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Jardines de Piquío. Carlos Magdalena
En el autobús, porque uso el autobús de forma habitual mínimo un par de veces al día, no como los ediles de La Casona de uno y otro signo que nunca los he visto, se acercaron dos señoras mayores, ¡pero no tontas! como decía aquel jubilado que pedía atención personalizada a las entidades bancarias, y se dirigieron a mí diciéndome, para empezar, que no querían molestarme, pero que estaban temblando porque temían lo peor para los Jardines de Piquío

En el autobús, porque uso el autobús de forma habitual mínimo un par de veces al día, no como los ediles de La Casona de uno y otro signo que nunca los he visto, se acercaron dos señoras mayores, ¡pero no tontas! como decía aquel jubilado que pedía atención personalizada a las entidades bancarias, y se dirigieron a mí diciéndome, para empezar, que no querían molestarme, pero que estaban temblando porque temían lo peor para los Jardines de Piquío y su anunciada reforma. Mantuvimos una larga charla, lo que dura el bus desde Piquío a Correos, pero fue suficiente para palpar una vez más el sentir de la gente, yo por mi parte traté de calmarlas argumentando que después de la metedura de pata y destrucción total de los jarcines de la antigua Plaza de Italia, que ahora llaman Plaza de las losetas y jardineras, no creía que la alcaldesa fuera a hacer lo mismo porque se habría dado cuenta a estas alturas del descontento general de la ciudadanía con esa macro reforma realizada en la Plaza de Italia.
Los Jardines de Piquio además de emblemáticos son seña de identidad del Sardinero, y en definitiva signo identitario de todos los santanderinos, de Santander. Estos Jardines ocupan un espacio distintivo en nuestra ciudad sobre las magníficas playas del Sardinero que sirven de balcón para contemplar la belleza de nuestra naturaleza, de nuestras playas.
El primer ajardinamiento se produjo en el año 1897 y en 1925 fue el arquitecto municipal Ramiro Saiz Martínez quien reordenó y construyó los jardines como los conocemos en la actualidad.
Sin olvidar que fue Gonzalo Piñeiro, alcalde de Santander de nacimiento, el que acometió los últimos arreglos de los jardines consistente en sanear el mobiliario, adecentar lo ya existente y levantar el pavimento dado que debido a las raíces de los árboles estaba muy deteriorado, con la novedad de pintar el asfalto de las calles en azul que fue aplaudido por los santanderinos.
Lo he dicho por activa y por pasiva, Piquío solamente necesita un ?lavado de cara? que hay que hacer a modo de mantenimiento y nada más. Los vecinos, a pesar de que se esté creando un núcleo de opinión desde que saltó la alarma de la reforma y visto lo acontecido en la plaza vecina del Casino, no quieren modernidades y alguna plataforma en defensa de los Jardines de Piquío están al acecho expectantes.
No es menos cierto que desde la alcaldía dicen que han mostrado el proyecto a los hosteleros para que dieran su conformidad (¿?) cuando aquí son los vecinos de Cuatro Caminos, del Sardinero, de Castilla- Hermida, y de todos los barrios en definitiva los verdaderos soberanos de la ciudad de Santander. Insisto, la opinión de los ciudadanos sigue siendo que lo que procede en todo caso es pintar, arreglar calles asfaltado, ampliar luces y poco más pero me temo que atendiendo al grueso de la partida económica (1,7 millones) destinada a ese destrozo que se pretende intentar hacer, no es solo para pintura etcétera aunque al final esperamos que no se haga con el apoyo del propio partido del PP. Y la alcaldesa no tiene porque tomarse a mal esta reflexión porque no es otra cosa que lo que opinan cientos y cientos de santanderinos sí no miles. Y parte de esa partida dediquenla a otros menesteres que falta hace en muchos puntos de Santander. Veremos?
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Comentarios(3):
Los Jardines de Piquío y la Plaza de Italia han sido siempre el alma del Sardinero, que no se repita la "obra de arte" de la Plaza de Italia.
Buen articulo y mejor opinión Gracias vecino
Gracias carlos por dar la cara