Noticias de Cantabria
06-03-2008 10:47

4ª de La Magdalena en Castellón. Oreja al primer adiós de Pepín Liria en una imponente aunque, por juego, desigual corrida de Fuente Ymbro

Tarde progresivamente plúmbea. Los toreros no terminaron de echarse para delante con total determinación como era de esperar y, en consecuencia, el público tampoco entró en el festejo hasta desentenderse por lo cansino del transcurso de la lidia.

Salvo el evidente buen juego de los dos primeros toros, los demás no rompieron en la muleta como sus hermanos pese a que ninguno quiso comerse a nadie. Al veterano diestro de Murcia le trataron con tibio cariño y a los más jóvenes, Juan Bautista y Cesar Jiménez, con absoluta indiferencia.

Castellón de la Plana. Plaza del paseo Ribalta. Cuarta de feria. Tarde en principio soleada y agradable, pero muy fresca en su segunda mitad. Media entrada bien repartida. Seis toros de Fuente Ymbro, sobradamente presentados y de juego desigual. Los dos primeros dieron buen juego aunque no completo. El que abrió plaza tuvo un gran pitón izquierdo y el segundo resultó estupendo por el derecho. El tercero acusó cierto genio, como asimismo el más flojo cuarto. Suelto y soso el quinto. Y sin apenas celo final el sexto tras mansear en varas con espectacularidad y desconcierto en un derribo. Pepín Liria (marino oro): Estocada trasera, petición insuficiente y ovación. Pinchazo hondo y buena estocada, oreja por su despedida. Juan Bautista Jalabert (celeste y oro): Buena estocada, petición menor y ovación. Buena estocada desprendida y descabello, silencio. Cesar Jiménez (negro y oro): Pinchazo hondo y estocada, silencio. Estocada, silencio.

La ilusión terminó en decepción y, la verdad, nos aburrimos bastante en esta cuarta de la Magdalena que tenía el aliciente del ganado, la curiosidad acostumbrada en estas fechas primerizas por ver cómo venían de dispuestos Juan Bautista y Cesar Jiménez, y el deseo general de que Pepín Liria tuviera la suerte que merece en la primera tarde importante de la que él mismo ha anunciado como última temporada de su vida profesional.

Respecto al ganado, magníficamente presentado - ya veremos si mañana ocurre igual, lo que dudo - las esperanzas solo se vieron cumplidas con los dos primeros toros que, en mi opinión, no fueron aprovechados como merecieron pos sus respectivos matadores. Y por lo demás, tan solo Liria terminó tocando pelo – una oreja cariñosa – tras matar al cuarto toro – bastante peor que el que abrió plaza con el que anduvo bien al natural aunque no terminó de estructurar una faena propiamente dicha - con el que anduvo muy en Pepín y con muchas tablas al saber vender su arrojo más característico aunque sin echar de verdad toda la carne en el asador. Lógico. Porque si no la echó fue porque ya no está para estas coles. Por eso precisamente se va.

Imagino que los toreros vieron la corrida mucho más difícil de lo que pareció desde el tendido. Y es que ninguno anduvo dispuesto a tope. Algo que, si en el caso de Liria tenía explicación, no por lo que respecta a Juan Bautista y a Cesar Jiménez. Y es que del espada francés esperamos mucho este año después de la excelente temporada que cuajó el pasado y, sobre todo, por sus incontestables triunfos en Madrid. Y otro tanto aunque con mayores razones, podemos decir sobre César Jiménez que atraviesa por un momento delicadísimo y de cómo ande en estas primeras actuaciones van a depender mucho sus próximos contratos que, por cierto, no le sobran.

Juan Bautista anduvo fácil y suelto, como si estuviera en un tentadero. Muy aseado, sin atosigamientos ni apuros. Pero demasiado conformista y sin la fibra ni el entusiasmo absolutamente imprescindibles para llegarle a la gente. Además, cuando vio que el público no le prestaba demasiada atención, tiró rápido por la calle de en medio para matar, lo que por cierto hizo con limpísima franqueza y notable eficacia.

Y a Cesar a Cesar Jiménez, con el peor lote, que todo hay que decirlo, le vimos como adormilado. Como recién despertado de una larga siesta. No sé. Pienso que éste mismo torero, hace cuatro o cinco años, se hubiera comido crudos a sus dos toros, y en esta primera cata de la temporada pareció como inapetente. Espero y deseo que sus nuevos mentores se lo hagan ver porque, si no… Camarón que se duerme, la corriente se lo lleva. !Hay que animarse¡ muchachos¡.

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