Noticias de Cantabria
08-10-2012 11:56

Momento crítico.

Hace ya mucho tiempo que los veteranos de esta extraordinaria profesión que es el periodismo, nos conjuramos para no hablar de "momentos históricos" ni de "encuentros históricos".


 Decidimos que lo "histórico" ya no existe porque todo es bien efímero y además, cuando se utiliza el término en cuestión nunca, o casi nunca, es para describir o relator algo bueno.

   Abandonado el término ya mencionado se hace necesario sustituirlo por otro que pueda describir el momento que se trata de analizar y así, a bote pronto, se me ocurre que la conjura de circunstancias que se dan en nuestro país nos puede llevar a pensar que, cuando menos, España y, desde luego, el Gobierno y la política en general, se encuentra en un momento crítico.

   No es baladí para un Gobierno decidir si se acude o no a la ayuda europea. No cabe hablar de "rescate" al estilo Portugal o Francia pero sí de si nos subimos o no al flotador lanzado por el BCE. No pueden caer en saco roto las palabras del gobernador del Banco de España alertando sobre la posibilidad de que España no cumpla sus compromisos de déficit salvo si se toman medidas adicionales que, para entendernos, no es otra cosa que "tocar", para mal, las pensiones.

   Cuando la crisis lleva camino de convertirse en animal de compañía, cuando miles y miles de familias viven situaciones penosas, cuando miles y miles de ciudadanos van perdiendo la esperanza, cuando, para muchos, el futuro parece no existir, resulta que nuestra clase política está en decadencia, según consta en el reciente auto del juez Pedraz. Si nuestra clase política está en decadencia; es decir, mortecina y hablando sola, ¿a dónde mirar?. ¿Pondrían los ciudadanos españoles el país en manos de los que en la calle gritan eso de "no nos representan"?.

   No es cuestión menor que ante un Gobierno que necesariamente se quema porque la crisis arrasa con todo lo que se encuentra en su camino, el principal partido de la oposición, el PSOE, no acabe de encontrar su sitio y su discurso de manera que recobre el vigor necesario para ser percibido por los ciudadanos como una alternativa cierta y efectiva. La certeza de recambio es un acicate para quien gobierna y un elemento de tranquilidad democrática que en estos momentos no tenemos.

   En este contexto surgen con fuerza las pulsiones soberanistas tanto en Cataluña como en el País Vasco. Son realidades bien distintas pero ambas con enorme capacidad para generar desasosiego institucional y hacerse merecedoras de atención por parte de la prensa internacional que a la hora de hablar de España siempre elige fotos de gente cogiendo comida de los contenedores, lo cual es un hecho cierto.

   Tan cierto como que ha habido colas de noche entera para comprar el último modelo de IPhone a 700 euros la pieza. Hoy, como ayer, como siempre, Cataluña y País Vasco son la historia interminable de un país, España, que a estas alturas de la historia parece no tener decidido que quiere ser de mayor pese a ser de las naciones más viejas de Europa. Creo que esto es un problema y bien serio que no se ha sabido o se ha querido abordar.

   ¿Es posible que fuéramos capaces de salir de una dictadura labrando una transición que se estudia en las mejores universidades del mundo y ahora parezcamos incapaces de salir de este atolladero?

   Si se cumple lo previsto, mañana en Barcelona y con ocasión del partido de fútbol que enfrenta al Barça con el Real Madrid, es posible que veamos una explosión de independentismo. Muchos seguidores de ambos clubes han optado por no asistir al campo y los que nunca vamos a ninguno, contemplaremos, si se produce, un lamentable espectáculo, algo fuera de sitio que, personalmente, me lleva a pensar que, efectivamente, España está en un momento crítico aunque no lo parezca.

 

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