Noticias de Cantabria
14-02-2008 12:48

Gran petardo y triste final en el peor aniversario de La Monumental

Ni se llenó la plaza ni triunfó José Tomás sino todo lo contrario pese al increíble por incondicional favor que le prestó gran parte del público asistente.

El mal ganado de Los Encinos y de Xajay puso el resto para la debacle, salvo el toro que hizo de cuarto, único de los seis lidiados que correspondió a Humberto Flores quien perdió una posible oreja por pinchar.

Tomás dio un recital de incompetencia profesional con su primero, mostrándose cual torpe principiante y a merced de sus malas condiciones, y luego medio logró una faenita de chicha y nabo en la que solo le salieron limpias las chicuelinas del quite, los estatuarios, media docena de muletazos sueltos y las manoletinas con que cerró su mediocre actuación.

Todo lo demás, trapazos, enganchones y demasiadas pausas impropios de quien presume de ser el mejor torero de la historia. En compañía del cuentista de Galapagar, tanto Flores con su primer toro como Ignacio Garibay con los suyos y aunque frente al tercero anduvo serio y digno salvo con la espada, naufragaron tristemente dando lugar a que los espectadores abandonaran la plaza cariacontecidos y, muchos, francamente decepcionados cuando no indignados.

México D. F. 5 de febrero de 2008. Tercera corrida conmemorativa del LXII aniversario de la Monumental. Festejo en gran parte nocturno por comenzar dos horas más tarde de la habitual en infructuosa busca de espectadores supuestamente libres de su trabajo vespertino por no ser fecha feriada sino laboral. Casi lleno en las localidades numeradas y mucha menos gente en las generales del segundo tendido. Unas 30.000 almas que distan de las 48.000 del aforo. La peor entrada que yo al menos he visto en este tradicional e importante festejo.

Tres toros bien presentados de Los Encinos salvo el muy terciado que hizo de segundo, Y otros tres de Xajay asimismo presentables menos el anovillado y sin apenas trapío que cerró la noche. El único que dio evidente facilidad para el lucimiento fue el cuarto, de Los Encinos. Y si a caso, también aunque rajado y sin fuerza ni raza el quinto, de Xajay. Los demás, un desastre para ambos ganaderos. Humberto Flores (negro y oro): Pinchazo, otro hondo y dos descabellos, silencio tras algunas palmas. Dos pinchazos y casi entera trasera, ovación con saludos.

José Tomás (tabaco y oro): Estocada trasera, increíble petición de oreja que fue acertadamente denegada por el Juez de plaza e intolerable intento frustrado de vuelta aprovechando la ovación. Pinchazo, otro hondo tendido y descabello, ovación tibia de los incondicionales ya frustrados con su torero. Ignacio Garibay (verde botella y oro): Estocada trasera caída, ovación con saludos. Cuatro pinchazos y estocada, aviso y silencio. Al terminar la lidia del cuatro toro, el gran picador Efrén Acosta dio una clamorosa vuelta al ruedo acompañada de saludos y de abrazos de todos los que quisieron homenajearle por su despedida de la profesión. El banderillero Cristián Sánchez volvió a destacar entre los de a pie y colocó un sensacional par de banderillas que fue, con mucho, lo mejor del festejo.

Bueno, y ahora, ¿qué?. Pues que se vinieron abajo todos los palos del sombrajo. Este cuento de nunca acabar en que parece haberse convertido el que proclaman mesías, llamado José Tomás, forzosamente ha de protagonizar en exclusiva esta crónica por más responsable, o mejor decir irresponsable del desaguisado. Porque no vamos a culpar de nada a sus dos modestos acompañantes. Me niego a ello. Y es que, para colmo, estuvo al borde de salir a hombros porque a su primero lo mató pronto y efectivamente, lo que muchos espectadores aprovecharon para pedirle una oreja que si hubiera sido concedida habría sido una infamia.

