario que después correría el riesgo de ser considerado afecto a los republicanos y, sólo por esto, pondría en peligro su vida.

 

Para Blas Soto todo esto no es más que el oro, el incienso y la mirra que se vierte por encargo de José Luis Rodríguez Zapatero, el fabricante de humo y mentiras.

 

Como en Cien años de soledad, Zapatero se inventa historias y situaciones. Él, como Arcadio, el personaje de García Márquez “se inventó un uniforme con galones y charreteras de mariscal (…) y se colgó al cinto el sable con borlas doradas del capitán fusilado. Emplazó las dos piezas de artillería a la entrada del pueblo, uniformó a sus antiguos alumnos, exacerbados por sus proclamas incendiarias, y los dejó vagar armados por las calles para dar a los forasteros una impresión de invulnerabilidad”.

 

Igual que José Luis Rodríguez Zapatero, que fabrica humo, mentiras y uniformes con galones y estrellas republicanas porque el 8 de septiembre de 2001, cuando ya era Secretario General del PSOE, se encaminó, con los suyos, con fieles del partido, a Aralla de Luna para inaugurar allí un monumento a la figura de su abuelo, el republicano sin tacha que él vende ¿Humo y mentiras?

 

De entrada, el abuelo capitán no tuvo nada, aparte de la inscripción que le hizo Fernandín, en otro lugar comentada, que ver con Aralla. He hablado con mi hermano que conoce por él porque ha escrito un libro precioso sobre Mora de Luna y porque conoce los dos volúmenes de Antonio Fernández sobre Miñera y sus alrededores y me dice que lo de Aralla, el abuelo y ZP es un escenario fabricado caprichósamente porque hasta finales de 1937 tan rojos o más que Aralla eran Oblanca, Caldas de Luna, Rabanal de Luna y cualquiera de las otras localidades más al norte de las citadas. Y es, hasta posible, que el abuelo capitán sólo hubiese estado en Aralla para merendar plácidamente entre los riscos de la collada.

 

José Luis Rodríguez fabrica escenarios, se inventa una geografía relacionada con los hechos de armas del abuelo masón y soplón y se queda tan feliz.

 

El 8 de septiembre de 2001, el nieto y sus huestes levantan un monolito y descubren, en Aralla, ¿por qué en Aralla? Una placa con un fragmento del testamento del abuelo, de aquel testamento que Blas Soto pone en entredicho. La placa, en fin, dice:

 

“Homenaje a la dignidad. Muero inocente y perdono, mi credo fue siempre un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes. Capitán Lozano 1893-1936”.

 

José Luis Rodríguez Zapatero vende humo y “buenismo” y se inventa historias.

 

José Luis Rodríguez Zapatero, el nieto, jugaba al baloncesto en el Colegio Leonés, donde estudió. El nieto fue un mediocre jugador, un desgarbado alumno al que ahora sus panegiristas nos venden como un fuera de serie y que él se vende como un virtuoso, tanto que, en Madrid y en el Palacio del Patrimonio Nacional que prácticamente se ha apropiado, se ha hecho construir unas canchas –con dineros del erario público- para que su halo de deportista se acreciente.

 

Vende humo. Es humo.

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