San Francisco de Sales, Patrono de los periodistas

Su salud de niño, fue muy delicada, pues nació prematuro pero gracias al exquisito cuidado de su madre, Francisca de Boisy, persona amable y piadosa, pudo fortalecerse con los años.

San Francisco de Sales fue beatificado por el Papa Alejandro VII en el 1.661, y el mismo Papa lo canonizó en el 1.665, a los 43 años de su muerte.

A los 13 años viajó a Paris para estudiar con los jesuitas. Después estudió Derecho y Teología, primero en la Universidad de París y después en Padua. Estudiaba derecho durante cuatro horas diarias para poder llegar a ser abogado. Otras cuatro horas estudiaba Teología, la ciencia de Dios, porque tenía un gran deseo: llegar a ser sacerdote.

Dicen que de día escribía octavillas clandestinas y de noche las metía debajo de las puertas de los vecinos. Sus libros, Las Controversias, La Introducción a la Vida Devota y El Tratado del Amor de Dios, están considerados en Francia como unos clásicos de la literatura.

Por estos escritos clandestinos, se ganó el premio “patrono de los periodistas”.

Parece ser que de joven era muy inclinado a la ira, enrojeciéndosele la cara cuando se enfadaba, pero lograba contenerse de tal manera que cuentan que al hacerle la autopsia a su fallecimiento, encontraron su hígado endurecido como una piedra debido precisamente a la cantidad de veces que tuvo que contener su ira para parecer amable, delicado y bondadoso en el trato.

Cuando se doctoró en leyes, con 24 años, volvió a su casa al castillo de Thuille a orillas del lago Annecy, allí permaneció 18 meses llevando la vida ordinaria de un joven de la nobleza. Su padre intentó que se desposara con una joven heredera de una de las familias del lugar, pero Francisco declinó casarse, incluso declinó la oportunidad del ser miembro del senado y después de mucha lucha, pero con el consentimiento de su padre, se ordenó sacerdote el 18 de diciembre de 1.593.

Mantuvo una gran amistad con Juana Chantal, fundando con ella la Orden de la Visitación. Se trata de de las monjas Visitandinas o Salesas, que como bien se sabe, existen Santander en el Convento de Las Salesas y su máxima es la vida consagrada a la clausura, la pobreza y la humildad, caracterizándose también por no poner muchas restricciones a la hora de admitir a las postulantes (edad, estado de salud, viudedad, etc…). Precisamente hace pocos días, el Papa, también Francisco, ha pedido a los religiosos de clausura, menos oración, menos clausura y más actos y acciones encaminadas a hacer el bien.

“No nos enojemos en el camino unos contra otros, caminemos con nuestros hermanos y compañeros con dulzura, paz y amor y te lo digo con toda claridad y sin excepción alguna, no te enojes jamás, si es posible, por ningún pretexto des en tu corazón entrada al enojo”.

Es mi Santo, quizás por eso mi afición a escribir.