Ricky Rubio: "Yo quiero jugar al baloncesto, pero no puedo"
El internacional español "desnudó" su lucha interior durante toda una carrera que no sabe si habrá terminado "Nunca ha sido suficiente, piensas que esto va de vida o muerte"

MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
El internacional español Ricky Rubio desveló la lucha interior, por culpa de una autocrítica devastadora, en la que se convirtió su carrera desde un prematuro debut en la elite con solo 14 años, manteniendo en el aire su futuro, una posible retirada definitiva que "cada día" parece más cerca por un quiero y no puedo.
"Me gustaría jugar al baloncesto sin todo lo demás, pero es imposible, y sin ser Ricky Rubio. Yo quiero jugar al baloncesto, pero no puedo. Estoy exprimiendo al máximo para ver si realmente puedo. La respuesta, cada día es más clara, sinceramente, pero es difícil. No sabemos todas las respuestas", dijo este domingo en una entrevista en el programa Lo de Évole, de laSexta, donde el jugador catalán quiso "desnudar" sus sentimientos como nunca.
El de El Masnou, que hace más de un año jugó su último partido profesional en el Barça hasta la fecha, repasó la acumulación de experiencias, con el punto de inflexión de su grave lesión de rodilla cuando era jugador de los Cleveland Cavaliers en la NBA, en diciembre de 2021, hasta pedir auxilio antes del Mundial de 2023, de donde salió de la selección español para cuidar su salud mental.
"No quería ni coger el teléfono, porque yo sabía que me había roto. Mi primera reacción es: 'esto no me ha pasado a mí, pero se van a cagar, y voy a volver más fuerte que nunca'. Estoy todo un año con una sensación que no la entiendo, que estoy enfadado con el mundo. Vuelvo a jugar. Hago toda la recuperación, la preparación para el Mundial. Y me voy al Mundial, pero tengo una sensación rarísima dentro. Me veo en el espejo y digo: 'algo no va bien'. No duermo durante dos o tres días, sueño cosas oscuras, pedí ayuda como supe", explicó sobre aquella convocatoria con España.
"Una de las noches que estaba en el hotel dije: 'no quiero seguir, ya no con el baloncesto, con la vida'. Tengo una familia, tengo un hijo, me sentí así por un segundo. Algo toma el control. Puedo entender a mucha gente, tanto que está en el momento de éxito como, por desgracia, muchos se han quitado la vida, o como gente normal, que dice no puedo seguir. Porque hay momento en el que todo te pesa tanto. En el Mundial, cuando digo paro, parece que me muero y que mi vida no tiene sentido", añadió.
Así paró Rubio, el niño oro de España que llegó a la NBA casi siguiendo un guion, sin estar satisfecho nunca por lo conseguido, siempre queriendo más. "Para mí nunca nada era suficiente. Uno de los espejos ha sido Pau Gasol, en cuanto al nivel de lo conseguido, y a mí me parecía que tenía que superarle", confesó.
"Le pregunté ahora, demasiado tarde, si lo había pasado bien. Yo cuando salía a una cancha pensaba que era el peor, le dije, y me contestó: 'yo saltaba y pensaba que era el mejor'", afirmó, reconociendo que el día que dejó la selección sabía que era algo "grave" y que "no iba a volver a la NBA".
La sensación de cumplir con "las expectativas", seguir el guion de "la presión social", acompañó al base catalán desde que, de carambola, se vio con el primer equipo del Joventut con 14 años. "Jugaba porque me enamoraba la sensación de estar en un equipo, me gustaba ser el pillo, ver más allá, disfrutar de un instinto que tenía. Yo pensaba que podía con todo. A mi hijo le diría que no. No estás preparado. Todo viene de esa pretemporada", explicó.
El canterano Rubio se unió a la 'Penya' en un entrenamiento y lo demás es historia, el jugador más joven en debutar en la ACB. "Huertas es de los mejores compañeros que he tenido, tuve la suerte de eso. Otras posiciones y compañeros, es una jungla. Ves que tienen un lado oscuro. Ves un mundo de adulto, aunque yo lo veía todo bonito. Me hubiese gustado vivir con esas gafas un poco más", dijo.
