Hacia el fin de la democracia prebendaria (2)

De no tomarse medidas, la crisis sería muy prolongada.

Lo más lacerante de esta crisis en ciernes es que resultaba previsible. Hay que felicitarse de que el gobierno socialista no haya hecho nada en economía, porque, por lo menos, no ha empeorado las cosas demasiado deprisa, como suele hacer, porque socialismo y miseria son sinónimos. Pero el no hacer nada no es, evidentemente, un remedio en ninguna situación, y menos en economía.

Lo que está entrando en crisis es el sistema de democracia prebendaria basado en la expoliación de las clases medias, que son el motor del progreso y la base de la estabilidad, también económica.

El ajuste de la construcción, la contracción del consumo van a ir haciendo descender los niveles de incremento del PIB. Aumentará el paro y descenderá la afiliación a la seguridad social. El voluntarismo de que el sector servicios tomará el liderazgo, tesis sostenida por esos especialistas que se dedican a desarmar a las gentes, no se sostiene en pie, porque el sector servicios depende del consumo interno y del turismo. Éste no va a aumentar de manera notoria, y además tendrá que hacer frente a nuevos destinos, cada vez más competitivos. Y el consumo se va a reducir, en un porcentaje de la población, para hacer frente a la subida de las hipotecas e, incluso, por la chorrada progre de los biocombustibles, a la de productos de primera necesidad.

El problema añadido del ajuste de la construcción es que a través de ella es por donde de manera masiva se ha ido incorporando la inmigración. Y que ésta está muy indefensa ante un vaivén tan acusado del mercado. Carece de formación para incorporarse a otros sectores, y no se percibe ninguno con el suficiente dinamismo.
Junto al aumento del gasto público derivado del incremento de paro, no es descartable, sino previsible, que pueda haber un ascenso de la inseguridad ciudadana.

Ese incremento del paro va a darse, como está sucediendo, primero en la construcción, pero irá llegando a otros sectores, en la medida en que decrezca el consumo interno. De no tomarse medidas, la crisis puede ser muy prolongada.