La nueva fauna de Baqueira y Comillas

La estación de ski de Baqueira siempre se la consideró como el lugar de invernada de ocio por antonomasia de la gran burguesía catalana, de la madrileña y algunos advenedizos de “provincias”.

Alcanzó su gran hito de fama cuando la Familia Real con sus hijos tenía señaladas sus vacaciones invernales en el calendario y era cita obligada de aquellos otros políticos que tanto se añoran ante la mediocridad actual! Qué tiempos! No eras nadie si no tenías sitio en esas fechas. Podías ver al Honorable Jordi en “Chirucas”conversando con el Rey o a los grandes de las finanzas. Ahora ya nada es igual, y todo es diferente.

La Real Familia se ha hecho mayor y sólo quedan los nueros y yernas que no quieren oír hablar de la nieve; tienen otras actividades menos deportivas y mas lucrativas. La famosa Torre de Babel, como llamábamos a Baqueira ha cambiado de gentes y se nota. ¡Claro que se nota!. Los que ahora son habituales, aparte de alguna famosilla del Gran Hermano con reloj de albañil, o la Beckham el año pasado para lucir sus pieles (de los abrigos), la Mar Flores ahora con marido oficial, cachet y dinero, lo componen vascos-funcionarios hablando euskaldún, franceses, muchos por falta de nieve en su “grandeur”. Y a partir de aquí de todo, sin olvidar a la clase social emergente, rusos, ucranianos y demás ciudadanos del este.

Los lugares de recreo no siempre se recuperan de las ausencias de quienes realmente les auparon a sus sitiales. No puedo evitar un recuerdo a nuestra Comillas en la que veraneaban hasta hace pocas fechas gente del anonimato, que daban realce a la Villa de los Arzobispos desde lo social y cultural. Convendría politizar menos Comillas con gente extraña que viene de la capital que lo desconoce todo y mantener el ambiente que ha producido el que nos fijemos en esas piedras llenas de historia. Baqueira ha ido perdiendo su encanto que la hizo famosa, convirtiéndose en una estación más, sin el soporte social que la dio el realce que la hizo famosa. ¿Comillas también?