Noticias de Cantabria
24-02-2008 10:38

1ª de La Magdalena en Castellón. Demasiadas orejas bajo la lluvia.

El peor librado en el sorteo, Francisco Rivera Ordóñez, logró otro cartílago protestado del quinto que no quiso pasear. Y uno de cada uno de los suyos, El Fandi, que fue quien, inasequible a cualquier desaliento, más se entregó y salió a hombros tras su acostumbrado derroche en los tres tercios.

La paciencia y la generosidad del público, que cubrió una buena entrada, convirtieron en triunfal una incomodísima tarde en la que los toreros también pusieron cuanto pudieron de su parte para lucir buena o malamente las manejables aunque flojas y desrazadas reses de Manolo González bajo un incesante aguacero y sobre el barrizal pero no con el brillo que siempre debería corresponderse con los éxitos más legítimos. El Cordobés cortó la oreja del primer toro y perdió otra con los aceros del cuarto.

Castellón de la Plana. Plaza del paseo Ribalta. 24 de febrero de 2008. Primera de feria. Tarde de incesante lluvia en mayor o menor grado con dos tercios largos de entrada. Siete toros de los hierros familiares de la familia González Sánchez Dalp incluido el sobrero que reemplazó al cuarto, devuelto por completamente derrengado. Correctamente presentados en variedad de pelos y cabezas.

En general flojos y escasos de casta, destacaron por más fáciles el primero que tuvo clase, el cuarto que, pese a su evidente debilidad en los primeros tercios, se fue arriba en la muleta, y el sexto aunque esté termino casi parado. El segundo resultó prácticamente imposible aunque sin peligro y los otros tres, simplemente manejables. Manuel Díaz El Cordobés (tabaco y oro): Buena estocada de efectos fulminantes, oreja. Estocada tendida trasera atravesada y cuatro descabellos, aviso y ovación.

Francisco Rivera Ordóñez(marino y oro)inchazo hondo atravesado, cinco descabellos, dos pinchazos más, estocada corta y tres descabellos, aviso y silencio tras algunos pitos. Más de media trasera caída, oreja protestada por la sombra que renunció a pasear. El Fandi (encarnado y oro): Estocada trasera de rápidos efectos, oreja y petición de otra. Pinchazo, media tendida y certero descabello, oreja. Salió a hombros.

Aunque esperada a la vista de las previsiones meteorológicas que esta vez no fallaron, la incesante mojadura no impidió la celebración del primer festejo importante de la temporada pero sí la condicionó hasta el punto de incomodar enormemente al público que permaneció impasible en los tendidos gracias a los impermeables y a los paraguas, y, como no, a los toreros que sacaron la corrida para delante con indudable mérito. No podemos ni debemos, por tanto, culpar solo a los matadores y a sus cuadrillas de que el desarrollo de la lidia no fuera todo lo brillante que quizá hubiera sido de haber lucido el sol, pero sí matizar lo que cada cual logró en función del ganado que a cada uno les cupo en suerte o en desgracia.

No fue la de ayer, por tanto, una corrida triunfal en el mejor sentido de la palabra, sino más bien triunfalista gracias a la generosidad del público, desde luego paciente y cariñoso hasta decir basta. La festividad mayor del día obró el milagro de que se premiaran excesivamente actuaciones simplemente meritorias, que no más, salvo lo que El Fandi consiguió con su capote y en palos, en parte por las condiciones decepcionantes del ganado, y por la otra porque tanto el Cordobés como Francisco Rivera, no anduvieron especialmente finos en sus respectivos trasteos a la postre premiados.

El Cordobés se llevó el lote más fácil y lo aprovechó a su modo – clásico al principio y con sus “cosas” después, ranazos incluidos en su faena al sobrero - aunque no pocos echamos de menos que ambas reses, tan flojas como nobles, hubieran lucido más en manos más suaves, más precisas y más artísticas. Lo mejor, en mi opinión, de Manuel Díaz fue su excelente estocada al primero, vital para que le fuera concedido el primer trofeo de la tarde. Porque, por lo demás, no lo mereció.

De tal modo, este inicial dispendio, favoreció la concesión de los demás. Sobre todo de las más justificadas orejas que le dieron a El Fandi que ayer arrancó su campaña con el mismo entusiasmo y con las ganas de siempre aunque no con tanta espectacularidad como en sus actuaciones más celebradas. Sobremanera en banderillas con las que ayer apenas logró reeditar esos impresionantes pares con los que pone las plazas boca abajo, sencillamente porque el barrizal en que se convirtió el ruedo no fue terreno propicio para ello aunque, en su tercera intervención con los palos en el sexto toro, sorprendió colocando dos pares en uno, primero al violín e inmediatamente después otro de poder a poder sensacional. Variado y vistoso como siempre con el capote en sus dos toros, con la muleta, como casi siempre, bajó en calidad aunque no en entrega, en temple ni en derroche muletero, inasequible a cualquier desaliento.

Francisco Rivera Ordóñez se llevó en segundo lugar el garbanzo más negro de la corrida pese al pelo jabonero salpicao que lució el bello ejemplar que, desde que salió, no paró de mirar al torero y de no querer pasar. Demasiado tiempo anduvo Francisco intentado pegarle pases sin que pudiera evitar que se notara su falta de convicción hasta que, por su mitin con los aceros, se enfadó parte del público. Después, quien se enfadó fue Rivera tras matar no muy bien aunque con efectividad al quinto tras una faena de trámite propia del buen profesional que es y que, a parte del público de sombra, tampoco contentó en la misma medida que a sus muchos y muchas fans de los tendidos más populares que, en ruidosa petición, consiguieron de la presidencia un cartílago que, postreramente, Francisco se negó a pasear por las protestas que suscitó su concesión. El ruedo no estaba ya para pasearlo a gusto y muchos le agradecimos a Francisco que la corrida se abreviara, al menos, unos pocos minutos que nos aliviaran de tanto e incesante abrevar.

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