Ave que vuela, a la cazuela….

Hace ya unos cuantos años que en Cantabria íbamos a tener dos AVEs (Alta Velocidad Española, referida a los trenes); uno de ellos iba a venir de Madrid y ya echamos las campanas al vuelo y organizamos el asado de un buen torete, allá por tierras castellanas, aunque a Cantabria nunca llegó Ave alguno, salvo aquel inefable Ministro de Fomento, al que gustaban las viandas de Cantabria, que de vez en cuando le pagábamos en esta tierra hospitalaria y partía para la Corte, ahíto y con las manos ocupadas con las anchoas que generosamente le regalaba Revilla.

Y en aquella época, aquel Gobierno PRC-PSOE nos dijo y prometió que, además, tendríamos un AVE a Bilbao por la costa. ¡No se podía prometer más!. Y los incautos cántabros, bueno, muchos de ellos, se lo creyeron de buena fe, con la ingenuidad de un niño ante la llegada de los Reyes Magos.

Después de que el PP inventase aquello de “Tren de Altas Prestaciones” (TAP, para los más frikis) y el propio Revilla aceptase esta metamorfosis, especialmente después de hablar con el actual Ministro de Fomento, ahora nos desayunamos con otro TAP que vendría desde “Finisterre a la frontera francesa” (Sic) que nos anuncia a bombo y platillo Miguel Ángel Revilla desde Vigo, tierra de buen marisco y mejor albariño.

Así que yo me voy a dejar de trenes y conejillos sacados de la chistera, pues me estoy haciendo mayor y no creo que llegue a poder que sacar un billete de TAP para que me lleve en menos de media hora hasta Oviedo y poder degustar allí una buena fabada y volverme en otra media hora, mientras hago la postprandial.

Y como decía aquel dramaturgo cántabro, Pedro Calderón de la Barca, “…y los sueños, sueños son”.