El profesor Jesús Neira, una víctima inocente del sistema

Seguro que había más gente presenciando la agresión. Es lo habitual de esta España civilizada y tolerante, que hasta la “autoridad” huye cuando no está con uniforme, e incluso estándolo, porque luego es desamparada o insuficientemente protegida, por la propia sociedad y algún miembro del poder judicial que trata de defender.

El profesor Neira no se lo pensó dos veces y acudió en ayuda del que lo necesitaba, de una mujer atacada por un energúmeno, sin pensar en las consecuencias. El delincuente, el antisocial, el canalla, como le he definido, se rebeló y agredió al profesor. 

Se celebró el juicio, fue breve (bien lo sabemos los que pasamos habitualmente por ellos por ser nuestra profesión). Tan breve, que se obligó al agresor a que quedase en libertad para que pudiese continuar con sus fechorías. Es la Ley.

La mujer no formuló denuncia, por temor fundado de que la próxima agresión fuera peor. El fiscal mantuvo la denuncia. Esa mujer agredida tampoco cree en la parafernalia que a bombo y platillo se ha institucionalizado para evitar los malos tratos porque, si creyese en los jueces más que en los organismos de nueva creación que solo sirven para llenar papel, expedientes y dar empleo al amigo del político, seguro que habría denunciado.

Todavía está reciente la polémica que se generó en Cantabria porque una juez tuvo los redaños de decir lo que piensa sobre este problema. En seguida salieron cuatro mujeres de nómina política desautorizándola sin argumentos. Los ciudadanos preferimos más dedicación del juez a esos casos y menos organismos de atención, más rigor y penas más duras que se cumplan y menos fotogenia y declaraciones vacías de los políticos.

La segunda parte ya la conocen, el agresor primero sale libre, a la calle y vuelve a ser detenido por el coraje de su mujer y la fuerza de la prensa más que de la propia Ley que siempre invocamos. El valiente ciudadano que no hizo más que cumplir con su deber está debatiéndose entre la vida y la muerte. Y para colmo y como corolario entra en liza en esta penosa y desgraciada historia nuestro sistema sanitario que muchas veces se ha denunciado por lo de poca vocación que tienen sus nuevos responsables. 

Esa falta de vocación del personal sanitario, unida a modificaciones estructurales y de funcionamiento que se producen al ser dirigida la sanidad por políticos y no por profesionales con el asesoramiento de los que tiene la mayor responsabilidad de su funcionamiento, los médicos, traen como consecuencia éste y otros casos que no han tenido tanta trascendencia.

La esposa de Jesús Neira ha denunciado que tuvo que acudir a tres centros médicos El epílogo esperemos que sea mejor que el inicio ya que esta columna no quiere ser otra cosa que un pequeño homenaje de solidaridad a esa persona valiente que es  el profesor Neira deseando su total recuperación.

En cuanto a las leyes soy más pesimistas de que éstas se adapten a la realidad y no vayan como siempre decimos los juristas por detrás de la sociedad.