Noticias de Cantabria
09-03-2018 07:00

La escollera y la alcaldesa

….Dice la alcaldesa también, copio literalmente “era una lucha continua y ni Santander ni los turistas podíamos disfrutar de la playa todo el año”. Lo de disfrutar de la playa todo el año es una clarísima falta de respeto a la inteligencia de los Santanderinos, señora alcaldesa, porque en ese largo invierno que sucede al otoño tardío y precede a la primavera lluviosa, a la playa sólo bajaban Cioli y otras dos docenas.

El domingo 3 de marzo, varios centenares de personas nos unimos en la playa de la Magdalena para pedir la paralización y posterior retirada de las escolleras que se están construyendo.

La alcaldesa de la ciudad ha hecho unas declaraciones públicas en relación con dicha concentración y con algunos de los comentarios que distintos oradores hicieron desde el alto y lo alto del espigón, declaraciones que se recogen en este periódico, que me permito explicar y replicar.

En primer término, se invoca el coste anual del relleno que se cifra en unos 80.000 €. No sé si será esta cifra u otras menores que aparecen en otras comunicaciones. Seguro que a muchos lectores les parece excesivo, pero seguro también que si consultan el portal de transparencia del Ayuntamiento y les dan elegir entre este gasto y otros de los muchos que allí aparecen la elección no estaría tan clara. Por ejemplo 100.000 € de donación para ocho días de plaza de toros es posible que parezca excesivo, por aquello de que el que tenga gustos que se los pague; y cuando vean los 75.000 que cuesta el campo de golf es posible que muchos se lo vuelvan a pensar. Lo mismo con cualquiera de los muchos gastos que se atienden en el presupuesto y aparecen reflejados, al igual que los que no aparecen diferenciados. Por ejemplo, un lanzamiento de fuegos artificiales ronda los 50.000 euros y cada año se hacen unos cuantos lanzamientos. No es mi intención en modo alguno decir que haya que quitar ninguno de los citados, pero si señalar que este es un gasto más y que su coste de mantenimiento no puede justificar el destrozo de tan emblemático lugar, sobre todo habida cuenta de que el patrimonio paisajístico de la Bahía de Santander y de sus playas a falta de otros atractivos monumentales, es nuestro mayor valor. Sin entrar en grandes disquisiciones, los monumentos visitables de Santander se cuentan con los dedos de una mano, pero su patrimonio paisajístico sabemos todos que es inigualable y el Palacio de la Magdalena y su entorno son uno de los más conocidos. Corrijo, hasta la fecha era inigualable.

Dice también, copio literalmente “era una lucha continua y ni Santander ni los turistas podíamos disfrutar de la playa todo el año”. Lo de disfrutar de la playa todo el año es una clarísima falta de respeto a la inteligencia de los Santanderinos, señora alcaldesa, porque en ese largo invierno que sucede al otoño tardío y precede a la primavera lluviosa, a la playa sólo bajaban el difunto Cioli y otras dos docenas.  En diciembre, enero y febrero el agua está entre 11º y 13°, en marzo abril y mayo entre 12º y 16º y le puedo decir el número de las personas que bajan a la playa a tomar el sol y a bañarse. Le pido al lector que haga memoria para ver cuándo fue la última vez que bajo a bañarse a la playa de la Magdalena. Si alguien duda de mis palabras que tire de hemeroteca.

Los representantes de Arca y el grupo Alceda y otros oradores dijeron más cosas. Por ejemplo, dijeron que la configuración actual de la playa frente al balneario Polo Norte y la de los Peligros es una configuración artificial, procedente de rellenos de los años 80 y 90 que es cuando empezaron a producirse los supuestos problemas que hoy tiene la playa. Basta acudir a cualquier página de fotos antiguas de Santander para ver cómo es la evolución de la playa y a que se ha debido y que lo que decían los oradores se ajusta plenamente a la realidad.

La configuración de la playa con su naturaleza agreste y hasta la fecha indómita, era un regalo de la Bahía de Santander que teníamos en herencia de nuestros padres y en préstamo de nuestros hijos, y no tenemos ningún derecho a dilapidarlo porque el mayor patrimonio de Santander es nuestro patrimonio paisajístico. Le doy la razón en que la playa es un disfrute para los turistas, pero no se engañe Señora, es un disfrute paisajístico, porque a la playa, excepto en julio y agosto no baja ninguno. Lo ven desde el ferry, desde la avenida de la reina Victoria y en los catálogos turísticos, libros y postales y a partir de ahora lo que van a ver es una horterada a estilo de playa mediterránea.

Respecto a lo que manifiesta de que la escollera la diseñaron los técnicos y se eligió el modelo más votado, tengo que recordarle que los técnicos hacen lo que les mandan. Esto es una decisión política y los técnicos lo único que hacen es redactar los proyectos que les piden. Echar la culpa a los técnicos es como echar la culpa a los abogados de los delitos de sus clientes.

Y en cuanto o a que de los distintos proyectos este fue el más votado, tengo que decir que no se lo puedo negar puesto que no se ni cómo, ni cuándo, ni a quienes se consultó y casualmente no conozco a nadie que votara. He oído que la encuesta preguntaba si se quería una playa con arena o un pedregal y preguntas parecidas, por lo que sin dudar de su palabra me temo que no tuvo la publicidad ni la seriedad del suficiente como para admitir que tenga validez. Pregunte sin quieren dos escolleras de 200 metros de longitud, 20 de anchura y 6 de altura a ver que le contestan. Le recuerdo que los españoles hoy estamos sobrados de argumentos para saber cómo se manipula un referéndum. También recuerdo a los lectores que hace 14 años nos encontramos con que de la noche a la mañana nos iban a construir el edificio de Moneo en Puerto Chico, y que una amplia respuesta ciudadana manifestada en más de 30.000 firmas recogidas terminó por arrumbar el proyecto, después de pagar casi 6.000 euros por él.

Yo le pido a usted señora alcaldesa, lo mismo que a cualquier lector que baje a la playa de la Magdalena con marea baja, se ponga 40 o 50 metros de la escollera y recupere de su retina las imágenes de la isla de la Torre y de la playa de las Quebrantas y haga la comparación oportuna. Pueden hacerlo también con la foto que acompaña este artículo.

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