Noticias de Cantabria
11-05-2009 10:00

Pintadas, graffitis y vallas publicitarias

Anda el Consistorio santanderino empeñado en eliminar las pintadas y los graffitis que proliferan tanto en los edificios como en el mobiliario urbano, fruto de la actuación incontrolado de jóvenes incontrolados.

Quieren los munícipes erradicar como sea con este tipo de actos vandálicos que deterioran la imagen pública y eso es digno de aplaudir. Lamentablemente este problema se ha convertido en algo común de todas las ciudades, vinculados a focos de suciedad, lugares apartados y zonas marginales, aunque también son visibles en algunas zonas más céntricas como es el caso de la calle Via Cornelia, entre otras.

La tarea anunciada por el Ayuntamiento santanderino no es fácil ni mucho menos, pues de ser así ya estaría solucionado, por lo que los intentos del Consistorio por remediarlo deben ser apoyados por todos los ciudadanos comenzando por denunciarlo, esto es llamando a la Policía Local, cuando se contempla alguno de estos  actos incívicos. Paralelamente se deben ofrecer alternativas de ocio a estos jóvenes en los diferentes barrios para canalizar sus inquietudes artísticas y controlar sus impulsos.

Hasta aquí creo que todos estamos de acuerdo y bienvenidas sean las medidas acordadas para llevar a cabo las tareas de eliminación y limpieza de las pintadas existentes  y, al miso tiempo, endurecer las actuaciones contra quienes realizan estás prácticas, mayormente jóvenes con problemas de adaptación familiar y social. Con todo, la tarea no es nada fácil y más  que endurecer las sanciones, como apuntan los responsables municipales, quizá deba ponerse más empeño en facilitar centros cívicos de ocio juvenil para evitar que se prodiguen  los grupos de jóvenes  que callejean por los barrios porque en muchas ocasiones no se les ofrece algo mejor que despierte su interés.

Todas estas medidas para mejorar la imagen de la ciudad deben de ir acompañadas de una política general para que Santander ofrezca  efectivamente  una imagen de ciudad armónica, bella y moderna, acorde con esa aspiración de ser Ciudad Europea de la Cultura  1016. Y para ello debe hacerse una reflexión a fondo sobre la política de vallas publicitarias puesto que las firmas anunciantes buscan los  lugares  más estratégicos y visibles que generalmente son los más impactantes para el viandante y no los adecuados para que la imagen ciudad no sufra esa invasión  de cartelería. El ejemplo más negativo de ésto lo tenemos en la Avenida de los Castros, una de las principales por las que residentes y visitantes  acceden hacia las playas y El Sardinero, por lo que representa un importante  escaparate. Pues en un tramo de poco más de un kilómetro, justo desde la rotonda de La Albericia hasta la Bajada de El Caleruco, hay instaladas 46 grandes vallas publicitarias dificultando la visión de Monte y Cueto y ofreciendo una imagen más propia de una urbe tercermundista que de una ciudad europea e internacional.

Eso sí, desde el inicio del campus universitario hasta los  jardines de Piquío no hay ni una sóla empalizada. ¿Es casualidad o es que tenemos una ciudad  para ciudadanos de primera y de segunda?

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Comentarios(1):

Un mirón - 13-05-2009

Ya. Los graffiitis originan gastos para su limpieza y las vallas suponen ingresoso para las arcas municipales. Así que me quedo con las vallas.