Volver a enamorarse.
Siempre fueron muy felices mis progenitores, ni que decir tiene…Se despedían, cuando novios, con mil besos-capullos de rosas mil colores-, en el portal de la casa de mi madre. Más tarde se llamaban por teléfono mil y una veces al día, se escribían pequeñas misivas cada dos por tres, y jamás sintieron el vacio de sus corazones enamorados…