¡Que siga la fiesta!

Está claro que el “Sanchismo” ha entrado en pánico y caos y en los próximos días va a convertir a España en el patio de Monipodio, con el fin de “estado de alarma”, que ahora parece que no es necesario, pero nos ha tenido acogotados a todos los españoles, mientras él y los suyos, incluido Pablo Iglesias, campaban a sus anchas, controlaban las redes sociales, acallaban al Parlamento, manipulaban al Poder Judicial, hacían decretos-leyes de las cosas más inverosímiles, repartían dineros a diestro y siniestro para sus amigos, como aquella empresa bolivariana del Plus Ultra, y se aprobasen las leyes más urgentes para este país, como la educativa, la transexualidad, la eutanasia y cosas por el estilo.

Y nos ha estado Pedro Sánchez mareando la perdiz, haciendo campaña casposa con el documento para “salir de la crisis” con los fondos que sueña nos va a dar Europa, pero ahora se va descubriendo la gran mentira de ese documento, que no ha querido consensuar como ha hecho, por ejemplo, Italia, y donde se van desgranando los impuestos que nos van a caer…

Esta cascada de impuestos (Diésel, patrimonio, sociedades, billetes de aviones, sucesiones, cotizaciones sociales, tasa Tobin, tasa Google…) nos va a dejar arruinados, especialmente a los más débiles de rentas bajas y medias; era lo que llamaban el “impuesto de los ricos”, porque el peaje de las autovías me va a costar a mí, proporcionalmente hablando, más que a Pablo Iglesias, por poner un ejemplo, porque su pensión está a años/luz de lo que él va a cobrar por haber sido vicepresidente,… Y muchos impuestos son de carácter electoral e impopular, pues algunos se difieren a años posteriores, cuando probablemente Sánchez ya esté disfrutando de su suculenta jubilación.

Y hablando de Pablo Iglesias y su pensión, pues si hubiera dimitido, como dice él que hizo, no tendría derecho a cobrar la misma; pero en el BOE, que es uno de los juguetes de Pedro Sánchez, pone “cese” y ello lleva aparejado la referida indemnización.

A quién tenga coche, lo van a freír a impuestos (matriculación, diésel, autopistas y demás mandangas), o a quién haya acumulado un pequeño patrimonio, o a quién herede o a quién adquiera cualquier producto, porque lo de la subida del IVA aún no lo hemos podido conocer y nos puede dejar helado el bolsillo.

Tras la debacle de las elecciones madrileñas, donde Isabel Díaz Ayuso arrasó a la izquierda y se llevó por delante a todos los candidatos: Edmundo Bal no alcanzó el mínimo, Pablo Iglesias huyó la misma noche de las elecciones y Ángel Gabilondo no recogerá su acta, quizás forzado por el propio sanchismo, que trata por todos los medios de cargar las culpas a Gabilondo, a Franco, a Joaquín Leguina, a Nicolas Redondo y a todo el que pasaba por ahí…

Y la culpa la tiene Pedro Sánchez por haber hecho un gobierno Frankenstein, pactar con podemitas, nacionalistas, separatistas y filoetarras y llevar a España a un precipicio político, social, sanitario y económico, cuyas consecuencias pagaremos durante décadas.

En definitiva, Pedro Sánchez nos ha agitado como quien agita una botella de cava y ahora quita el tapón del “estado de alarma” y ya saben lo que sucede, que cada Comunidad Autónoma irá por un camino diferente, mientras él nos observa complacido desde el Falcon, camino de un merecido descanso en compañía de sus íntimos.