Consensuar la capitalidad

Nadie pone en tela de juicio el papel fundamental que desempeña Santander como capital de la Comunidad Autónoma, no sólo como sede administrativa que es de la autonomía, sino como elemento aglutinador de todos y cada uno de los restantes 101 municipios cántabros de cuyas aportaciones se ha nutrido hasta convertirse en la ciudad que es hoy.

Así, Santander es el lugar de residencia de más de una tercera parte de la población de Cantabria, pero también se convierte a diario en el destino obligado de numerosas personas que, procedentes de otros municipios, trabajan, estudian, realizan gestiones administrativas, etc... en la ciudad.

De esta manera, los servicios que el Ayuntamiento ofrece a los santanderinos, son además demandados y utilizados por un alto porcentaje de población de hecho, que conforman tanto la población flotante como los residentes no inscritos en los padrón, pero que se convierten en un usuarios, ocasionales o permanentes, de los distintos servicios municipales y también de aquellos del resto de las Administraciones, implantados en la ciudad, precisamente por su cualidad capitalina.


Si sobre lo dicho no hay disensión alguna, lo cierto es que la realidad descrita y el consenso en torno a ella no han tenido hasta el momento traducción real en un documento que reconozca, jurídica y financieramente, la peculiaridad de Santander derivada no del hecho de ser capital, sino de las consecuencias del mismo.

Evidentemente no se trata de buscar un tratamiento “especial”, sino de hallar un mecanismo que de manera justa, reconozca la atención a la demanda añadida que existe de los servicios municipales y que exige al Ayuntamiento sobredimensionar sus estructuras, para mantener una atención de calidad a todos los usuarios, sin que ello repercuta –vía impuestos o de cualquier otra manera- en los santanderinos, que son hoy por hoy, quienes están sufragando los gastos necesarios para atender al conjunto de la población flotante.

Lo que se está proponiendo no es ni más ni menos que aplicar, adaptándolo a las peculiaridades de Cantabria y Santander, instrumentos que ya están funcionando o tramitándose en otras capitales como Logroño, Santiago de Compostela, Palma de Mallorca o Pamplona, que cuenta desde hace tiempo con un Estatuto o Carta de Capitalidad.

Durante años se viene hablando de la necesidad de que Santander cuente con este documento, pero siempre, por unas cuestiones u otras su aprobación y entrada en funcionamiento se ha ido retrasando, aduciendo como principal excusa la necesidad de desarrollar antes el pacto local tan necesario para todos y cada uno de los municipios de Cantabria.

Por ello, desde el equipo de Gobierno del Partido Popular apelamos una vez más al consenso de todas las fuerzas políticas para sacar adelante entre todos una Carta de Capitalidad para Santander. Y apelamos sobre todo a la sensatez de los Grupos Políticos, a la defensa de los verdaderos intereses de los ciudadanos, y solicitamos a los grupos socialista y regionalista del Ayuntamiento de Santander que la analicen con objetividad y rigor, que nos apoyen en esta nueva propuesta, para desde la unidad municipalista lograr llevar adelante esta justa reivindicación.

Porque nosotros apostamos por una Carta de Capitalidad que sume el mayor de los acuerdos, y para ello hemos planteado un calendario de reuniones de trabajo con diversos colectivos de todo tipo para que con sus aportaciones y sugerencias ayuden a enriquecer un texto que deberá ser debatido y sometido posteriormente en el Parlamento de Cantabria.

Ser capaces de elaborar entre todos una Carta de Capitalidad supondría sin duda reconocer, estatutaria y financieramente, el papel de la ciudad sobre la vida cotidiana de miles de cántabros, pero también implicaría dar la posibilidad de que se pueda seguir prestando a todos ellos sin excepción servicios de calidad. Porque los vecinos de Santander nos sentimos orgullosos de recibir diariamente en nuestra ciudad a miles de cántabros, y lo hacemos con generosidad y hospitalidad, pero es de justicia que, al igual que se hace en otras capitales, el Gobierno Regional reconozca este hecho diferencial en sus presupuestos generales.

Gracias a la Carta de Capitalidad se potenciaría la coordinación entre las instituciones para servir a todos los cántabros de manera eficaz y solidaria, buscando además el consenso mediante la creación de un instrumento orgánico permanente, que quedaría constituido como el Consejo de Capitalidad.

Pero además, la entrada en vigor de una Carta de Capitalidad antes de los comicios de mayo de 2007, serviría para impedir que el equilibrio cualitativo y cuantitativo entre la demanda y prestación de servicios de Santander a todos los cántabros esté condicionado por los cambios políticos de turno.

No es este el momento de profundizar en la reducción drástica de ayudas que ha padecido la ciudad como consecuencia del cambio de signo político en el Gobierno Regional (PSOE-PRC), distinto al del propio municipio (PP). Ejemplos hay muchos, de sobra conocidos y tiempo habrá de poner sobre la mesa los datos más significativos.

Lo que buscamos ahora es una solución, un medio que evite que el apoyo a la ciudad de Santander esté sometido a los vaivenes políticos. En los meses que quedan de legislatura se puede debatir, votar y poner en marcha una Carta de Capitalidad, si hay voluntad por parte de quienes gobiernan la región. Desde aquí, desde el equipo de Gobierno del Partido Popular hacemos un llamamiento al diálogo y al entendimiento de socialistas y regionalistas, que tienen ante sí la mejor manera de demostrar que apoyan y quieren lo mejor para la ciudad de Santander y los santanderinos.