Bastante fue que no pocos hasta le jalearan la sucesión de trapazos a la deriva que se hartó de dar de allá para acá y de acá para allá sin la más mínima noción de lo que es el temple ni el menor plan lidiador frente al torillo de Los Encinos que le salió totalmente a contra estilo. Vamos, que no se dejó el toro como hubiera deseado el de Galapagar que ayer, con este animalucho que se quedaba corto, que echaba la cara arriba y que se metía para dentro, dio la impresión de novillero principiante, sin oficio ni recursos, en vez de mostrarse seguro, breve y certero hasta matar. ¿Quien puede o se atreve a hablar entonces de maestría y menos de maestro?.

Pero es que con el bastante más potable segundo, el mejor o el menos malo de los de Xajay, anduvo aún peor porque si la maestría hubiera aparecido por algún lado y al menos le hubiera templado siempre, el animal habría roto a mejor. Y como la imprescindible virtud del temple no es la que precisamente más le sobra a Tomás sino de lo que más carece, vino lo que vino salvándose con un quite por chicuelinas bastante limpias para lo que acostumbra, los impertérritos estatuarios del arranque de su faena en los medios que volvieron loca a la gente, media docena de muletazos templaditos y aisladamente recetados entre una inmensidad de enganchados, ora con la derecha, ora con la mano zurda, y las inevitables manoletinas que volvieron a entusiasmar.

¿Faena, pues? Mejor decir que faenita de chicha y nabo a favor de corriente porque si lo único que le salió bien fueron las suertes anotadas, todas ellas de pasa toro sin necesidad de llevarlo prendido limpiamente en el engaño desde el arranque hasta el final de cada una, que eso y no otra cosa es torear, le bastó el aguante, por supuesto reconocible y admirable, para conformar a unos espectadores que ayer pude comprobar atónito, padecen tanto o más de la famosa tomatosis que los más contagiados que haya en la Madre Patria. ¿O no?. ¿O es que por arte de magia o de birlibirloque, el hipersensible público de La México pierde tan admirable, tan exclusiva y especialísima sensibilidad en cuanto se hace presente el ya insoportable José Tomás?

Pena me dio ver en los tendidos de La México cómo perdían los papeles de grandes aficionados gentes respetables como alucinadas o hipnotizadas ante algo que hay que frotarse los ojos para ver si es cierto lo que está pasando o uno termina por pensar que el que padece de la alucinación es quien se niega a aceptar, como yo, tanta falsa e interesada propaganda y tanto engañoso desafuero. !Claro que, si llega a matar a la primera, tantísimos engañados le hubieran pedido y seguro que concedido otro despojo a todas luces inmerecido¡.

Porque, vamos a ver, ¿qué tiene que ver esta mamarrachada del valor a la deriva y casi siempre a merced de los toros que presentan alguna dificultad – ayer se libró Tomás en varias ocasiones de ser otra vez corneado por puro milagro como consecuencia de lo mal que se le ve estar ante reses con problemas -, qué tiene que ver, digo, todo esto con el valor sereno, limpio, consciente del verdadero toreo como fue el que anteayer desplegó hasta el desideratum Sebastián Castella, o el que viene prodigando frente a toda clase de ganado, en todas las plazas del mundo y aquí mismo tantas y tantas veces el por los tomasistas mexicanos también negado y hasta despreciado Enrique Ponce?. ¿Es que tras lo de ayer van a seguir algunos con la misma matraca?. Digámoslo enseguida y digámoslo fuerte: Tomás no le llega a Ponce ni a la mitad de la suela de sus zapatillas.

¿Le repetirán el 5 de febrero de 2009?. Espero que no. Y si lo hacen, será para seguir contribuyendo al cuento de la Habana más grande que uno haya vivido en el toreo a lo largo de una vida dedicada por entero a ver corridas de toros y a juzgarlas y ya llevo más de 7.000. Que a un señor que cobra los dinerales que cobra o se lo lleva como se lo está llevando, no se le exija lo mínimo que hay que exigirle como a cualquier otra figura, es caer en el ridículo colectivo y, aún peor, supone traicionar y faltar al respeto a los que verdaderamente deben ganarlo. Y encima llevando menos gente que los este año desheredados, olvidados o expulsados de La México solo porque le conviene a este genio suicida de hoja de lata. ¡Venga ya, hombre¡, ¡venga ya!.

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