Chikilicuatre o el poder de la publicidad

  No descubrimos nada si decimos lo que  es una evidencia, que estamos sometidos a algo muy parecido a lo que representa el Ojo del Gran Hermano de Orwell y aparentemente no somos conscientes de  que se nos vigila y manipula. Estamos dominados desde la política, vía encuestas, adoctrinamiento y tele dirigismo, hasta la imposición de las modas, los usos, frases  y modismos. Nuestra sociedad no necesita ser dominada militarmente porque está dominada por los medios de desinformación o información interesada. No resulta baladí ni desafortunada la frase que se repite cada día mas,”lo que más me gusta son los anuncios”.Esa frase quiere significar vacío intelectual y sumisión.

 Para colmo decimos que los anuncios publicitarios son de gran calidad, molan, te atraen, y les atiendes cada día más para echar una “cabezadita”. Y cuando se trata de una supuesta información las versiones sesgadas, manipuladas, redactada ad hoc,  para el consumo de determinado sector de opinión provoca nauseas y vómitos mentales.Lo peor, no podemos pasar sin ese tipo de información, somos adictos.

 Ahora se empiezan a imponer otra moda por el cambio que se esta experimentando de medio de información, los banner para los periódicos digitales, y se hacen verdaderas obras de arte digital .La propuesta de disminuir la publicidad, su cuota, seria un desacierto. El veedor de periódicos que no lee, puede contar las páginas que el medio utiliza para informar y las paginas que utiliza para publicidad y se dará cuenta de la reconversión del medio en una en una simple hoja publicitaria en algunos diarios impresos.

  Continuamos con la radio, sus cuñas y seguimos con las sencillas vallas publicitarias que bordean las carreteras y los grandes postes de gran altura con sus anuncios que nos persiguen durante  todo el trayecto de carretera como sombras antes molinos de viento etc. Lo del   Chiquilicuatre es una simple imposición publicitaria, un producto de marketing como lo puede ser un perfume. Me he quitado un peso de encima con la clasificación obtenida por la memez esa que la publicidad ha llevado a Europa. La conclusión, después del fiasco conseguido, es que Europa goza de  normalidad y el estado mental de los europeos es bueno. ¡Menos mal!