Vergüenza y colapso en las oficinas de E.ON

Después vinieron las campañas publicitarias para recordarnos que de esas fusiones saldríamos ganando los consumidores que somos todos los ciudadanos con mayor o menor nivel de renta. El resultado de estas fusiones especulativas de las empresas multinacionales y capitales, tras el tiempo transcurrido, es que en lugar de mejorar,  los consumidores hemos perdido en todos los aspectos.  Y es que no podemos pecar de ingenuos, el capital está para multiplicar sus ingresos  a costa de quien sea y de lo que sea.

La mejor muestra de lo que afirmo es la situación planteada en las oficinas de E.ON del Paseo de Pereda y si lo prefiere el lector las llamadas al teléfono de atención al cliente  indicados por la compañía eléctrica. En ambos casos debe el usuario armarse de paciencia y disponer de media mañana para cualquier trámite que desee gestionar o simplemente informarse.

En las dos últimas semana personarse en las antiguas oficinas de Viesgo en el Paseo de Pereda es asistir a un espectáculo bochornoso, más propio de países tercer mundistas. La aglomeración de usuarios llega a colapsar a lo largo de toda la mañana las oficinas esperando que les llegue su turno concedido a través de un número entregado manualmente por avería del sistema y anunciado a voz en grito por una de las empleadas, todas ellas muy diligentes y simpáticas, por cierto. Mientras tanto hay que esperar y armarse de paciencia infinita. Personalmente he podido constatar a lo largo  de tres días distintos que la espera media de cada persona, independientemente de la gestión o consulta que vaya a realizar ha sido de hora y media, digo bien: noventa minutos.

Y todo ello con una sala de espera abarrotada de público que tienen únicamente quince butacas para alrededor de medio centenar de personas allí presentes esperando para no perder su turno. Esta masificación de personas ofrece el espectáculo diario de amontonamiento a la entrada con gentes sentadas en las escaleras de acceso, como en tiempos pasados. Si quieren comprobarlo sólo hay que darse una vuelta por nuestra multinacional eléctrica y escuchar la multitud de comentarios e historias de las personas allí presentes. La pregunta nada baladí es en qué hemos mejorado tras la llegada de  E.ON.

Apuntaré algunas respuestas: subida de las tarifas eléctricas, caos en los recibos, aumento en las reclamaciones y celeridad en los cortes de energía al descuido en el pago de los recibos. A todo lo cual haya que añadir la pérdida de tiempo para llevara  cabo alguna gestión con el fin de aclarar algunos  de estos  temas. De verdad, todo ello resulta subrrealista y esperpéntico en estos tiempos. Y la última pregunta que el ciudadano se plantea es para qué sirven los controles desde el Gobierno de la Nación y desde la propia Consejería de Industria del Gobierno de Cantabria. ¿Quién vela por los derechos de los ciudadanos?. ¿ Donde está la Asociación de Consumidores?