¿Qué interés mueve a la izquierda para acusar a la Iglesia?

La actitud de los partidos de izquierda, promoviendo una causa general contra la Iglesia con una comisión investigadora en el Parlamento, muestra que no se trata de una actitud de justicia, sino una acción de persecución a la Iglesia católica. Como se refiere a una Institución que tiene una doctrina estricta de condena de todas las acciones de inmoralidad, y censura en su esencia la pederastia, no se trata de un examen de su doctrina, que es muy estricta y conocida. Pero esto no impide, que estos censores, le atribuyan hechos de individuos particulares que hayan delinquido. Por tanto, no se dirige a examinar la doctrina de la Iglesia, donde la condena de este delito es evidente, sino de acusarla e inventar la forma de denigrarla y condenarla como tal Institución, lo que muestra el objetivo y la categoría de los acusadores.

Pero alguien advirtió, que la Comisión parlamentaria probablemente sería un fracaso, y a propuesta de la exvicepresidenta Carmen Calvo, aceptada por el presidente del Gobierno, el PSOE ha decidido impulsar una Comisión de expertos, para investigar hechos en el seno de la Iglesia de hace más de 30 años, para ello han registrado una proposición de ley al objeto de que ésta sea hecha por el defensor de pueblo «apoyado por una comisión independiente de expertos». Así pues, hay diferencias con la extrema izquierda.

No falta alguna grave intención en las propuestas de los promotores. ¿Por qué se le encomienda al defensor del pueblo? Porque, como fue religioso del Sagrado Corazón, y enseñante en colegios de Vitoria y Madrid, como apuntó Carmen Calvo posiblemente: «conozca estas cosas con mayor minucia, que las pueda conocer alguien que sea ajeno por su profesión». Y evitando comprometerse como político, no vaya a salpicarles el boomerang de esta acusación, pues hay que salvarse, como dice la exvicepresidenta: «las personas que tenemos cargos tenemos vida y tenemos biografía». Todo lo tienen premeditado, al pensar que los centros de investigación deben ser en especial: los colegios e internados religiosos que conoce bien Gabilondo. Es claro que la finalidad de esta propuesta es denostar instituciones de la Iglesia, con una persona, que suena a independiente, el defensor del pueblo.

De modo que no se trata de un estudio y una acusación rutinaria por razón de delitos de personas concretas a las que se las pueda imputar y condenar. Por la expresión que utilizan «minimizar» se va más allá, a estudiar en detalle, y no una condena judicial normal de los delincuentes, sino que se deduce que quieren hacer una persecución especial a la doctrina y comportamiento de los dirigentes de la Iglesia, e imponer a ésta unas indemnizaciones que dañe su economía. Es, por

tanto, un proceso general contra la Iglesia, que ya lo están haciendo las izquierdas españolas por todos los medios a su alcance. Lo que no se hace con los partidos, donde el delito es personal, y las indemnizaciones no son de los partidos.

No parece adecuado, sin embargo, que el Gobierno con la cantidad de problemas que tiene en sus manos, se detenga a investigar a una Institución, que está supliendo la asistencia a los pobres, abandonados y necesitados, que los organismos públicos olvidan y desamparan. ¿Es necesario meterse con una Institución, como la Iglesia, en esta materia? Cuando informes serios que se han hecho indican que el centro de este mal es la familia que han destruido, con un 23% de los casos, el ambiente de amigos y compañeros el 14,4%, otros círculos familiares 10.8%, amén de actividades extraescolares donde los monitores suponen un campo propio para estos abusos, mientras que lo que supone el entorno eclesiástico es del 0,2%.

¿Será una investigación sincera, clara y veraz? Cuando el PSOE y Podemos rechazan investigar abusos, en estos momentos, a menores en Baleares y Valencia, ambos casos con gobiernos de izquierdas que farolean de correcto «progresismo», pero sí a la Iglesia que muchos casos ya han sido juzgados en los Tribunales. ¿Por qué no se hace una investigación de los miembros del PSOE y Podemos, donde probablemente se encontrarían mucho más material a condenar?

Al mismo tiempo habría que analizar el resultado que va a tener, según se presenta, esta investigación. No parte de la realidad sino de motivaciones políticas, con la pretensión de un acoso, y aspirando a la destrucción de la Institución de la Iglesia católica, de donde se puede concluir que es una campaña estéril, «que por haber sido orquestada al margen de nuestro sistema judicial, ni va a castigar a los culpables, ni va a resarcir a las víctimas, y que, por haber sido encomendada a una institución ligada a la mayoría parlamentaria y carente de capacidades de investigación, es probable que genere tanta indefensión entre los investigados como desilusión entre los denunciantes».

Sin duda, se debe hacer una investigación de estos horribles y rechazados abusos, pero de todos. Si vamos a la raíz del problema habría que reflexionar las causas de estos delitos, que están en el abandono y desprecio, en la política actual, de los principios morales de la fe cristiana. El dar la espalda a la tradición de las normas, valores y costumbres de la sociedad cristiana, influyen decisidamente en los abusos de este tema, con el aumento de casos en los hogares, en el círculo familiar y en la sociedad en general. Y no digamos a donde va a llegar, cuando desde la más tierna infancia se va a enseñar e iniciar en prácticas sexuales a los niños en los centros de formación.