Fruta prohibida para los demás
Entristece comprobar que las prisas, el “ Estrés”, el exceso de trabajo–para unos y otros–, las comodidades…nos mediaticen de tal manera nuestros corazones que nos hacen olvidar que poseemos “corazones vivos” para amar, desear, que se convertirán en corazones muertos de nuestra propia soledad, si no los usamos de forma racional, humana.