¿Y ahora qué?

Desde ese momento, el pacto dejo de existir, a pesar de que se convalidase la cohabitación de gobierno Lola-Revilla sin mayor análisis. El pacto lo entendimos los cántabros para “ramplar” algo a Madrid, pero sólo hemos conseguido la visita de ministros ociosos por falta de trabajo.

Se ha estado subsistiendo sin decirse la verdad. Unos y otras han estado haciendo creer que lo que había pasado en las elecciones, la estrepitosa derrota del PSOE frente al PRC, fue un espejismo. Mientras, el PP se mantiene y está al rebufo de la más que sabida caída de Zapatero. En Cantabria, se espera una sonada pitada al PSOE de Lola en las próximas elecciones, porque, dicen, no representa la esencia socialista, sino la ambición personal. Ya no engañan con las siglas, los ciudadanos siglo XXI buscan gestión, no sopa de letras.

Celebradas las elecciones en 2007, la disyuntiva de Revilla era consolidar un partido de ámbito regional reivindicativo al estilo de los existentes en otras comunidades o esperar. Revilla optó por esperar e intentar convalidar los votos en las elecciones 2011 y, a partir de ahí, consolidar ese partido de corte autonomista. ¿Error de cálculo? Lo que he venido diciendo públicamente en estas tribunas es si ese inmovilismo político iba a dar sus frutos, sin añadir nada a la olla, o si había que echar algo más.

Ahora sufrimos un nuevo ataque desde Madrid -que se denomina tomadura de pelo soberana- con la infraestructura del Ave. Como lo es la nula cosecha conseguida en esta legislatura por el freno que ha supuesto la cuota socialista de Gorostiaga -falta de inversiones en la gran empresa que tiene Cantabria, el Puerto, y su nefasta gestión por del Olmo y Manrique, frente a lo que reciben Gijón y Bilbao-. Valdecilla, Puerto y Ave es el triangulo de las Bermudas que va a dar el finiquito al PSOE de Gorostiaga.

La conexión -Gorostiaga-Madrid- no ha servido para nada. Muchos se preguntan si ha llegado el momento de dar ese paso valiente, de decir hasta aquí hemos llegado para evitar que nos vuelvan a tomar el pelo desde Madrid, gobierne quien gobierne el próximo Estado Federal si no se cambia el rumbo.

Y ¿ahora qué? A esperar hasta el 14 de junio y, si no rectifica Zapatero, ponerle una pancarta en la entrada de Santander con un título que diga ‘el Gran mentiroso’.