La tienduca
Somos muchos los que sentimos cierta nostalgia de las casi olvidadas tienducas en las que se vendía casi de todo, desde aspirinas hasta calzoncillos, y de paso te tomabas un blanco. Esas tiendas proliferaron por los pueblos de Cantabria y también por la capital y, aunque parezca mentira, todavía queda alguna.

Eran vecinales, hospitalarias y se estaba cómodo en ellas. Las cuadrillas paraban allí, se tomaban los blancos con una lata de anchoas, se liaban el cigarrillo y, de paso, llevaban el pan a casa, al menos los que se acordaban… los que se olvidaban regresaban y así tomaban otro blanco. Había mus, brisca y dominó…
El progreso, rompedor del vínculo, no es que las haya hecho desaparecer, pero si las ha ocultado, escondido con la ayuda de nuestros inquisidores guardianes, funcionarios de los ayuntamientos y comunidades autonómicas. Los anteriores, con tantas pegas normativas y exigencias, las han ido condenando poco a poco tratando que desaparezcan. Ya saben, la prolija legislación de los políticos junto con sus asesores, que no pisan la boñiga, son los que más pegas ponen aquí para que no se pueda despachar ni aspirinas, ni vinos, ni chatos, ni potes porque no es una mercería, pero tampoco un bar, aunque, sin embargo, tenían hasta cordones para los zapatos y cepillos de dientes.
Imagínense que sale el probo funcionario con aquello de que para despachar filetes de lomo si no se dispone de un stand de tales características o una nevera de tres por cuatro y un largo de x metros te cierran el chiringuito... Pues bien, estos impedimentos burocráticos que brevemente enuncio son los que nos inician a la soledad y a propiciar el no trato, y el no poder conocernos siendo unos completos desconocidos para nuestros vecinos de comunidad y de barrio. Ahora, dicen que por nuestra comodidad, nos ponen casi dentro del portal de nuestra vivienda los centros comerciales o en cada esquina, lugares fríos con cajeras anónimas y con ofertas del día y precios engañosos…
Pero todavía hay esperanza. Los tiempos de crisis pueden servir para retomar estas pequeñas tiendas de casi todo y que vuelvan a tomar aire. Nuestro Consejero de Cultura y Turismo Javier Marcano tomará buena nota de esta situación y verá la forma de recuperar las “tiendas rurales” como lugares de encuentro. Naturalmente, que la recuperación de estas tienducas no será bien recibida por los centros comerciales tan bien distribuidos por todas partes, ni por los macro centros comerciales de las afueras con la gran contaminación que produce el desplazamiento.
Esta vuelta de tuerca a nuestras raíces la ha iniciado la comunidad de Galicia con un detallado estudio y una subvención en los precios para ayudar a esos matrimonios porque parece que hay posibilidades de no tener que huir de los pueblos y de progresar y recuperar una tradición que la modernidad mal empleada ha consentido casi erradicar: la convivencia ciudadana. Y es que con tanta crisis, y la que llegará, hay que buscar alternativas. Va llegando el momento de recuperar viejos usos, que no son tan viejos, porque los ciudadanos se cansan de escuchar siempre las mismas campañas impersonales de la violencia, del botellón, de la bombilla, del aspirador, de monigotes anónimos que te plantan en la calle. ¡Basta de campañas! Finalicen con la vulgaridad publicitaria, que a casi nadie importa, intenten bajar del coche oficial y pregunten al ciudadano, cómo vive, de qué vive, y cuáles son sus inquietudes y necesidades. Hay que atacar la enfermedad del siglo XXI que no es otra que la soledad porque tiene una derivación peligrosa: la depresión. Bye.
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Comentarios(6):
Qué artículo más acertado. Pero me temo qué aquellas tiendas no van a volver por los problemas legales a los que aludes;aunque todo tiene solución, pues lo mejor de aquella forma de vender,era la calidad humana de la gente, tanto del vendedor, como de los compradores. ¡Ojalá lo veamos!
Uyyy el on linuco
Da gusto despues de tanta politica leer un articulo rememorando tiempos mejores,que nos remontan en el tiempo y nos hacen recordar aquello que entonces no valorabamos y hoy echamos de menos
Pues sí quiza ahora en tiempos de crisis algunas familias se plantean el volver al pueblo con la huerta y la vida mas familiar,esta bien lo que cuenta de la comunidad gallega facilitando subenciones para rehabilitar pueblos abandonados
Cuanto jabón os dais los del on linuco, Estais venga a mandaros comentarios. Mejor abrís una tienduca
Jod..r , que recuerdos ha traido a mi memoria.., quizás nostalgia