Noticias de Cantabria
Opinión 03-07-2018 11:27

Escolleras, ¿ahora qué?

Se publica en la prensa la intención que tiene ustedes de reunirse en breve con don Pedro Sánchez, nos permitimos escribirle lo que seguramente pensamos muchos cántabros.

Carta abierta a don Miguel Ángel Revilla

Desde los más distintos frentes y medios, como a usted mismo le consta porque por tal causa nos recibió a un grupo de personas, hemos estado intentando paralizar la destrucción de uno de los paisajes más emblemáticos de Cantabria como es la ensenada de la Magdalena; que no es patrimonio de los santanderinos sino de todos los cántabros, aunque la Bahía en la que se enclava lleve el nombre de la ciudad de Santander. En la playa, en las calles, en los medios de comunicación, en los distintos espacios de ámbito cultural se han levantado innumerables voces pidiendo la paralización de las escolleras y miles de personas han firmado peticiones en tal sentido, lo que en una ciudad átona como la nuestra no deja de ser extraordinariamente significativo. Todos los grupos del Parlamento Regional, a excepción del Partido Popular, habían votado las resoluciones 265 y 268 propuestas entre otros grupos por el suyo a fin de que se solicitara al gobierno de la nación la paralización de dichas obras, sin que hasta la fecha se haya recibido respuesta.

No sabemos si es normal o no que el gobierno no conteste a nuestro Parlamento, pero lo que sí sabemos es que tal falta de respuesta a los ojos de ciudadano común, como es nuestro caso, es un inadmisible desprecio institucional. Sabemos perfectamente que  quien tiene  las competencias para paralizar las obras es  la administración central y que en tal sentido la petición del Parlamento Regional y la del propio Gobierno Regional si se hubiere adherido a ella, no tienen ninguna fuerza vinculante, ahora bien el parlamento de Cantabria ha interpretado que el sentir mayoritario de los cántabros era el de que esas obras se paralizaran y si se nos tuviera respeto, eso es lo que habría que haber hecho, con independencia de que el ministro valedor de las obras se sentara anteriormente en el Consejo de Ministros.

Ahora hay un nuevo gobierno y una nueva ministra, y todos sabemos que son muchas las cosas pendientes. Esta es una de ellas y seguramente de las más fáciles, pues la primera parte que es la de paralizar las obras apenas implica dificultad. Seguramente desmontar ese monstruo que parte la ensenada de la Magdalena implicará más dificultades; dificultades exclusivamente administrativas pues para hacerlo no ponemos en duda que habrá que desandar el camino que se anduvo: proyectos, estudios, concursos etc.

Las cosas hoy son distintas de hace tres meses cuando el Parlamento votó las resoluciones antes citadas. En el pleno del Parlamento del día 30 de junio se aprobaron entre otras medidas instar al Gobierno de Cantabria a que procediera a: 1) La declaración de la ensenada de la Magdalena como Paisaje Cultural Protegido; 2) La puesta en marcha de una Mesa de Gestión para la conservación de la Bahía y 3) Que este requiriera al Gobierno de la Nación al cumplimento de las resoluciones anteriormente citadas de paralización y reversión de las obras.

 Cuando nos recibió Usted a algunos representantes de la plataforma Salvar la Magdalena en las dependencias de su gobierno, le dijimos y ahora le reiteramos que nuestra única pretensión era impedir la destrucción del patrimonio paisajístico de Cantabria en ese lugar emblemático que es la ensenada de la Magdalena. Que no queríamos vencedores ni vencidos en el debate de la decisión de construir las escolleras, sino que exclusivamente constatada la gravedad del mal, lo más prudente que podía hacerse era restituir la situación a su estado primitivo.

Anunciada su visita al nuevo presidente del gobierno, no podemos menos que recordarle su compromiso con revertir las obras, previa paralización de las mismas. Estamos convencidos de que hoy está en sus manos conseguirlo, no solo por su compromiso personal sino porque ahora es también un mandato parlamentario, pero para ello debe usted llevarlo en la valija. Sabemos que si usted quiere lo conseguirá.

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