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Opinión 26-06-2020 07:00

Un faro dota de una imagen muy poderosa y emblemática al entorno en el que se sitúa

El Faro Okupado, por José Luis Miranda Carmena

El color es la cuestión que nos ocupa. El blanco es el que refleja todos los colores de los que se compone la luz solar. El negro el que los absorbe en su totalidad. Un faro es un objeto destinado a ser visible, sobre cualquier otra función. En un día gris, con un fondo oscuro, por la noche, o por el día, destacando su silueta sobre un cielo azul intenso....

 

      El color es la cuestión que nos ocupa. El blanco es el que refleja todos los colores de los que se compone la luz solar. El negro el que los absorbe en su totalidad. Un faro es un objeto destinado a ser visible, sobre cualquier otra función. En un día gris, con un fondo oscuro, por la noche, o por el día, destacando su silueta sobre un cielo azul intenso, en medio del verde de un prado y con el mar de fondo, el blanco destaca sobre cualquier otro color.

   Existen imágenes icónicas, fuertemente arraigadas en la memoria humana y la de un faro es una de ellas. Así pues, el entorno que los rodea, es propiedad de la memoria colectiva de la sociedad, no de unos pocos solamente, pero sobre todo, su imagen es patrimonio de los que viven en las proximidades de uno de estos emblemáticos edificios.

 

     La Humanidad ha ido transformando el entorno a lo largo del tiempo, unas veces mejorándolo y dignificándolo, e incluso resaltando y potenciando sus valores, otras veces degradándolo, sea consciente o inconscientemente.


     Un faro dota de una imagen muy poderosa y emblemática al entorno en el que se sitúa, y realza su carácter y significado. Su necesidad funcional, le dota de la legitimidad suficiente para ser admitido sin reservas allá donde se ubique.


    No es necesario nada más (y nada menos), que un verde prado al borde de un acantilado , un faro, a veces, un capitán de un barco mirando hacia la costa, tranquilizado al ver su silueta blanca por el día o un haz de luz por la noche; el azul del mar, un par de vacas pastando la hierba impregnada de salitre y las gaviotas volando en su perfecto hábitat, apenas deteriorado por la mano del ser humano.


   De repente, la memoria colectiva se ve asaltada por un elemento extraño, la imagen apacible y tranquila desaparece, el faro se envilece, se vuelve oscuro y confuso, menos visible, pierde su identidad y su luz, las vacas y las gaviotas no comprenden, incluso se asustan un poco y las gentes también. El marinero no encuentra su guía...

 


Después, al cabo de un tiempo, alguien comprenderá y el faro volverá a ser blanco.
En un faro, ni un Velázquez

 


José Luis Miranda Carmena
Arquitecto y Urbanista

 

Curriculum Vitae

León 1949
Arquitecto Superior especialista en Urbanismo por la E.T.S.A Madrid. Estudio particular hasta el día de la fecha


Ha sido Secretario y Tesorero del C.O.A.C.M. Delegación de Guadalajara y miembro de la Comisión de Deontología Profesional del C.O.A.C.M.


Redactor de planeamiento


Ha realizado trabajos de investigación arqueológica en monumentos en el yacimiento romano de Carranque (Toledo) y en el de Cuevas de Soria (Burgos)


Primer premio concurso remodelación de la plaza del Olivar (Guadalajara)

Tercer premio concurso restringido Ciudad Santo Domingo, Algete Madrid


Artículos de opinión en el diario Nueva Alcarria de Guadalajara.


Bisnieto del buzo Esteban Fernández-Villarrenaga fallecido en la segunda explosión del Cabo Machichaco (1894) en Santander

 

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Comentarios(1):

Argón - 24-06-2020

Que yo recuerde el faro de Cabo Mayor estaba pintado de blanco y se picó todo el revoque para que luciera la piedra que tiene colores grises y pardos bastante apagados. No recuerdo protestas por este ataque al blanco del faro, será que el faro de Ajo es mucho mas importante que el de cabo Mayor que si se puede desblanquear,