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Opinión 14-10-2023 07:05

Estados Unidos y la UE apoyan la desaparición de Palestina. Germán Gorraiz Lopez- Analista 

Netanyahu reafirmó "el derecho del pueblo judío a construir en Jerusalén", (lo que se traduciría según el canal de televisión Arutz 2 en la construcción de 1.400 nuevas viviendas en Ramat Shlomo , barrio judío de Jerusalén Este situado más allá de la llamada Línea Verde), pues según sus palabras "hasta los palestinos saben que esos lugares quedarán bajo la soberanía israelí bajo cualquier tipo de arreglo".

Las bases del gran Próximo Oriente se establecieron en el Pacto del Quincey (1945) siguiendo la doctrina de los acuerdos franco-británicos Sykes-Picot de 1916 que favorecían la división regional del poder en zonas de influencia y sustentada en el trípode EE.UU.-Egipto-Arabia Saudí. Dicha doctrina consistía en la pervivencia endémica en Egipto de gobiernos militares autocráticos pro-occidentales, lo que aseguraba la supervivencia del Estado de Israel (1948) y proporcionaba a la Marina de EE.UU. de un acceso privilegiado al Canal de Suez, atajo crucial para el acceso directo a los Emiratos Árabes, Irak y Afganistán, quedando como firme bastión de los intereses geopolíticos de EE.UU. en la zona, máxime tras la caída del Sha de Persia en 1980.El otro pilar del acuerdo consistía en el acceso privilegiado de EE.UU. al petróleo de Arabia Saudí a cambio de preservar su régimen autocrático y favorecer la difusión del wahabismo (doctrina fundada por Mohamed Abdel Wahab a mediados del siglo XVIII con el objetivo de convertirse en una visión atractiva del islam y exportable al resto de países árabes), con lo que la teocracia saudí se convirtió en una potencia regional que proporcionaba a EE.UU. la llave del dominio energético al tiempo que servía de muro de contención de las corrientes socialistas y panarabistas. Finalmente, tras la Guerra de los Seis Días (1967), el puzzle geoestratégico de Oriente Medio-Próximo se completó con la instauración de regímenes autocráticos y pro-occidentales en los países circundantes a Israel ( Libia, Siria, Jordania, Egipto, Arabia Saudí, Irak e Irán), quedando los palestinos confinados en los guetos de Cisjordania y Gaza.


Netanyahu y el Gran Israel 


Netanyahu reafirmó "el derecho del pueblo judío a construir en Jerusalén", (lo que se traduciría según el canal de televisión Arutz 2 en la construcción de 1.400 nuevas viviendas en Ramat Shlomo , barrio judío de Jerusalén Este situado más allá de la llamada Línea Verde), pues según sus palabras "hasta los palestinos saben que esos lugares quedarán bajo la soberanía israelí bajo cualquier tipo de arreglo". En consecuencia, el Gobierno de Netanyahu aspira a resucitar el endemismo del Gran Israel (Eretz Israel), ente que intentaría aunar los conceptos antitéticos del atavismo del Gran Israel (Eretz Israel) y que tendría como principal adalid a Isaac Shamir al defender que "Judea y Samaria (términos bíblicos de la actual Cisjordania) son parte integral de la tierra de Israel. No han sido capturadas ni van a ser devueltas a nadie", doctrina en la que se basarían los postulados actuales del partido Likud liderado por Netanyahu quien aspira a convertir a Jerusalén en la "capital indivisible del nuevo Israel" tras la invasión de su parte oriental tras la Guerra de los Seis Días (1967), tesis reforzada por el anuncio de la Administración Trump de trasladar la Embajada Estadounidense a Jerusalén, lo que significó el primer hito en la hoja de ruta del Gran Israel.

Un nueva nakba planea sobre Palestina.


El expresidente de Egipto, Hosni Mubarak, (derrocado por su negativa a la instalación de bases norteamericanas en suelo egipcio), reveló en una entrevista al diario egipcio El-Fagr la existencia del presunto plan para dividir a toda la región de Medio Oriente, consistente en la instauración del citado ?caos constructivo? mediante la sucesiva destrucción de los regímenes autocráticos de Irak, Libia, Sudán, Siria e Irán y reservando para Jordania el rol de "nueva patria del pueblo palestino", para lo cual EE.UU. se serviría de los grupos takfiríes.
Dicho proceso de balcanización de la zona tendría su plasmación en países como Irak , (devenido en Estado fallido y desangrado por los enefrentamientos entre chiíes, suníes y kurdos), en la endémica división palestina entre las facciones de Hamás y la OLP; en la anarquía reinante en Libia con el wahhabísmo salafista instaurado en Trípoli mientras grupos takfiríes (satélites de Al-Qaeda) dominan tribalmente el interior de Libia y en la aplicación de la yihad suní contra el régimen laico de Al Assad y sus aliados chiíes, Irán y Hezbolá que por efecto mimético habría convertido ya al Líbano en un país dividido y presto para ser fagocitado por Israel, quedando el régimen chíita del Líder Supremo Ayatolah Jamenei como única zona todavía impermeable a la estrategia balcanizadora de Brzezinski.
Sin embargo, tras la aprobación del Congreso y Senado de EE.UU. de una declaración preparada por el senador republicano Lindsey Graham y el democráta Robert Menéndez que señala con rotundidad que "si Israel se ve obligado a defenderse y emprender una acción (contra Irán), EE.UU. estará a su lado para apoyarlo de forma militar y diplomáticamente", asistiremos al aumento de la presión del lobby pro-israelí de EE.UU. ( AIPAC) para proceder a la desestabilización de Irán por métodos expeditivo.
Dicha guerra será un nuevo episodio local que se enmarcaría en el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría EE.UU.-Rusia e involucrará a ambas superpotencias teniendo como colabores necesarios a las potencias regionales (Israel, Egipto, Irak, Jordania, Arabia Saudí e Irán), abarcando el espacio geográfico que se extiende desde el arco mediterráneo (Libia , Siria y Líbano) hasta Yemen y Somalia y cuyo desenlace podría tener como efectos colaterales el diseño de una nueva cartografía favorable a los intereses geopolíticos de EE.UU., Gran Bretaña e Israel con la implementación del Gran Israel ("Eretz Israel")
Ello supondría la restauración de la Declaración Balfour (1.917), que dibujaba un Estado de Israel dotado de una vasta extensión cercana a las 46.000 millas cuadradas y que se extendía desde el Mediterráneo al este del Éufrates abarcando Siria, Líbano, parte nororiental de Irak , parte norte de Arabia Saudí , la franja costera del Mar Rojo y la Península del Sinaí en Egipto así como Jordania, que pasaría a denominarse Palesjordán tras ser obligado a acoger a toda la población palestina de las actuales Cisjordania y Gaza forzadas a una diáspora masiva (nueva nakba).
Germán Gorraiz Lopez- Analista 

 

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