La Albericia
El desarrollo y estado de bienestar de una sociedad pivota sobre los parámetros de la sanidad, educación y deporte (Raznër Groubert).

Imagínense que titulo esta columna como “Instituto Municipal de Deportes José Antonio Elola”. Muchos santanderinos se preguntarían de qué hablo o qué es eso. Y es que muchas veces los responsables políticos denominan a las plazas, calles y jardines de nuestras ciudades de unas formas tan ininteligibles por coyunturas políticas que, pasado un tiempo, el pueblo dueño y soberano las rebautiza a su antojo.
Lo anterior se produce por el egocentrismo y empecinamiento de algunos iluminados que, sólo por tener un cargo con fecha de caducidad y mientras dura éste, se encuentran o consideran ellos imbuidos de no se sabe qué y, teniendo en cuenta su procedencia y conocimientos, a veces producen las risotadas de los ciudadanos. Ya conocen el clásico de Christian Andersen de “El rey desnudo”, parece que muchos se deberían aplicar el cuento.
La Albericia para muchos es sinónimo de pabellón deportivo y nada más. Confieso que hacía muchos años, demasiados, que no pisaba ese espacio deportivo de convivencia y la verdad es que me ha dejado de piedra. Ahora me convertiré en adicto por culpa de un enano forofo del hockey.
He visto unas magníficas instalaciones, un funcionamiento y un orden que da la apariencia de sincronización como si allí no mandase nadie y todo funcionase solo. Y es que, aunque lo ignoro, el personal que trabaja allí debe ser de toda la vida añadido a un concejal deportista que sin duda pondrá su huella, la justa, sin mover aquello que siempre ha funcionado. Desde la portería, dando entrada a los coches, cumpliendo la obligación de dar acceso a los convenientemente autorizados y no impidiendo, ni poniendo malas caras, ante un conductor despistado que desconoce todavía las formas de funcionamiento de esas instalaciones deportivas hasta la cafetería que sigue cobrando a euro el cortado.
Me lo he recorrido de cabo a rabo y sólo he visto lo que es, un centro de deporte, convivencia y buenas formas. He intentado ser exigente para poder poner muchos peros y no he podido. No cabe duda de que siempre se puede mejorar lo existente, pero sólo el mantenimiento es espléndido y, si además se dispone de fondos para innovar en las pequeñas cosas, pues mejor, que estamos en crisis.
En la Albericia, un gran centro deportivo, se practica deporte, no se va a mirar. Es esa práctica la que se debería seguir apoyando mediante equipamientos y esponsorizaciones a los más jóvenes, que son el futuro y los que tomarán el testigo.
Este Centro de Deporte de la Albericia y el CAR de vela son dos verdaderos baluartes del presente de Cantabria y no me cabe la menor duda de que ambos organismos, afortunadamente, reciben la ayuda de los representantes políticos. Es algo que se está viendo y la gente que lo percibe se congratula. Parece que con el cambio de Alcalde se ha producido una mayor colaboración entre las Consejerías de Cultura y Justicia y Protección Civil, ambas del PRC, que tienen intereses en la capital con el buen hacer de Iñigo de la Serna. Bien.
Ahora sólo falta que otras consejerías que están poniendo “chinas” aprecien que los ciudadanos no queremos guerrillas. No traten de hacer un combate como el del capitán Garfio y Peter Pan, eso dejémoslo para los cuentos que se deben de contar a los hijos y a los nietos. Aunque Gorostiaga ha tocado a suspensión temporal de hostilidades. ¿Nuevo viaje a China con parada en Hong Kong?
Artículo publicado la semana pasada en "El Mundo hoy en Cantabria"
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