Gallardón y la margarita

No es un cuento, a menos que piensen que la política es un cuento -que lo más seguro es que sí-. Hoy me voy a referir a ese alcalde de Madrid que lleva toda su vida política cuestionándose si dentro de su partido le quieren o no. Se darán cuenta de que cuando su figura de intelectual y de orden pierde interés, si es que para algunos lo ha tenido, sale diciendo que no le quieren, que no le comprenden los de su partido. La respuesta no podría ser más contundente: "Vete donde te quieran y comprendan".

Y ahora ha salido con la frase de que se "ha sentido más incomprendido que poco querido en el PP”. Vamos, que lo que quiere decir es que le quieren pero que no le comprenden, que está por encima del pensamiento de los militantes del PP. Pues será que Gallardón prefiere seguir donde está, cabalgando hacia no se sabe dónde y esperando su oportunidad como un maletilla, sin darse cuenta de que el arroz se le está pasando y que, cada día que pasa, su figura atrae menos porque su discurso es cansino y no lo modifica.

En las siglas del PSOE ocurre más de lo mismo con determinados líderes que sufren en el ostracismo, pero son más disciplinados porque en el PSOE no se andan con chiquitas: al que protesta se le abre un expediente disciplinario o se le enseña la puerta. Aquí, en Cantabria, tenemos figuras de relieve a las que, o bien se les enseñó la puerta o bien se les indicó cómo se abría... eso sí, con la advertencia que la cerraran desde fuera cuando la traspasaran.

En el PSOE a los que no se les enseña la puerta es a aquellos que precisamente la ciudadanía quiere que se marchen y no vuelvan. A esos, María Dolores Gorostiaga les dice que se queden, que los necesita para más adelante, cuando toque echarles la culpa de todo y seguir. Sin embargo, Gallardón siempre habla en clave política, que es aquella en la que dicen que se mandan mensajes de desavenencia o inconformidad, sin obligarse a nada.

Es lo mismo que enviar a otros “a hacer los recados” y guardarse las espaldas o la poltrona del coche oficial y las prebendas del cargo. En esta ocasión, la frase de Gallardón ni deshace la margarita ni se hace la pregunta aquello del me quiere o no me quiere, simplemente dice que le quieren pero que no le comprenden. Pues nada muchacho, cuando te quieran y te comprendan, nos lo cuentas.