¿Y por qué no dos CEOE?

Las consecuencias pueden ser graves. Dejando de lado las causas, la realidad es que algunos empresarios no estaban cómodos en la actual CEOE y se marcharon, pero no dejaron de ser empresarios. ¿Han de ser condenados a no tener asociación? Existe una batalla entre dos siglas que mandan en el espectro asociativo empresarial. La división está consolidada y resulta impensable, al menos a corto plazo, una reconciliación entre las personas que se enfrentan y que no son otra cosa que portavoces de una realidad.

El hecho de que haya dos CEOE no tiene por qué representar ningún problema, ya que no sería otra cosa que marcar una diferencia de pensamiento y filosofía de los empresarios. Eso es lo que debería ser y nada más. Pero ¿lo es? No.

Nadie pone en duda ni deslegitima la existencia de varios sindicatos que representan a los trabajadores. Entonces ¿por qué sólo una CEOE? Estamos en un país democrático y el asociacionismo no es obligatorio, salvo el anacronismo de las Cámaras de Comercio que algún día tendrán que regularizarse democráticamente y desaparecer el llamado impuesto cameral.

Una CEOE única no puede ser ni propiciada ni tutelada por el Gobierno de Cantabria, ni mucho menos dar legitimidad o apariencia de legalidad por los” pelos” o por intereses propios que dejan tirados los legítimos derechos de otros empresarios. La ley tiene que ser interpretada mediante el famoso in dubio pro empresarios en su conjunto, más en  el presente caso, y nunca para la defensa de una aparente continuidad de siglas que algunos empresarios no desean.

Desde que se produjo el cisma empresarial de división, la parte continuadora de las siglas para suplir el abandono se ha cubierto mediante la constitución de asociaciones paralelas y algunas carentes de espíritu empresarial. El fenómeno no ha pasado desapercibido ante los ojos de nadie. Se empieza a escuchar los conceptos de fraude de ley, abuso de derecho por la creación ex novo y ad hoc de nuevas asociaciones, etc. ¿Esa creación de asociaciones “espontáneas” ha sido para suplir las de aquí? Si se trata de defender los intereses de los empresarios no debería existir tanto problema. ¿Acaso hay algo más? ¿Se está creando la “telaraña del voto”? Hay que empezar a levantar el veto y decir que los presuntos defensores de los intereses de los empresarios igual no son tan veladores de estos como de sus propios intereses…