Carmen Tomás

El Plan Prepara, el que ofrece una ayuda de 400 euros a los parados que ya no cobran ningún tipo de prestación, vence dentro de unas horas y cuando escribo este artículo, el Gobierno aún no ha dicho si lo prorroga o no por seis meses más. Es un asunto delicado.

La bolsa española está estos días de agosto registrando los menores volúmenes de negociación del año. Es lógico y es lo que suele pasar. Con poco dinero unos cuantos cambian el signo de las cosas.

Los mercados sirven ya para poco, excepto para ponernos a todos de los nervios. Es obvio que su principal labor que es reflejar los fundamentales de las empresas que cotizan en ellos no la cumple.

No sólo el IBEX se cerró con la mayor caída en dos años, sino que el bono a 10 años superó el 7 por ciento y la prima de riesgo los 600 puntos. Si el BCE no hace nada la semana que viene, muchos creen que se acabó lo que se daba.

En los últimos meses todas las semanas son decisivas para el futuro del euro y la estabilidad de España. Y, aunque uno tenga la sensación de que los resultados no acaban de plasmarse en hechos, la realidad es que el gobierno va saltando obstáculos pasito a paso.

Hace justo una semana nos las prometíamos felices. La Cumbre de la Unión Europea se saldaba con dos grandes éxitos para España e Italia. El crédito a la banca no influiría en la deuda pública y el nuevo fondo de rescate podría comprar deuda, evitando así la negativa a hacerlo del BCE.

El acuerdo logrado en la Cumbre de la UE del fin de semana pasado ha sido un gran acuerdo para todos. Es verdad que España e Italia han salido reforzadas. Pero, no cabe duda alguna de que todos han ganado, porque ha ganado el euro.

La Eurocopa está en juego y España tiene muchas posibilidades de ganarla. Pero no es a eso a lo que yo quería referirme. España está siendo atacada por tierra, mar y aire y no nos tenemos que dejar.

En medio de la tormenta que no cesa a pesar de los resultados conseguidos en las elecciones de Grecia del pasado domingo, el Tesoro español ha conseguido el triple de demanda de deuda de la que ofrecía.

Los mercados no están respondiendo positivamente al rescate o línea de crédito que Europa a puesto a disposición de nuestro sistema financiero.

España es un país sólido, que sí necesita dinero para sanear su sistema financiero, pero que puede salir por si solo con las reformas realizadas y las que están por venir.

Varios ministros se han prodigado en público para asegurar que no van a venir los hombres de negro, los enviados de Bruselas para intervenirnos de facto.

...la UE no está dando la talla desde hace años; no vamos de cabeza a una unión de verdad con un banco central que actúe como lo hacen el Banco de Inglaterra o la Reserva Federal.

Tengo dicho hace mucho que la Unión Europea es todo menos unión y ahí radica el grave problema que nos acecha desde hace años. La cuestión de los eurobonos que con tanto afán plantean los socialistas es asunto de discusión porque no tenemos ni un banco central que pueda actuar como tal, ni una política económica y fiscal común.

Lo aseguran los grandes empresarios de este país que mañana harán público un informe según el cual en 2013 comenzaremos a ver la luz y la economía española podría crear 700.000 puestos de trabajo.

Las bolsas europeas no se salvaron de una semana de auténtico infarto. El selectivo español vivió de hecho la peor semana del año con una caída superior al 6 por ciento.

La nacionalización de Bankia ha marcado el paso desde que el lunes su presidente Rodrigo Rato anunciara que abandonaba. Los entresijos de la operación se fueron desvelando poco a poco mientras el valor, con la total responsabilidad de la CNMV seguía cotizando y perdiendo. Hasta 700 millones ha llegado a perder, más de un 40 por ciento desde que salió a bolsa.

El sistema financiero español sigue en el punto de mira de los inversores y de las instituciones internacionales. La fórmula para su saneamiento aparcando los activos procedentes del ladrillo, sobre todo el suelo a valor incalculable, centra los debates.

El sistema financiero español, ese que hace unos años nos vendió Zapatero como el mejor del planeta al que no llegaría la crisis porque no tenía activos tóxicos, está herido y como no se dan prisa puede que sea de muerte.

La bolsa española no da más que disgustos. La semana ha sido realmente convulsa y el IBEX ha logrado salvar los 7.000 puntos in extremis. Hemos vuelto a registros de 2009 y en lo que va de año lleva acumulada una pérdida que ronda el 18 por ciento.

Los mercados siguen atizando a España. La bolsa es un auténtico mar de lágrimas. Las dudas se ciernen sobre España y sus bancos. Además, ha resurgido el problema de Repsol. Argentina quiere expropiar una de las mejores empresas españolas y va a tener respuesta.

Los mercados, los que nos tienen que financiar sabiendo que les vamos a devolver el dinero prestado, presionan al Gobierno y de qué forma.

