La guerra de la Independencia de Camargo
Desde hace ya muchos años, el municipio de Camargo celebra el inicio de la Guerra de la Independencia contra los franceses, pues en ese día del 2 de mayo de 1808, un camargués fue el valiente y leal militar que se enfrentó a las tropas napoleónicas en el parque de Monteleón, hasta perder la vida en la gloriosa acción.

Y por esta acción bélica, incluso cuerpo a cuerpo, Pedro Velarde y Santillán, nacido en Muriedas el año 1779, se convirtió en el símbolo de la defensa frente a los invasores franceses (apoyados por nuestros “afrancesados”), que nos llevaría seis años más tarde a la derrota de las tropas napoleónicas y a la expulsión de España de sus imperiales ejércitos. Y es por ello que Velarde representa el heroísmo, el valor, el patriotismo y el espíritu militar al servicio de España, ideales que a muchos les parece algo del pasado…
Y en Madrid existe, en la Plaza del 2 de Mayo, contigua al Paseo del Prado, el Monumento a los héroes del Dos de Mayo, erigido en 1840 y dónde reposan los restos de los capitanes Daoíz y Velarde, como recuerdo perenne a una gesta que representa entre otras cosas, el valor de todo el pueblo español para defender su independencia, dignidad y futuro. Sería un momento adecuado, recordar que los leones que flanquean la entrada principal del Congreso de los Diputados, reciben los nombres de “Daoíz” y “Velarde” en honor de ambos militares españoles.
Y no he encontrado mejor foto para esta reflexión que el cuadro que representa la escena del 2 de mayo de 1808, con los heroicos capitanes, Daoíz y Velarde, realizado magistralmente por Joaquín Sorolla.
Las naciones se han hecho a base de gestas gloriosas, dónde muchos de sus ciudadanos han batallado y, en muchas ocasiones, perdido la vida; después se les recuerda con monumentos, actos conmemorativos y permanecen en la memoria colectiva. Basta irse a Gran Bretaña, Francia o EE.UU., para comprobar cómo practican los actos de recuerdo a las víctimas de sus hechos gloriosos del pasado, lo que les sirve, también, para crear y acrecentar el patriotismo de sus ciudadanos.
Si esta gesta hubiera sucedido en Gran Bretaña, les aseguro que sería fiesta nacional, se enseñaría en los centros educativos, los ingleses sacarían sus banderas y estandartes a la calle y habría desfiles y fastos de todo tipo para no olvidar el acontecimiento. ¡Aquí, somos diferentes!.,,
¡Aquí, no!. Nos hemos vuelto, de momento, muy pacifistas y queremos actividades que no recuerden el verdadero sentido del hecho (glorioso), y hacemos creer que aquello del 2 de mayo madrileño fue algo parecido a la romería de San Isidro, dónde se repartían flores (y capullos) y se bailaba el chotis. ¡Eso, sí!. Nos vestimos de época, pues para eso nos hemos hecho los trajes en años pasados y asamos una res para repartir entre los asistentes, rememorando aquello de “panem et circenses” de los romanos, belicosos ellos dónde los hubiera.
Esta nueva moda “podemita” ha calado tan hondo y a veces con voto necesario (Como en Camargo), que ha obligado a realizar unas jornadas “Light” para evitar todo trasfondo bélico. Pues, para eso, quizás hubiera sido mejor olvidarse de la festividad y “a otra cosa, mariposa”. Y a mi me sorprende que estos pacifistas de salón, sean después violentos en otras ocasiones o contradictorios, cuando ponen más empeño en la defensa de la vida animal que en la humana (Me estoy refiriendo, por ejemplo, a sus gracietas cuando se patea a un policía, la defensa del toro o al aborto humano).
Pero volviendo al tema que nos ocupa, y a pesar que en la jornada del pasado día 2, hubo un conjunto de actos de homenaje al héroe camargués, puede dar la impresión que “el Ayuntamiento de Camargo reniega de su hijo, Pedro Velarde”, tal como han recogido algunos medios de comunicación nacional y regional, que en nada benefician al municipio en dónde vivo.
En Camargo se han ido organizando, año tras año, diversos actos para recordar la gesta del camargués; cada año, he podido constatar que se van mejorando las actividades y la implicación de miles de camargueses y personas de otros lugares, atraídas por el interés de la programación. Pero este año, ¡No!. Han llegado al gobierno municipal los nuevos gestores, imbuidos probablemente por el “pacifismo podemita” y el olvido y menosprecio de lo realizado por los anteriores gestores, sin entrar a valorar si era bueno, malo o regular, “…sin incluir actividades focalizadas en su carácter bélico como las de la pasada legislatura” (Alcaldesa, Esther Bolado, dixit). ¡Lo dicho!. Como si fuera lo de la “Romería de San Isidro”.
Existe, por otra parte, una especie de tirria a todo lo militar, como bien nos lo ha escenificado la Colau barcelonesa o la diputada podemita de Canarias, Victoria Rosell, que pide desmilitarizar las Islas Canarias. Son estos mismos que tratan de borrar algunos acontecimientos de nuestra Historia, para que nos quede el guión “políticamente correcto” y acorde con su ideología, como aquella “ley de la memoria histórica”, sectaria, sesgada y que destila rencor y resentimiento por doquier.
Pues esta lucha contra la invasión extranjera, puso en pie de guerra al pueblo español, armado de valor y coraje, para defender lo suyo, su tierra, sus gentes, sus valores y ahí estaba nuestro héroe. Y conseguimos la libertad, preciado bien que quienes no saben lo que nos ha costado, lo desprecian; y así podemos ver que en el cuadro de Francisco de Goya, “Los fusilamientos del 3 de mayo”, el personaje central con los brazos en cruz a punto de caer bajo las balas del invasor, parece que era un cántabro asentado en Madrid, que no dudó en levantarse en armas y también pagó con su vida tamaña osadía.
¿Por qué la izquierda más ultramontana se avergüenza de la Historia de España y de los principales acontecimientos de la misma?
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