El Ciclo de Puente Viesgo revisa mañana el arte prehistórico descubierto en los márgenes del río Nalón
La trigésimo primera edición del Ciclo de Conferencias sobre Prehistoria de Puente Viesgo analizará mañana al arte prehistórico descubierto en distintos yacimientos ubicados en los márgenes del río asturiano Nalón, en una conferencia que impartirá José Manuel Barrera, catedrático de la Universidad de Oviedo, con el título `Érase una vez un río`.

La conferencia de Barrera se iniciará en las 19.30 horas en las antiguas escuelas de Vargas, horario y escenario de todas las conferencias programadas este año por la Sociedad de Amigos de las Cuevas del Castillo todos los miércoles de cada semana hasta el próximo 29 de septiembre, ha informado la organización en nota de prensa.
Barrera es el octavo ponente invitado este verano al veterano ciclo de prehistoria y sucede a su colega Pablo Arias y su conferencia sobre el denominado hombre de Loizu, un esqueleto humano muy bien conservado de más de 11.000 años de antigüedad hallado por unos espeleólogos en una cueva navarra y que en la actualidad está siendo investigado en la Universidad de Cantabria.
Como precisó Arias, prehistoriador de la Universidad de Cantabria y del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC), los restos óseos del hombre de Loizu se trasladaron el pasado mes de mayo a la Universidad de Cantabria para ser estudiados por un equipo científico gracias a un convenio de colaboración del Gobierno autonómico navarro, la Universidad de Navarra y la Universidad de Cantabria.
El propio Pablo Arias, que dirigió la extracción del esqueleto del hombre de Loizu de la cueva del municipio navarro del mismo nombre, avanzó en su conferencia en el Ciclo de Puente Viesgo que los restos óseos de este varón de entre 21 y 23 años aparentemente fallecido por muerte violenta "permanecerán unos seis meses más en la Universidad de Cantabria para completar su estudio".
Como recordó el ponente, la importancia de este más que probable depósito funerario del Aziliense (cultura de la prehistoria coincidente con el final de la última glaciación) es que es el segundo encontrado en España de esta cultura y período de la prehistoria después del de la Cueva de los Azules en Asturias.
"Hay muy pocas sepulturas de esta época, donde apenas se han encontrado restos de seres humanos en Europa", recalcó Arias, que insistió en la importancia del buen estado en el que se ha conservado el esqueleto de la cueva navarra.
Los restos del hombre de Loizu fueron hallados en un lugar alejado de la entrada de la cueva y de difícil acceso, en lo que para el conferenciante viene a confirmar que se trata de una sepultura o depósito funerario; que el cadáver del hombre de Loizu fue trasladado de manera intencionada (posiblemente con un sudario) y no murió allí de manera casual.
CRÁNEO MUY FRACTURADO
Arias repasó algunos de los resultados de los estudios antropológicos y arqueológicos realizados al hombre de Loizu, cuyo cráneo se encontró muy fracturado en lo que parece ser una muerte muy violenta causada por un proyectil, posiblemente una flecha, que entró por su cabeza.
Además, el hombre de Loizu fue hallado con la mandíbula separada del cuerpo y colocada al revés, aunque el resto del esqueleto se mantiene unido anatómicamente, como matizó el conferenciante.
Arias destacó que la previsible sepultura de este varón joven con 11.700 años de antigüedad "no tenía ajuar" y que el hombre de Loizu tenía 1,60 metros de altura, pesaba 60 kilogramos, era diestro y presenta muchas marcas músculo esqueléticas de grandes esfuerzos físicos.
El ponente agregó que algunos huesos del hombre de Loizu tienen color ocre y que se aplicó colorante artificial a su cabeza, algo frecuente en los protocolos funerarios de la prehistoria.
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