El base repasó la presión mediática a la que hizo frente. "Vende muchos titulares pero hay una persona detrás, alguien que con 14 años el cerebro no lo tiene desarrollado, no tendría que estar en ese foco, no estás preparado para vivir este mundo. Tienes que tener unas bases desde el inicio para soportar eso. Yo he tenido una base y unos valores que me han podido servir, pero que juegan también en mi contra: no creértelo nunca", afirmó.
"Para ti mismo, es una lucha constante. Cuando salgo a la pista pienso que voy a perder, así me esfuerzo más. Es un auto sabotaje que nunca me ha dejado triunfar. Nunca ha sido suficiente, si repaso mi trabajo no estoy satisfecho", añadió, recordando una entrevista en su tercer año en la NBA en la que llegó a abrirse y recibió el consejo de no "enseñar su condición vulnerable".
"Me vi como en un mundo donde todo tiene que ser falso y bonito para triunfar, mis emociones siempre las he intentado esconder, porque si no, me frenaban", confesó. Rubio recordó otro momento duro, el Mundial de 2010, cuando sintió que falló a España. "Empieza la culpa, me voy a llorar solo en el lavabo, para que nadie me vea. Es una de las primeras experiencias que se van cargando", comentó.
Rubio incluso duda de si su salto a la NBA era realmente lo que quería. "Es lo que tenía. ¿Ganas? Yo creo que sí, pero no sé hasta qué punto estaba condicionado a tener que jugar en la NBA porque estaba triunfando. Sí ha sido una experiencia brutal, pero la persona hubiera estado más feliz", confesó.
"Veía ganar o perder como estar feliz o estar triste. Son pequeñas cosas que vas instaurando y piensas que esto va de vida o muerte. Qué me llevo de Estados Unidos, lo que no haría. En el tercer año lo paso mal, hago la entrevista, no me acaban de salir las cosas. Mis padres me vienen a ver, y lloro en la cama con mi madre, ella me abraza y me dice 'vámonos'", explicó.
Rubio recordó también la relación con su madre y cómo de absorbido estaba por el baloncesto y su rutina, cuando ella enfermó de cáncer y murió en 2016. "Mi madre me aceptaba sin intentarme convencer. Me daba una seguridad, alguien se preocupaba por mí. Yo no me permitía fallar en la rutina. Mi mujer tiene nuestro primer hijo en Fenix, me hice tratamiento dentro de la habitación del hospital. Tengo que desconectar del personaje", afirmó.
"No sé si mi sueño era jugar en la NBA, pero sí mi sueño era ser padre, y a los dos días me voy a jugar. Son cosas que mirando hacia atrás, qué salvajada. Y suerte que estuve en el nacimiento. No podía parar el baloncesto, ahora lo he parado porque si no me paraba a mí. Cuando murió mi madre, en 2015 empiezan a ir las cosas muy mal. En el parón por el All Star vengo a Barcelona, veo a mi madre como nunca la había visto y de vuelta, me voy pensando que no tenía que coger ese vuelo. Por suerte, mi madre creo que me esperó, llego a finales de abril, estoy cuatro semanas con ella. Si no me llega a esperar, yo creo que no me lo hubiese perdonado nunca", recuerda.
Rubio, 34 años, comentó hace un mes que estaba en periodo de "reflexionar", sin ser "una despedida" al baloncesto, aunque para volver a jugar tendría que volver a disfrutar. "Echo un poco de menos el baloncesto, pero me gusta jugar al baloncesto sin nada exterior, se lo pasan muy bien (en una liga con amigos). Yo ya llevo el personaje y ya si voy ahí, llevo el personaje. Estoy intentando encontrar disfrutar el baloncesto sin todo lo que repercute. Voy a tratar de aprender a jugar otra vez para divertirme", dijo.
Además, Rubio valoró el caso de Lamine Yamal, de 17 años. "Se le está dando una responsabilidad a un niño que igual no está preparado, porque juegues bien parece que tengas que manejarlo todo. La influencia que tiene él en los jóvenes, claro ejemplo en mi hijo: ¿Le están formando para saber eso? ¿Él es consciente de aceptar esa responsabilidad? ¿Como sociedad le tenemos que exigir esa responsabilidad?", reflexionó sobre la estrella del Barça.
Sé el primero en comentar