El ministro de Economía ha declarado que a su juicio la desconfianza que ha regresado a los mercados de deuda y a la bolsa hay que buscarla en Europa.

La bolsa española ha cerrado el primer trimestre con una caída del 6,5 por ciento y la peor semana del año. Y lo ha hecho así, mientras la griega sube un 8 por ciento y la alemana un 19 por ciento. El único consuelo es que mantiene los 8.000 puntos que parecen haberse convertido en un soporte bastante sólido.

Los mercados atacan de nuevo. Desde distintos frentes se ha puesto otra vez a España en el punto de mira. Una vez más se habla hasta de posible rescate. Lógicamente, la prima de riesgo se disparó estos días y aunque no llegó la sangre al río ya que se consiguió colocar bastante bien la deuda emitida, no cabe duda de que las bolsas y la imagen de nuestro país sufrieron.

La bolsa española parece haber despegado esta semana. Llevaba días retrasada respecto a sus homólogas y por fin sube en la semana casi un 2,5 por ciento. No hubo demasiadas noticias malas.

Tan sólo el dato de empleo en Estados Unidos sorprendió y logró que se limaran las pérdidas. En todo caso, en las cinco sesiones el IBEX se dejó casi un 3,5 por ciento, al borde de los 8.300 puntos.

La bolsa española ha roto la racha de caídas en tres semanas, aunque en esta cuarta semana las ganancias han sido muy exiguas, apenas un 0,4 por ciento. Ocurre que los inversores están muy asustados y bastante desconcertados. Las noticias se han sucedido.

El selectivo español se ha quedado rezagado y ha enlazado su tercera semana con cierre a la baja. De hecho, en quince sesiones ha perdido casi un 4 por ciento. Ha habido muchas claves, pero quizás la más importante haya sido los malos resultados de las empresas.

Pasito a paso el IBEX iba escalando posiciones. Con altibajos, pero decidido a alcanzar los 9.000 puntos. Es verdad que algunos de los grandes no acaban de arrancar y que los bancos dan aún un poquito de miedo.

La Ley de Estabilidad Presupuestaria, un compromiso en toda regla con la austeridad, la ordenación del sistema financiero, la reforma laboral y la Ley de Emprendedores son fundamentales.

La bolsa española sigue lastrada. Los problemas específicos de crecimiento y de empleo de España mantienen atenazados a los inversores, aunque responden a estímulos exteriores de calado.

Me encuentro entre los que piensan que Rajoy no tuvo un lapsus cuando le contaba al jefe del Gobierno de Finlandia que la reforma laboral que estaba pensando para España le iba a costar una huelga general. Creo que el presidente del Gobierno sabe que sindicatos y patronal no van a quedar contentos con todos y cada uno de los puntos de esa reforma y nos ha puesto la venda antes de la herida.

El presidente del Gobierno dijo hace unos días a propósito de su intención de subir el IVA que no estaba en sus previsiones pero que "nada es para siempre". Así que ya veremos lo que ocurre dentro de unos meses cuando haya que acometer nuevos recortes de gasto o aumentos de ingresos para cumplir con el objetivo de déficit.

El Tesoro español emitió ayer deuda pública y la acogida del mercado ha sido muy positiva. No sólo se consiguió colocar lo que se pedía sino que se hizo un 50 por ciento más barato en relación a la anterior subasta.

La amenaza de rebaja de calificaciones de deuda a Francia, Austria y España lanzada por la agencia S&P se concretó y aunque durante la jornada bursátil del viernes ya los inversores se manejaron con el rumor de que la rebaja se iba a materializar, creo que en el inicio de la semana puede desatarse otra tormenta en los mercados.

Es pronto para evaluar el plan de gobierno de Rajoy. Las primeras medidas que vamos conociendo nos han dejado algo fríos. Por un lado, hay que alabar ese esfuerzo de casi 9.000 millones de euros de recorte en el gasto de todos y cada uno de los ministerios. Pero, por otro, hay que lamentar la subida de los impuestos sobre la renta y el capital.

Tenemos gobierno y tenemos un plan para salir de la crisis. Rajoy eligió a su equipo económico que coordinará directamente y que el próximo día 30 tomará las primeras medidas. La sociedad española respira un tanto más tranquila. Todos son profesionales de peso, que vienen enseñados de casa y que han demostrado que saben lo que hay que hacer. En este ambiente, la bolsa española se ha dado el gustazo de avanzar más de un 4 por ciento y poner al IB

La Unión Europea por fin parió. Veremos si es la última refundación o no de la zona. Tenía que haberse decidido mucho antes, pero al fin lo hicieron.

Los mercados por fin han respirado. El IBEX ha cerrado su mejor semana en tres años con una subida superior al 10 por ciento. Ha vuelto la confianza y también la esperanza.