Noticias de Cantabria
21-01-2008 12:18

Las elecciones tienen una alta dosis de farsa partitocrática

De nuevo, se va a mantener el déficit de representatividad por el que a ningún español se le ocurre acudir en queja o súplica a su representante, porque no sabe, a ciencia cierta, quién es.

De nuevo, vamos hacia unas elecciones trucadas, en las que el apasionamiento de los partidarios de uno u otro partido no puede hacer olvidar que los marcos de juego son equivocados, dan el poder a las minorías y nos convierten en una nación en decadencia, frente al sentir de la inmensa mayoría.

Es cierto que esté déficit democrático es cada día sentido por un número mayor de personas, pero también que la necesidad de corregirlo no ha entrado en la agenda de los partidos.

Y la verdad es que si no se modifica la Ley electoral, ya pueden venir Pizarro, Hernán Cortés y Núñez de Balboa. Al final se seguirá dependiendo de los nacionalistas. Estas elecciones consisten –a tenor de las encuestas- en decidir quién va a depender de los nacionalistas. O de Esquerra Republicana, o de Convergencia y PNV. Mientras no se elimine la Ley d´Hondt para ir hacia un sistema mixto de lista por circunscripción y nacional, o mayoritaritario, mientras se mantenga la combinación de Ley d´Hondt y circunscripción provincial las elecciones en España tienen un alto componente de farsa partitocrática, porque, a la postre, serán las minorías las que decidirán.

Casi nadie tiene interés en leer los programas de los partidos porque la clave del horizonte pasa por pactos, componendas y chalaneos. Cada elección es en sí misma un paso más en la deriva suicida de la nación. Las urnas en España han dejado de ser una fiesta para devenir en una ruleta rusa. Los nacionalistas esperan el recuento con el tenderete abierto. Democracia de rebajas. Baratillo electoral. Mantengamos la lucidez en medio de la inminente zarabanda del hooliganismo.

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